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El impacto del nuevo arancel de Trump en las empresas madereras chilenas y sus planes para afrontarlos

El pasado 14 de octubre empezaron a regir los aranceles impuestos por Estados Unidos contra los productos de madera, entre ellos los más de U$1.000 millones que exporta Chile. Empresas locales cuentan cómo lo están viviendo, cómo pretenden enfrentarlo y sus temores por lo que viene.

El 14 de octubre pasado comenzaron a regir los aranceles determinados por el presidente estadounidense Donald Trump en contra de las importaciones de madera y muebles de su país.

A la madera blanca y aserrada y sus productos derivados, que alberga el Capítulo 44 del Sistema Armonizado de Aranceles (SAC, por su sigla en inglés), se les comenzó a aplicar un impuesto aduanero del 10%, mientras que a los muebles de madera tapizados, de cocina y armarios (incluidos en el Capítulo 94 del SAC) se les impuso un 25%.

Chile, un histórico exportador forestal, es uno de los países a los que le pega duro esta decisión unilateral de Trump, puesto que buena parte de lo que vende a ese país es madera en bruto y productos con valor agregado como tableros, molduras o puertas.

Chile es el noveno país proveedor de Estados Unidos de estos productos, con un 2,4% del total importado, de acuerdo a la United States International Trade Commission (USITC).

Según el Instituto Forestal (Infor), dependiente del Ministerio de Agricultura, en 2024, las exportaciones totales de productos de madera de Chile a Estados Unidos llegaron a US$1.181 millones.

El 83,1% de ellas correspondió a productos del Capítulo 44 (US$981 millones), mientras que los del Capítulo 94 fueron solo un 0,1% (US$0,8 millones). Los artículos no afectos representaron el 16,9%, casi US$200 millones.

CARLOS QUEZADA

Mientras, en el período enero-agosto de 2025, las exportaciones a Estados Unidos totalizaron US$740 millones. Un 83,9% fueron productos del Capítulo 44 (US$621 millones), 0,1% (US$0,4 millones) del Capítulo 94 y el 16,1% (US$119 millones) no impactados.

Entre los artículos golpeados, se encuentran las molduras y los tableros contrachapados, de los que se exportaron US$159 millones cada uno en los primeros ocho meses del año, es decir, el 25,6% del total. Le siguieron los tableros encolados de canto (US$109,5 millones, 17,6%), las molduras MDF (US$93,8 millones, 15,1%) y la madera Finger Joint en formato Blanks (US$46,8 millones, 7,5%), según Infor.

“El dinamismo exportador está liderado por productos de mayor valor agregado”, dice Infor en su último reporte. “Los tres principales productos del Capítulo 44 (molduras de madera, tableros contrachapados y tableros encolados de canto) afectos a los nuevos aranceles crecieron (en ventas este año a agosto) en promedio un 19%, lo que confirma una mayor demanda desde el mercado estadounidense”, agrega.

El gobierno chileno ha intentado llevar adelante una negociación con su par estadounidense con el objetivo de aminorar al máximo el impacto sobre los envíos nacionales.

Pero existe una amenaza de que este tributo a la importación de maderas y muebles se eleve a partir de enero.

“Las proyecciones de que estas tasas podrían escalar a 30% y 50% en enero de 2026, respectivamente, si no se alcanza un acuerdo, añaden una capa de incertidumbre que el rubro, y especialmente sus actores más pequeños, no pueden permitirse”, advierte Ignacio Vera, gerente general de Forestal Santa Blanca, en una reciente columna.

En la foto: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Y es que un número relevante de exportadores de madera a Estados Unidos son pequeñas y medianas empresas, que dependen de un aserradero o una fábrica, y que venden casi toda su producción a ese país.

De hecho, un total de 36 exportadores enviaron productos afectos a los aranceles hacia Estados Unidos en 2024.

Pero el golpe que cada cual sentirá no es el mismo, según el gremio que los agrupa, la Corporación de la Madera (Corma).

“El verdadero impacto dependerá de varios factores: La resiliencia de cada cliente o distribuidor frente a eventuales variaciones de precio; el grado de sustitución posible hacia otros materiales o proveedores; la posición competitiva de Chile frente a países que exportan productos similares y, por supuesto, la capacidad del mercado para absorber parte de ese sobrecosto sin reducir la demanda”, explica Rodrigo O’Ryan, presidente de Corma.

Y el efecto de esta medida no termina en las exportadoras, sino que existe una cadena de valor detrás que también lo resiente: “desde el vivero y la plantación, pasando por la cosecha, el transporte y la transformación industrial, hasta los puertos, servicios logísticos y proveedores de insumos”, recuerda O’Ryan.

