“Es triste. No me siento en cuarto medio”: El dramático relato de los más de 250 mil alumnos en el último año de colegio

Es un escenario nunca antes experimentado en la historia reciente. Gran parte de la población ha visto cómo sus expectativas del 2020 se esfumaron. El mundo está de cabeza por el virus. Y para los jóvenes que saldrán este año del colegio nada se vislumbra como era usual.


Este año 268.220 personas conforman la matrícula total de 4° medio en Chile, según las últimas cifras del Ministerio de Educación (Mineduc). De ellos, 209.694 son alumnos y alumnas jóvenes que egresarían de cuarto medio (58.526 son adultos). El fin de 12 años que tiene como ceremonia cúlmine la licenciatura. Reciben el certificado de que aprobaron la educación media. Los acompañan sus amigos y amigas de colegio. También su familia y las acostumbradas fotografías para el recuerdo.

Un hito biográfico sin duda. Es la despedida del colegio. De los recreos, las pruebas, los profesores y el uniforme. Un paso relevante en la transición y definición de estudios superiores o trabajo.

Todo aquello es esperable. Lo que miles de estudiantes han hecho por décadas. ¿Pero qué ocurre en pandemia de Covid-19?

Es un escenario nunca antes experimentado en la historia reciente. Gran parte de la población ha visto cómo sus expectativas del 2020 se esfumaron. El mundo está de cabeza por el virus. Y para los jóvenes que saldrán este año del colegio nada se vislumbra como era usual.

En octubre del año pasado estaba todo listo para que Constanza Castro (17 años), alumna de cuarto medio de un colegio particular de la comuna de Peñalolén, recibiera junto a su curso su polerón de recuerdo. Pero ocurrió el estallido social. Lo postergaron para abril. Planes que cambiaron por una crisis global: la pandemia por coronavirus.

Se suspendieron las clases. Luego se retomaron on line. ¿Cuándo terminan las clases? ¿Cuándo será la ceremonia de licenciatura? ¿Tendrán fiesta de graduación? Constanza, dice que no sabe. En su colegio no les han dicho nada concreto. No hay respuestas. “Si nos dicen una fecha la van a aplazar. Parece que vamos a terminar el año en diciembre, antes se suponía era octubre, porque ahora la nueva PSU se supone será en enero, pero no sé”, comenta.

Tampoco tiene certezas Felipe Tabilo (18 años). No solo planeaba terminar cuarto medio. Su objetivo también era el año siguiente estudiar fuera de Chile. Debía aprender el idioma. Proyecto que suspendió en marzo. Sería por algunas semanas. Pasó el tiempo y todavía espera. “Estamos viendo qué hacer porque no sabemos qué pasará en ese país”. Ya en la mitad del año, admite, la situación le preocupa: “Me ha afectado bastante emocionalmente, en especial la incertidumbre y la duda, no sabes para qué prepararte”.

Miles de estudiantes de cuarto medio vivieron el cambio de las clases habituales a la modalidad on line. FOTO: PATRICIO FUENTES

Para Loreto Ortiz (17), alumna de un colegio particular subvencionado de Puente Alto, cuando todo partió su reacción fue enojo. Pero ahora ella y sus compañeras, dice, están resignadas. “Es un poco frustrante, no tenemos que limitar en no más de una semana en los planes”, admite. El cierre que representa cuarto medio siente que ahora no se realizará. “Como colegio hacemos paseo de curso, pero además nosotras queríamos proponer otras actividades. En tercero medio la preocupación era el polerón y en cuarto medio era pasarlo bien. Pero no creo que volvamos a clases este año”, reconoce.

Las expectativas eran inevitables, admite Gabriela López (17). Nada fuera de lo normal. Solo vivir y disfrutar cuarto medio, “pero ahora hay mucha incertidumbre no sabemos lo que va a pasar, se va a cerrar muy mal un periodo de 12 años”, dice.

“Toda esta experiencia ha sido agobiante”, reconoce Javiera Irarrázabal (17). No tiene claro qué estudiar. Para resolver esa elección, este año quería visitar universidades conocer personas que le contaran sobre sus carreras, ir a charlas o tomar cursos. Nada de eso pudo hacer.

Valentina Lobos (17) también tenía ideas de cómo que sería su año, en especial en el ámbito académico. Pero en la modalidad on line, admite, poco se aprende. “Uno tiene frustraciones. Estudiar en la casa no es lo mismo que en el colegio. Por ese lado es difícil, y lo es para mí para el resto de las personas. Las conexiones no siempre resultan, pero eso no pasa en el colegio, no siempre es posible estudiar”.

