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Parque Aiken: escondida reserva de la región de Aysén

Atan sólo 15 minutos del centro de Puerto Chacabuco, por un camino rural que bordea la rivera del Lago Riesco, está el parque Aiken. Una reserva ecoturística privada con más de 300 hectáreas que albergan la biodiversidad inconfundible y abismal de la Patagonia chilena.

El parque está equipado con cuatro senderos de distintas dificultades para que quienes lo visiten puedan escoger, de acuerdo a sus capacidades físicas, el trekking que más acomode. Pulso viajó a la región de Aysén invitado por la Asociación de empresas de turismo de Chile (Achet) que realizó su XXXV congreso anual en Coyhaique.

En el recorrido por los rincones de la reserva es posible escuchar pasa a paso, el sonido del Chucao, ave que forma parte de la fauna local y que se refugia entre los árboles para evitar las fuertes lluvias que caracterizan la zona y que pueden sorprender en cualquier momento.

Gracias al entorno salvaje de los bosques nativos, que por lo demás están bien protegidos, se da la posibilidad de ver un sin número de distintos tipos de árboles y arbustos. Todos de distintas formas, color y tamaño. Vegetación patagónica con un fuerte verde que cautiva las miradas de quienes caminan por los senderos.

Sin duda una de las paradas que no se puede evitar es la cascada con más de 20 metros de altura. Vale totalmente la pena quedar un poco mojados con tal de acercarse al mirador y ver la fuerza con que el agua cae al río que acompaña el tramo de los turistas.

El trekking que dura cerca de 1 hora y media, finaliza al borde el Lago Riesco. Ahí hay   habilitado un quincho donde se recibe a los viajeros con espectáculos folklóricos y asados de cordero al estilo patagónico.

LAGUNA SAN RAFAEL
Es uno de los atractivos del sur más reconocidos a nivel mundial. El viaje a la Laguna San Rafael se realiza la mayoría de las veces en un catamarán que recorre unas 125 millas por los canales de la Patagonia chilena, bordeada por bosques, verdes islas y fiordos de naturaleza exorbitante, durante 5 horas para llegar finalmente a los pies del glaciar San Valentín.

Según los cálculos de quienes conocen la zona y llevan diariamente turistas al lugar, la pared retrocede más de 3 metros por año. Al bajar en zodiac y atravesar por desprendimientos de los témpanos, se puede ver el registro que cada cierto tiempo se ha hecho con marcas en un costado de la pared de los años 1989 y de 2000, con el objeto de demostrar el retroceso de los hielos.

Para sellar esta travesía por la laguna existe un must que es imposible de olvidar: Un brindis de whisky con hielos milenarios.

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