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Reforma al Sence: El despilfarro que el gobierno pretende evitar

"En el Sence se están gastando US$300 millones al año que tienen cero impacto, tanto en las remuneraciones, como en la empleabilidad de los trabajadores más pobres". La frase de 2011 de la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, fue el puntapié inicial para que el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence) esté en la mira del gobierno y a punto de una cirugía mayor, según lo anunciado por el presidente Sebastián Piñera en la última Cuenta Pública ante el Congreso Pleno.

Concebido como un organismo técnico destinado a aumentar la competitividad de las empresas y la empleabilidad de las personas, a través capacitaciones subsidiadas por el Estado, se han detectado una serie de irregularidades en el uso de la franquicia tributaria.

Entre las principales falencias advertidas por la Comisión de Reforma al Sistema de Capacitación liderada por Osvaldo Larrañaga (2011) -y que fue convocada precisamente para ese fin- figuraban el mal funcionamiento de los Organismos Técnicos de Capacitación (OTEC) , autorizados para impartir cursos,  y  de los Organismos Técnicos Intermedios para Capacitación (OTIC), que organizaban y supervisaban el desarrollo de los mismos.

Respecto de los vicios detectados, se menciona la proliferación de cursos de corta duración y que no tienen efectos sobre la productividad de los trabajadores; heterogeneidad en la calidad de los oferentes de capacitación OTEC, con déficits manifiestos en muchos de ellos; inoperancia de las instituciones OITC e insuficiencias manifiestas en la capacidad del Sence para supervisar y fiscalizar el sistema. Esto, además de no existir evidencia de que realmente fuesen útiles para mejorar el capital humano.

En ese entonces, los dichos de la secretaria de Estado también tuvieron otro efecto, ya que un día después el entonces director del Sence, José Miguel Berguño, presentó su renuncia argumentando "razones privadas".

DIRECTRICES
El 21 de mayo, Piñera aseguró que la reforma que se presentará permitirá aumentar la empleabilidad, productividad y salarios de los trabajadores, "especialmente de los más vulnerables".

En esa línea, adelantó que se formará un consejo de competencias institucionalizado, con el objetivo de que señale qué cursos son oportunos a los requerimientos del mercado laboral.

En concreto, el ministerio del Trabajo estaría trabajando en tres ejes, los cuales buscan dar más herramientas laborales y ajustes en la entrega de recursos. 

Según fuentes de esa secretaría de Estado, los lineamientos irían por la creación de consejos de competencias laborales por sector económico; la formación de un comité o consejo permanente que evalúe y dé seguimiento a los programas de formación, y que represente a todas las tendencias; y la focalización de la franquicia tributaria en tramos de menores remuneraciones.

También se buscaría imitar o tomar como ejemplo el modelo australiano de capacitación, el cual cuenta con un consejo de competencias que permite detectar cuáles son las necesidades de las empresas y qué aspectos de los colaboradores se debe capacitar.

Este definiría las áreas ocupacionales y los perfiles a entrenar, permitiendo que el sistema de capacitación sea más flexible, dependiendo de cada sector productivo. Todo, por cierto, traería un resultado más efectivo para los trabajadores.

CONSENSO POLÍTICO
 Al respecto, el presidente de la comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado, Pedro Muñoz (PS) señaló que el Sence estaba colapsado, y "se perdían muchos recursos en cursos y talleres porque lo que los trabajadores aprendían no se traducía en mejoras en la productividad ni les permitía insertarse de mejor manera en el mercado laboral".

Muñoz recordó que hace unos seis meses atrás, Matthei los invitó para entregarles un diagnóstico del Sence y en esa instancia enfatizó "que se perdía mucha plata en programas de capacitación que no se hacían y que no llegaban a los trabajadores que realmente lo necesitaban. No había un control eficaz de los cursos de capacitación".

Sin embargo, junto con destacar que se esté abordando el punto, señaló que el diseño de lo que se proponga debe tener un enfoque nacional y enfocado a los trabajadores que ganen el salario mínimo.

"En las diversas regiones del país falta mucha mano calificada y eso lo señalan los empleadores, trabajadores y el gobierno. Ahí debe llegar efectivamente una capacitación que le sirva al desarrollo de la persona y también del país", aseguró.

Debe saber

¿Qué ha pasado?
El presidente Piñera anunció una reforma al Sistema de Capacitación (Sence) en el discurso del 21 de mayo pasado.

¿Por qué ha pasado?
En marzo de 2011, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, convocó a un panel de expertos para que analizara el funcionamiento del Sence. El diagnóstico fue desalentador: cursos de corta duración y sin efectos en productividad o insuficiencias manifiestas en la capacidad del Sence para supervisar y fiscalizar el sistema.

¿Qué consecuencias tiene?
Como resultado de ese informe, comenzó a trabajarse en una serie de medidas para mejorar el funcionamiento del Sence, enfocadas en las OTEC y las OTIC. Y recientemente, el anuncio de una reforma legal que será enviada al Congreso.

Las propuestas hechas por la Comisión Larrañaga

En marzo de 2011, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, convocó a un panel de expertos  con el objetivo de identificar qué políticas públicas estaban teniendo el efecto deseado en materia de capacitación.

Los expertos fueron críticos con el actual diseño que permite que las empresas contribuyentes de primera categoría deduzcan de sus impuestos los gastos que efectúan por concepto de capacitación de sus trabajadores(as), debido a una serie de vicios detectados en el funcionamiento de las entidades encargadas de gestionar los cursos (OTEC y OTIC).

En esa línea, la comisión, liderada por el economista del PNUD, Osvaldo Larrañaga, propuso descontinuar gradualmente esta franquicia y reasignar esos recursos a otro instrumento, ya que no habría evidencia de que conlleve aumentos salariales o de productividad a los trabajadores que se capacitan.

También propuso un rediseño institucional del Sence y señaló la falta de evidencia sobre los beneficios de programas de capacitación como los programas Nacional de Becas y Mujeres Jefas de Hogar, y del subsidio al empleo joven y la bonificación a la contratación de la mano de obra, entre otros.

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