Cámaras apagadas

La experiencia de clases a través de una pantalla no ha resultado gratificante. No reemplazan el estar en la sala de clases. Así lo comenta Javiera, que asegura no se siente satisfecha: “Antes de entrar estaba entusiasmada. Tener clases presenciales es lo mejor. A las clases on line siento que no se les saca provecho. Todos están con las cámaras apagadas y es incómodo. Hay silencio y no se sabe cómo actuar”.

Constanza admite que no tenía en mente que las clases fueran así justo el último año de colegio. “Mis expectativas eran clases presenciales y sobre todo ir al preu. Ahora todas las clases son como generales. Son fomes. A todos les da vergüenza hablar. Tienen la pantalla cerrada, nadie contesta. Me da pena los profes porque nadie les responden”.

Felipe comenta que es una experiencia compartida entre sus amigos y amigas. “Me aburren las clases on line, soy más de aprender dinámicamente y el hecho de estar sin los compañeros desmotiva. Siempre tenemos las cámaras apagadas, solo en una clase las prendemos, pero el hecho de poder comentar muchas cosas es fome, muy aburrido”.

Una experiencia compartida entre los adolescentes es que consideran aburrido el formato de clases on line y que eso los desmotiva. Foto: REUTERS

Una molestia recurrente es la poca interacción. Javiera coincide en que muchos compañeros y compañeras no se quieren conectar y menos activar las cámaras. Pero no es falta de disposición, dice, se estresan, como no pueden hacer preguntas directas a los profesores, no pueden hablar. “Además tenemos menos horas de clases a la semana. La verdad yo siento que he retenido muy poco”.

Fiesta y licenciatura

En muchos colegios es tradición una fiesta de cuarto medio. Constanza reconoce que no era su prioridad, pero sí la entusiasmaba. “Siempre pensé en octubre empezar a buscar el vestido para la fiesta, no estaba focalizada en la ceremonia sino en el tema PSU. Pero ya se me olvido todo eso, porque sé que no va a pasar”, señala. Este año tenían la última alianza, las últimas olimpiadas, entre otros eventos. “Eso encontraba que era lo más bacán, el terminar todas las cosas que hiciste estos cuatro años. Pero no va a ocurrir. Tampoco la última foto de curso. Es triste. No me siento en cuarto medio”, admite.

Felipe cree que su licenciatura será como ha sido casi toda la vida por estos días, por videollamada. Pero no pierde la fe. “No sé la verdad. Yo igual tengo una pequeña esperanza que sea presencial y a fin de año la fiesta de graduación”.

Es difícil pensar en cómo será la licenciatura en las actuales circunstancias. Javiera cree que no habrá ceremonia y que la fiesta de graduación no deberían hacerla: “Tenía expectativas por el traje y la fiesta para despedir el cuarto medio, pero que ocurriera esto era lo que menos uno se esperaba”.

“Quería aprovechar el último año con los amigos”, agrega Valentina. Sin embargo, hasta ahora ni eso ha podido hacer. La graduación también se ve complicado. “Hasta ahora no han dicho nada, pero si seguimos el colegio así se va a practicar distanciamiento social”.

Montaña rusa de emociones

Aceptar que cuarto medio no fue cómo esperaban no es fácil. Tampoco mantener un buen ánimo, admiten. “Me ha afectado el ánimo, es horrible estar en la casa encerrada”, señala al respecto Constanza.

Emocionalmente Gabriela dice que estos meses han sido una montaña rusa de emociones. Después de tanto tiempo encerrada, comenta, hasta se siente distinta. “Hay periodos de estudios, otros en que no quiero hacer nada. Todo lo que implica esto se ve muy difícil. No sé si de aquí a septiembre haya un cambio, no me imagino como vaya a ser. Todo es muy complicado”.

Sus padres, agrega Gabriela, son su espacio de contención. Tiene la suerte de que ellos la apoyan, dice, “yo sé que muchas compañeras que no tiene apoyo”. Ellos le dicen que esté tranquila. por su parte prefiere no tener expectativas. “Más allá de las clases, yo espero que no hayan muertos ni tantos contagiados, no podemos desconectarnos de la realidad, tampoco es llegar y volver a clases, quizás un año más se pueda volver a la normalidad de antes”, dice.

