Columna de Mauricio Palma Jara: Educación entre mitos y evidencia

Estudiante universitaria. Foto: Shutterstock.

En reiteradas ocasiones e inclusos en marchas se ha sostenido que debe mejorar la “calidad en la educación” en Chile. Sin embargo, nadie ha podido definir ¿qué es la calidad en la educación? Algunos dirigen su respuesta al currículo y las competencias que debe adquirir un estudiante por medio de saberes conceptuales, procedimentales y actitudinales, pero otros dirigen su respuesta a las técnicas y herramientas para lograr una autonomía en sus procesos metacognitivos.

Sin ir más lejos, nuestros jóvenes chilenos al egresar de cuarto año medio y después de 12 años de escolaridad ¿Qué competencias adquirieron para aportar a la sociedad, mejorar su desarrollo personal, económico y contribuir al desarrollo del país? Más aún, ¿por qué con doce años de experiencia rindiendo exámenes, al enfrentarse a la educación superior, mucho de los estudiantes desertan porque no logran los resultados esperados en las evaluaciones?

La intromisión de la “Evidencia” en el proceso de aprendizaje y que nace de las Neurociencias, promueve el cuestionamiento de las creencias y mitos que viene arrastrando la educación por siglos, poniendo a prueba las conclusiones basadas sólo en la observación y por medio del método científico desmentir estas falsas creencias y neuromitos.

Algunos de los neuromitos se mantienen incluso hasta la actualidad como, por ejemplo, la evidencia científica ha demostrado y a catalogado como neuromito la teoría de las inteligencias múltiples, el uso del 10% del cerebro, el efecto Mozart, como también los estilos de aprendizaje, este último Incluso se encuentra presente en decretos del Ministerio de Educación (83/2015).

En el 2002, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) definió “neuromito” como un error de interpretación que encuentra su origen en malas citas o un mal entendimiento de hallazgos científicos y que la evidencia científica los ha desmontado por medio de las neurociencias.

Un claro ejemplo es el cambio climático, la evidencia es contundente, cuantificable y comparable con los datos del pasado, pero hay quienes lo niegan en todo el mundo. Las vacunas para evitar la propagación del Covid-19 y que la ciencia ha demostrado por medio de ensayos clínicos, seguimiento y análisis de los datos por parte de organismos independientes alrededor del mundo utilizando el método científico, han demostrado que las vacunas son seguras y eficaces, sin embargo hay quienes lo niegan y no se vacunan.

Esto está demostrando que para un cierto porcentaje de la población las evidencias son necesarias, pero no suficientes a la hora de tomar decisiones. Lo que responde al resultado de los mecanismos neurofisiológico que componen el aprendizaje, de manera muy simple podemos decir que la información que recibimos del medio exterior en un primer momento se procesa en el sistema límbico y la amígdala, es ahí donde se le entrega un alto significado emocional, posteriormente esta información llegará a la corteza prefrontal y a otras áreas cerebrales, para que comencemos a razonar sobre esta información.

Por esta razón el neurocientífico especialista en neuroeducación Francisco Mora, afirma que somos seres 95% emocionales y 5% racionales, porque nuestro razonamiento “consciente” ya se encuentra emulsionado con diversas emociones previamente antes de llegar a las áreas de razonamiento de manera “inconsciente” y que nos hará tener ciertas conductas conscientes.

Es así como las neurociencias por medio de la evidencia científica viene a poner a prueba las prácticas educativas que se vienen ejecutando desde hace siglos, este método científico comienza por medio de la “observación”, se identifica un determinado “problema”, posterior a ello y con la información disponible se elabora una “hipótesis”, todo esto se pone a prueba (la hipótesis) por medio de una “experimentación” y si los resultados evidencian que la hipótesis es correcta el resultado es positivo y debe ser considerado como la solución adecuada al contexto, pero si el resultado es negativo, la hipótesis debe ser desechada. No importa que tan atractiva pueda ser la “hipótesis” o que tan “noble pueda ser su autor”, es por esto que bajo esta nueva corriente científica, todas las personas merecen respeto, pero las ideas no, estas últimas se las tienen que ganar por medio de las evidencias.

El proceso educativo actual busca introducir contenidos en la memoria de los estudiantes para que posteriormente el estudiante las pueda replicar textualmente en un examen. Esta estrategia no impacta en el aprendizaje y la información es olvidada rápidamente, la neurociencia no avala la memorización a corto plazo como sinónimo de aprendizaje, por lo tanto, no se debe aprender solo por memorización sino que se debe aprender por contextualización.

