Olivier Blanchard: “Es esencial contar con un plan creíble para estabilizar la relación entre la deuda y el PIB”
El académico del MIT, execonomista jefe del FMI que tuvo que hacer frente a la crisis subprime y uno de los expertos más citados del mundo, visitó el país esta semana para la Conferencia Anual del Banco Central. En entrevista con Pulso, el francés analiza la política económica de Donald Trump, la situación de la Fed, los riesgos de una posible burbuja de la IA, y la importancia de la política fiscal como estabilizador de las economías, incluida la de Chile.
Una de las voces más relevantes y seguidas del mundo de la economía estuvo esta semana en Chile, para participar de la Conferencia Anual del Banco Central.
Olivier Blanchard (76), académico del MIT, fue uno de los oradores principales del encuentro del instituto emisor, donde habló de la política fiscal como estabilizador de la economía. El francés tuvo un rol protagónico en hacer frente a la crisis subprime de 2008, cuando era el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), cargo que asumió dos semanas antes de la quiebra de Lehman Brothers, y ocupó hasta 2015.
Blanchard es uno de los economistas más citados del mundo y referente permanente en los estudios en una amplia gama de temas macroeconómicos, como la política monetaria, la fiscal, burbujas especulativas y otros.
En esta entrevista con Pulso, en Santiago, analiza el escenario económico global, los aranceles impuestos por Donald Trump, el comportamiento de la Fed y la probabilidad de una burbuja de la Inteligencia Artificial en los mercados financieros y la importancia de balancear las cuentas fiscales, incluida la de Chile.
¿Se terminó la globalización?
No, pero sin duda se va a ralentizar. Tenemos el fenómeno Trump, que está acaparando las noticias. Pero hay más detrás de eso. Hay muchos países que se lo están replanteando, o al menos mucha gente en esos países que se lo está replanteando, en lo que respecta al comercio y la inmigración. Así que, aunque Trump desaparezca, el problema no va a desaparecer. Creo que probablemente fuimos demasiado lejos en términos de globalización.
¿En qué sentido?
Fue muy buena para los consumidores, que consiguieron precios realmente bajos. Pero no pensamos lo suficiente en algunos de los productores que se vieron afectados. Tenemos que mantener, pero también replantearnos las normas del comercio internacional. Pero creo que, en cualquier caso, nos estamos moviendo hacia una menor globalización, más nacionalismo y más proteccionismo.
¿Y cómo imagina el mundo dentro de 10 años?
Tengo esperanzas y tengo previsiones. Creo que lo que los países han construido desde Bretton Woods ha sido bueno. Cuando no estábamos de acuerdo, nos sentábamos en la OMC y discutíamos. Redactábamos acuerdos comerciales y los respetábamos. Eso tiene mucho valor. Ahora eso está en peligro. Tenemos que pensar por qué hay tanta gente en contra del comercio. Esa rabia está ahí, más o menos en todas partes. Vamos a tener más gobiernos nacionalistas. Vamos a tener gobiernos que impondrán aranceles. Y puede que haya diferentes bloques: los bloques que están del lado de Estados Unidos, los bloques que están del lado de China, los países que intentan navegar entre ambos. Europa tendrá que decidir, Chile tendrá que decidir.
¿La crisis financiera fortaleció el movimiento antiglobalización?
Creo que se remonta más atrás. Creo que la crisis financiera tuvo el efecto de convencer a la gente de que los responsables, los gobiernos, no eran muy buenos gestionando la economía. El movimiento antielites, que en parte está detrás de todo esto, se fortaleció tras la crisis financiera mundial, pero este movimiento anticomercio lleva mucho tiempo ahí.
¿Cómo podemos entender la lógica económica que hay detrás de las decisiones tomadas por el gobierno estadounidense?
Yo cuestionaría la palabra “lógica”. Creo que hay cierta lógica interna, que no tiene ningún sentido desde el punto de vista económico, pero es la forma en que él piensa. En primer lugar, cree que el resto del mundo “se está aprovechando de Estados Unidos”. Piensa que esto se ha traducido en déficits comerciales para Estados Unidos. Cree que cuando un país tiene un superávit comercial con Estados Unidos significa que ese país está explotando a Estados Unidos. Ahora bien, eso no tiene ningún sentido para ningún economista, pero eso es lo que él piensa. En segundo lugar, cree que los aranceles son la forma de reducir los déficits comerciales. En tercer lugar, cree que las normas del comercio internacional van en contra de Estados Unidos. Ahora bien, es irónico porque Estados Unidos estuvo detrás de la elaboración de esas normas. En cambio, él cree en la fuerza, en la ley de la selva. Por lo tanto, se muestra muy duro con los países que no tienen mucha influencia y que no pueden defenderse. Cuando lo intenta con China, se encuentra con problemas. Pero más allá de lo que él piensa, las partes de la coalición que lo apoyan tienen su propia agenda. Por ejemplo, está la gente de las criptomonedas, que están impulsando la agenda hacia la desregulación, hacia hacer las criptomonedas más atractivas, y Trump está sacando provecho de ello, pero básicamente son estos tipos los que están impulsando las cosas tras bastidores. Lo mismo ocurre con Wall Street y la flexibilización de algunas regulaciones financieras.