Ir al colegio no es solo asistir a clases. Javiera comenta que extraña todo lo que hacía después de terminar la jornada. Estaba acostumbrada después del colegio a salir con amigos y amigas. Ahora no puede. “Extraño mucho salir, aunque sea un ratito. Tengo contacto con mis amigas en trabajos nos juntamos para videollamadas, pero no es lo mismo. Y a mi alrededor no están todos igual no quieren más de esto”.

Loreto reconoce que por momentos es muy angustiante la conciencia de no poder hacer lo que tenía planeado, “porque además no sabemos si como país vamos a poder salir de esto, pero tengo una rutina y veo películas con mi hermana para distraerme”. Ella además es parte del centro de alumnas de su colegio, y en la actual situación dice que muchas recurren a ella. “Hay que ayudar a que las demás se sientan más tranquilas, es muy complejo ser una autoridad en estos tiempos, pero igual recurren a mí”.

El encierro obliga a permanecer mucho más tiempo en casa. Lo que no siempre es cómodo para una adolescente. “Me siento ansiosa la verdad, estoy tomando remedios para la ansiedad, pero me aumentaron las dosis, y estar encerrada es peor. La convivencia no es fácil. Antes veía a mis papas tres horas al día y ahora es todo el día, eso lo hace difícil, se necesita espacio”, comenta Valentina

¿Y el amor? Felipe cuenta que antes de la pandemia estaba saliendo con alguien, “pero es complicado en estas circunstancias”. Terminaron.

Frustración y apoyo

Desde Mineduc señalan a Qué Pasa que de acuerdo al desarrollo mismo de la pandemia “darán orientaciones claras sobre los procesos y plazos para la licenciatura de los 4tos medios, el cierre de año escolar y las fechas y modalidad de la prueba de transición universitaria”.

Reconocen desde Mineduc que ha significado un desafío para todos los niveles. Por las diferencias en el proceso de educación a distancia que puede ocasionar la falta de conectividad en un grupo importante de estudiantes y el hecho de que el aprendizaje remoto no puede reemplazar el presencial.

“En el caso específico de los estudiantes de cuarto medio, señalar que el sistema educativo en su conjunto está trabajando para entregar recursos y dar flexibilidad y tranquilidad a estudiantes y familias, de manera que esta crisis no afecte sus planes futuros. Toda decisión respecto del egreso de los IVs medios se comunicará oportunamente”, subrayan desde Mineduc.

La incertidumbre y ansiedad que viven las y los alumnos de cuarto medio es evidente también para los profesores. Rebeca, es profesora en un colegio de mujeres, y comenta que desde principio de año llegaron muy dispuestas a que las clases fueran normales, “sobre todo después del 18 de octubre, fue como que no querían perder tiempo”.

En cambio, el 2020 trajo imprevistos. “Me da lata por ellas, porque antes que yo ya estaban resignadas a que este año no volveríamos a clases presenciales. Era como que tenían super asumido el con ‘todo o si no pa qué’. Eso mismo ha hecho que a pesar de su decepción por vivir su último año escolar en pandemia, también se hayan puesto desde un principio las pilas para las clases por zoom, muchas están haciendo preuniversitarios y se sienten agobiadas por el trabajo”.

Sentir decepción porque los planes no salieran como esperaban, es normal, explica Mónica Peña académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales. Cuarto medio es un momento de cierre de la experiencia escolar y de reflexión acerca del futuro. “Se juegan cosas muy relevantes a nivel personal y también a nivel social, con los pares”.

Los efectos emocionales de esta vivencia no se verán inmediatamente. Probablemente aparecerán, dice Peña, en la medida que se acerque la PSU, y la tensión que implicará dar un examen de tanta importancia en las condiciones actuales. “Eso generará un estrés extra en estudiantes y familiares”.

Puede que la incertidumbre no termine. Es posible que la educación universitaria el próximo año no sea igual a como era antes de la pandemia. También que el tipo de actividades públicas cambie, y las relaciones sociales de los jóvenes se vean afectadas.

“Tenemos que estar preparados y preparadas para lidiar con esas frustraciones, y tomar decisiones con eso en mente. Tomar decisiones pensando que el mundo va a volver a una total y completa normalidad me parece que puede ser muy contraproducente en la práctica. También creo que al mundo adulto nos toca dar espacios para los encuentros de los jóvenes con sus pares, que son muy relevantes y necesarios, dar una salida al mundo familiar que puede ser muy asfixiante”, sostiene la psicóloga.

La escuela tenía esa labor antes. Era un espacio donde ejercer la autonomía de manera protegida. “Hoy que no está, son las familias las que deben generar esas oportunidades”, asegura Peña.

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