La mirada complicada de las grandes

Ahora, son las tres grandes forestales del país, Arauco (grupo Angelini), CMPC (grupo Matte) y Masisa las que concentran el 78,2% de los productos cubiertos por el arancel, por lo que su impacto, en los números al menos, es mayor.

El impacto del nuevo arancel de Trump en las empresas madereras chilenas y sus planes para afrontarlos. MARCELO HERNANDEZ/ATON CHILE

Las dos primeras, sin embargo, cuentan con operaciones en el mismo Estados Unidos, que permiten amortiguar en parte el golpe.

Arauco, que posee cinco plantas de paneles, exporta US$600 millones desde Chile, especialmente molduras, terciados, MDF y madera aserrada, que representan un 90% de su total. Es la mayor exportadora de madera del país a Estados Unidos, que a su vez, es su principal destino, por lo que observa complicado el panorama, puesto que ve difícil la opción, por ejemplo, de reflejar en precio el alza arancelaria.

“El nivel de incertidumbre ha afectado la toma de decisiones en los agentes de mercado y eso ha tenido impacto en la demanda, por tanto, subir precios no es fácil”, explica Charles Kimber, gerente corporativo de personas y sustentabilidad en Arauco, quien tampoco ve sencillo redirigir sus productos hacia otro mercado.

Por tanto, sus caminos de salida se van cerrando. Y en plazos más largos, no se descarta la opción de reducir producción.

“Nos vamos a concentrar en ser más productivos y bajar costos. Lo que determinará si hay que detener líneas productivas, bajar producción o turnos va a depender de los niveles de demanda. Si no se recupera la demanda en el corto plazo, tenemos un problema”, advierte Kimber.

En el caso de CMPC, sus exportaciones de cartulina, papel kraft y productos de madera deben cargar un arancel del 10%. Su gerente general, Francisco Ruiz-Tagle, dijo a DF que aún falta para saber lo que ocurrirá, pero que no cree que sus volúmenes se vean afectados, pues incluso podrían traspasar a precios las alzas tarifarias y, siendo optimista, podrían incluso ganar mercado a países europeos, que tienen tasas más altas.

Masisa, a su vez, también se ve golpeada duramente, dado que Estados Unidos y Canadá representan un 40% de sus ventas. Su producto más impactado es la moldura de MDF.

“Si bien el arancel será asumido por los importadores en destino, la compañía mantendrá su foco en la reducción de costos y gastos para seguir siendo competitiva frente a la industria local”, dijo Alejandro Carrillo, gerente general de la compañía controlada por Viva Trsut, el fideicomiso del suizo Stephen Schmidheiny.

EEUU afecta a sus propias empresas

De la treintena de empresas que exportan productos de madera a Norteamérica, una decena son unidades en Chile, paradojalmente de compañías estadounidenses, cuyas ventas a sus matrices deberán pagar aranceles.

En la foto: Donald Trump.

Entre ellas, están, por ejemplo, Promasa, la cuarta exportadora del país que produce puertas y molduras, y que está ligada a Woodgrain Millwork; Masonite, del grupo Owen Cornings, también fabricante de puertas; Foraction, de madera blanda aserrada; Tulsa, que produce tableros contrachapados; JCE, que produce molduras y pellets; Davidson, que también fabrica tableros y molduras; y Block & Cutstock, de madera aserrada.

Todas están destinadas a la exportación a Estados Unidos y agrupan ventas por más de US$250 millones.

Y no se salvan de las tarifas aduaneras.

“Los aranceles se aplican de acuerdo al origen de la mercancía, no al país de propiedad de la empresa. Es decir, aunque se trate de filiales de grupos estadounidenses que operan en Chile, las exportaciones se consideran chilenas y, por tanto, están sujetas a las mismas tasas que el resto del sector”, explica O’Ryan de Corma.

Ahora, hay empresas norteamericanas que han reducido sus exportaciones desde Chile incluso antes de la decisión de Trump, lo que despierta aún más preocupaciones en el sector.

“Chile dejó de ser competitivo hace muchos años, Nuestro volumen exportado es muy poco, por lo que el arancel no nos afecta. Sacamos cuatro o cinco contenedores de molduras y marcos de puertas. En Chile, la mano de obra y la materia prima es cara, comparado con el Sudeste Asiático, donde incluso les aplicaron aranceles más altos (entre 19% y 21%). Con esto de los aranceles, en Chile son aún menos competitivos”, puntualiza Mauricio Bravo, gerente general de Weston Chile.

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