¿Hubo una reacción exagerada por parte de los expertos cuando se anunciaron los aranceles?
Yo era más pesimista sobre lo que iba a pasar. Las cosas han salido mejor, en parte gracias a la IA, que ha fortalecido la economía estadounidense más de lo que lo habría sido sin ella. La IA está compensando el hecho de que el resto de la economía va bien, pero no genial. Sigue siendo justo decir que los aranceles no han sido tan perjudiciales para Estados Unidos como cabría esperar. Pero centrarse en Estados Unidos no ofrece una visión completa. Si nos fijamos en países como Vietnam o Camboya, vemos que la inversión extranjera directa (IED) ha descendido mucho. Vemos países que no saben cómo van a crecer. Por lo tanto, ha habido graves daños colaterales.
¿Cree que podría haber un efecto a largo plazo de los aranceles?
Tendremos que ver dónde se estabilizan. Pero sí, va a provocar una reasignación ineficiente de actividades en todo el mundo.
Si el Partido Demócrata llegara al gobierno dentro de tres años, ¿cree que esta política podría desaparecer?
No, la administración Biden ya era proteccionista, al menos contra China. Una vez más, eso nos lleva a lo que dije al principio: hay una reacción más general contra la globalización, que va más allá de Trump y no va a desaparecer. Vamos a tener un mundo en el que habrá menos comercio internacional, guerras comerciales, independientemente de quién esté en el poder.
¿Qué cree que debería hacer el resto del mundo, especialmente las grandes potencias como China y Europa, en esta situación?
Es diferente para China y Europa, y para los demás países. Las tensiones entre China y Estados Unidos no van a desaparecer. El resto de los países del mundo se verán empujados a tomar partido por uno u otro bando, y Europa se encuentra está conflictuada. Creo que América Latina, en cierta medida, también se encuentra conflictuada. Europa es la única otra potencia que tiene el tamaño económico de Estados Unidos o China. Yo espero que siga comprometida con las normas del comercio internacional. Por ejemplo, si Estados Unidos no quiere luchar contra el calentamiento global, Europa puede desempeñar un papel importante para garantizar que quienes quieran permanecer en el acuerdo, sigan comprometidos.
¿Y qué deberían hacer los países emergentes, como Chile, en esta situación?
Es evidente que Estados Unidos les presionará para que sean duros con China. Y sospecho que China también lo hará. Ustedes son como Europa, salvo que son más pequeños. Espero que también sigan comprometidos con las normas del libre comercio en la medida de lo posible. Sin embargo, va a ser un entorno difícil.
Política monetaria
¿Cómo valora la gestión de la Reserva Federal ante la presión de Trump este año?
Creo que tenemos suerte de que en muchos países la independencia de los bancos centrales esté bien establecida. Y hemos visto lo importante que es. En Estados Unidos, en particular, hay presión sobre la Fed, pero creo que la Fed se mantendrá fiel a su mandato y no obedecerá las órdenes de la administración Trump. La estructura de la Fed es tal que no es su presidente quien decide, sino la mayoría del FOMC (del consejo). Así que, aunque Trump nombre a un presidente que a él le guste, si este no puede convencer a la junta y al FOMC para que sigan su línea, no lo conseguirá. Conozco a la mayoría de los miembros de la junta y creo que, en general, son buenos economistas. Con una excepción, no son políticos. Uno o dos quieren el puesto de presidente, por lo que dirán cosas que complacerán a Trump. Creo que, una vez que se conviertan en presidentes, es posible que se comporten como es debido.
En la conferencia del BC habló de la política fiscal y de cómo podría funcionar como estabilizador de la economía. ¿Cómo podríamos hacerlo en un entorno político como el actual?
Hay varias dimensiones de la política fiscal, y algunas de ellas son más difíciles de aplicar correctamente en un entorno muy polarizado. Pero sigue habiendo un consenso general en que el gasto deficitario probablemente no sea una buena idea. En la conferencia argumenté que se ha trabajado mucho en la política monetaria, pero mucho menos en la política fiscal o la estabilización fiscal. Mi respuesta a esto, para simplificar, es que tenemos que explorar lo que yo llamo estabilizadores cuasi automáticos. Creo que todo el mundo está de acuerdo en que si hay una recesión debido a la debilidad de la demanda, es bueno aumentar el gasto o reducir los impuestos durante un tiempo. Pero a la gente le preocupa que si el gobierno hace esto, aumentará el déficit y dejará que la deuda se dispare. Sin embargo, si se dispone de estabilizadores automáticos, no hay que preocuparse tanto, porque cuando el problema desaparece, el estabilizador también desaparece.