Un claro ejemplo de ello son las diferentes estrategias de metodologías activas que involucran activamente al estudiantes en el proceso de aprendizaje y el docente debe adquirir un rol de moderador o facilitador. Sin embargo, estas características “activas” en los estudiantes no están desarrolladas en el modelo educativo actual y los docentes no han desarrollado las características de un facilitador o moderador, adquiriendo estos últimos, un rol protagónico y trayendo consigo que sus estudiantes tomen una actitud pasiva y reactiva a las instrucciones del profesor.

Se sugiere promover y robustecer el rol activo del estudiante en su proceso formativo mediante el uso de herramientas digitales (tecnología presente en las generaciones actuales que se encuentran en el mundo productivo y educativo) que permitan la autogestión, la búsqueda y discriminación de información pertinente y actualizada, inspirando el uso productivo de las TICS para el trabajo colaborativo, favoreciendo la asignación de roles en el propio grupo, dominando las herramienta tecnológicas que permitan evaluar su progreso para su propia gestión oportuna y teniendo como meta lograr las competencias declaradas en los programas de estudio.

En un estudio realizado en la Universidad de Harvard, se demostró que los estudiantes “aprenden más” cuando adquieren un rol protagónico en su proceso de aprendizaje, pero sienten que “aprenden menos”, la percepción de que aprenden más “viendo a un conferencista experto” es solo una sensación que no se sostiene con la evidencia. A pesar de que el aprendizaje activo es reconocido como un método superior de instrucción en el aula, una importante encuesta reciente encontró que la mayoría de los docentes universitarios todavía eligen métodos de enseñanza tradicionales (el docente habla y explica mientras los estudiantes miran y escuchan pasivamente).

Cabe destacar que estudiante no solo se dedica a estudiar, tiene familia y una vida privada que puede impactar en el proceso formativo. Tanto el estrés, como estrés crónico provoca un cerebro inestable con dificultad para gestionar las emociones, menos capaz de gestionar la memoria y la toma de decisiones, más las repercusiones en la salud que provoca el aumento de cortisol por el estrés crónico. El estrés es un enemigo para el aprendizaje, si nuestro cerebro se enfoca en los problemas personales, de pareja, económicos, ansiedad, entre otras, la mayoría de los recursos de nuestra mente se centrarán en el problema impactando negativamente en los procesos de aprendizaje.

Afortunadamente la evidencia científica sostiene que existen estrategias que mejoran el aprendizaje como:

a) Efecto prueba posee es poderosa técnica basada en realizar test o cuestionarios

b) El recuerdo activo (intentar recordar la información) fortalece las huellas de memorias (conexiones neuronales) que facilitan y agilizan recuperar la información

c) La expansión de los intervalos (tiempo) de repetición, de acuerdo a la evidencia mejoran profundamente hacia una retención óptima a largo plazo del conocimiento

d) El sueño tiene un papel importante en la consolidación de la memoria y el aprendizaje, es por tanto que se debe dar mayor importancia a su rol y el descanso para el aprendizaje

e) El cerebro aprende por contextualización, el estudiante debe cumplir un rol activo en su proceso de aprendizaje y es de vital importancia el uso de las metodologías activas que fomenten el trabajo colaborativo para estimular a las neuronas espejo, robusteciendo el proceso de consolidación en las nuevas conexiones neuronales que se traduce en la llamada plasticidad neuronal

f) La meditación es una herramienta poderosa, evidenciada científicamente para estimular zonas específicas del encéfalo que tienen relación con el aprendizaje como por ejemplo el mindfulness

g) Estudios han evidenciado que el ejercicio físico cotidiano hace que el músculo libere una sustancia (mioquina) llamada irisina, esta sustancia promueve en el cerebro la neurogénesis y potencia procesos cognitivos.

Debe enfatizarse que, a pesar de los obvios efectos positivos de estas estrategias de aprendizaje en el desempeño de los estudiantes con el respaldo de la evidencia científica, para “aprender a aprender” y lamentablemente no son parte del plan de estudios en la educación básica, media y superior en nuestro país, esta falta es muy cuestionable. Se debería integrar estas estrategias al currículum formal al comienzo de la educación y durante el proceso formativo en la educación superior para entregar herramientas a los estudiantes basadas en la evidencia científica.

*Magister en educación superior y neurocientífico.

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