“El Día Después de Mañana”: Cómo la película de Hollywood se vuelve más real después del informe del cambio climático de la ONU

Aunque el guión del filme pronostica una fulminante Era del Hielo, científicos advierten que este destino podría no ser tan lejano. Según el documento del IPCC, la corriente oceánica que tempera Europa, efectivamente se está deteniendo, tal como la película.


La llamada Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC por sus siglas en inglés) es una corriente que mueve agua cálida desde los trópicos ecuatoriales hasta Europa y el Atlántico norte. Este verdadero río marítimo más cálido que la temperatura media del Atlántico hace que el clima de Europa occidental sea suave y templado.

Según el guión de la película de 2004 El Día Después de Mañana, un climatólogo interpretado por Dennis Quaid advierte a los líderes mundiales sobre la intempestiva detención de esta corriente, la que provocará un rápido y devastador cambio climático, desatando una fulminante Era del Hielo.

En el filme, el AMOC se detiene por completo, provocando que una edad de hielo comience intempestivamente. Si bien la velocidad y la intensidad de esa ola de frío están exageradas en la película, el último informe de Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, su sigla en inglés), publicado este lunes, advierte que según varios estudios, el AMOC está ralentizando su circulación como una de las más probables consecuencias del cambio climático.

La ilustración muestra el vuelco de la circulación del océano global. A lo largo del Océano Atlántico, la circulación lleva aguas cálidas (flechas rojas) hacia el norte cerca de la superficie y aguas profundas frías (flechas azules) hacia el sur. Crédito: Nasa / JPL

Ya en 2017, científicos de la Universidad Yale (EE.UU.) habían sugerido que uno de los sistemas de circulación oceánica más grandes del planeta no es tan estable como indican los actuales modelos.

Según esta investigación, el cambio climático está generando alzas dramáticas en los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, por lo que el AMOC podría incluso colapsar por completo, lo que generaría un hemisferio norte mucho más frío y una región atlántica tropical más húmeda.

Y en otro artículo publicado la semana pasada, el científico climático Niklas Boers concluyó que el AMOC se está acercando a un punto de inflexión. Si suficiente agua dulce proveniente del derretimiento del hielo polar ingresa al océano, el sistema actual experimentará un “debilitamiento abrupto” y se desestabilizará, dijo el científico al sitio Insider.

La AMOC es una gigantesca correa transportadora de agua de mar, explica Juan González, oceanógrafo de Cigiden y académico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Añade que esta “correa” redistribuye el agua de mar y el calor alrededor del hemisferio norte a medida que las variables de temperatura y salinidad y la densidad relativa del agua ayumentan y disminuyen. “Y esa es la razón de por qué los inviernos en Europa son más suaves de lo que deberían ser por su latitud”, dice.

Agrega, tal como lo han demostrado los últimos estudios, esta corriente está desacelerando su velocidad debido al cambio climático. “Los científicos coinciden en que la llegada de agua dulce por los deshielos en Groenlandia evita que esta agua más caliente que viene desde el Ecuador se extienda hacia el norte”.

AMOC funciona como una gigantesca cinta transportadora climática. En las profundidades del Océano Atlántico, las aguas frías y densas se dirigen hacia el sur, hacia el ecuador. Al mismo tiempo, más cerca de la superficie, la corriente transporta calor (en forma de agua cálida y menos densa) desde los trópicos hacia el norte, donde se transfiere a la atmósfera y calienta el aire. Este intercambio de calor es lo que impulsa y mantiene los patrones climáticos globales, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Noaa, su sigla en inglés).

Según Boers, investigador del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania, este debilitamiento haría que las temperaturas en Europa se desplomen y “el efecto de enfriamiento sería más fuerte cuanto más al norte se vaya”.

En la costa este de Estados Unidos, en cambio, el nivel del mar aumentaría y en algunas zonas de África central y occidental se darían condiciones persistentes de sequía , ya que esas áreas también se benefician de la circulación del AMOC.

Para Chile, sin embargo aclara González, no tiene mayor afectación directa, pero aún así, es una correa tan grande que finalmente afecta a todo el globo. “Podría haber una influencia desconocida, pero aún se requieren más estudios para saberlo con precisión”, señala el oceanógrafo.

La velocidad del AMOC está determinada por un delicado equilibrio de agua salada y dulce. El agua salada es densa, por lo que se hunde fácilmente. Pero a medida que la capa de hielo y los glaciares de Groenlandia continúan derritiéndose, más agua dulce se une al agua superficial salada del AMOC, lo que la hace más liviana y menos propensa a hundirse. Eso obstruye el flujo de la circulación.

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