¿Y cree que eso podría funcionar?
Esto es lo que he estudiado. Pero, en general, siempre existe esta tensión cuando se habla de estabilización fiscal. La gente dice que podría ser bueno, pero teme que los gobiernos lo utilizarían para hacer tonterías y dejar que la deuda aumentara sin cesar. Por lo tanto, se busca una solución en la que se haga lo correcto, pero que no conduzca a una acumulación de deuda. Y ahí es donde entran en juego los estabilizadores. Ahora bien, algunos ya están en marcha. Cuando la economía se ralentiza, hay menos ingresos fiscales, por lo que el déficit es mayor. Cuando la economía se sobrecalienta, hay más ingresos y un superávit mayor.
El déficit fiscal es un problema en muchos países, incluso aquí en Chile...
Es esencial contar con un plan creíble para estabilizar la relación entre la deuda y el PIB. Y en este momento aún no lo han terminado de hacer. Por lo tanto, deben hacerlo. La pregunta es a qué velocidad. Demasiado rápido puede ser perjudicial. Demasiado lento puede no ser creíble.
En cuanto al sector de la IA, ya ha hablado del impacto en el crecimiento de Estados Unidos. Además, el mercado financiero está muy satisfecho este último año con sus previsiones para las empresas. ¿Qué opina al respecto? ¿Podría haber riesgo de burbuja?
Hay una enorme incertidumbre. No hay que fiarse de nadie que diga que lo sabe. Está claro que la IA tiene el potencial de aumentar mucho la productividad. No sabemos exactamente en qué medida, pero la idea de que podría aumentar la tasa de crecimiento de EE. UU. en un 1% no es descabellada. Se trata, por tanto, de algo muy importante. Pero podría ser menos, podría ser más. No lo sabemos. Solo tenemos que intentarlo y averiguarlo. La segunda cuestión es que, incluso si se produce este aumento del crecimiento de la productividad, hay que plantearse si conducirá a una mayor producción o a una menor ocupación y un mayor desempleo. En el pasado, los grandes inventos acabaron funcionando y no se produjo un aumento del desempleo, al menos no durante mucho tiempo. Pero este caso es más preocupante porque las personas que van a perder sus puestos de trabajo están muy cualificadas en alguna cosa en particular. Por lo tanto, tenemos que preocuparnos.
Esperamos que la IA cree puestos de trabajo y que no haya un alto nivel de desempleo, pero no estamos seguros. En tercer lugar, está claro que la IA tardará algún tiempo en aumentar la productividad de forma duradera, pero tenemos que invertir mucho ahora, ¿no? Se trata de una tecnología que tiene rendimientos crecientes. Por lo tanto, hay que ser el primero, lo que significa que hay una serie de grandes empresas que han decidido lanzarse y construir centros de datos por todas partes. Así que tenemos un auge de la inversión, lo que puede ser poco saludable.
¿Y los riesgos?
Por el momento, el efecto se nota más en la demanda, que es la demanda de inversión, que en una oferta mayor y más productiva. Probablemente se producirá este aumento de la productividad, pero solo con el tiempo. Y no todo el mundo va a salir ganando. Básicamente, uno o dos ganarán la carrera. Lo que me preocupa es que Wall Street parece considerar que cada una de estas grandes empresas tiene un precio como si fuera a ganar la guerra. No pueden ganar todas, ¿verdad?
Por supuesto que no...
Algunas lo harán y otras no. Un buen paralelismo son los vehículos eléctricos en China. China decidió que los vehículos eléctricos iban a ser importantes y concedió importantes subvenciones. Así que hay docenas de empresas que producen demasiados autos. El resultado de la carrera ha sido un aumento de la productividad y un progreso tecnológico a un ritmo asombroso. Los chinos están más avanzados tecnológicamente que los estadounidenses en lo que respecta a los autos eléctricos. Pero ahora hay demasiadas empresas y muchas de ellas van a quebrar. Esto puede producir un ciclo de auge y caída. En lo que respecta a la IA, puede ocurrir lo mismo, y la IA es lo suficientemente grande como para tener importantes implicaciones macroeconómicas.
¿Se equivoca Wall Street?
Wall Street puede estar sobrevalorada porque, de nuevo, parece que todas estas empresas están valoradas como si fueran a ganar. No todas lo harán.
El problema es que cualquiera de esas apuestas es realmente grande...
Si su apuesta no sale como esperan, o si algunas grandes empresas, que están asumiendo una gran deuda, se meten en problemas, esto podría suponer un problema para toda la economía estadounidense.
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