Los rectores que apuran la descentralización y modernización de la ciencia para 2030

Los líderes de cuatro casas de estudio dieron inicio a este ambicioso proyecto, que pretende renovar completamente la forma en que se enseña y desarrolla la investigación científica en Chile.


Son veinte las universidades chilenas que participan de los programas Ciencia 2030, financiados por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), pero solo cuatro de ellas han involucrado directamente a sus rectores en su implementación.

Se trata del consorcio Ciencia e Innovación para el Futuro, compuesto por las universidades Mayor, de Atacama, Tarapacá y Autónoma, cuyas máximas autoridades se reunieron por primera vez el pasado jueves 7 de septiembre, dando inicio a este ambicioso proyecto que busca renovar completamente la forma en que se enseña y desarrolla la investigación científica en Chile.

El rector de la U. Autónoma, Teodoro Ribera; Carolina García, de minera BHP; el rector de la U. Mayor, Patricio Manque; y el rector de la U. de Atacama, Forlín Aguilera.

“Este proyecto es muy estratégico, no solo para las universidades sino que también para el país”, dijo Patricio Manque, rector de la U. Mayor. “Recoge la diversidad público-privada, la de los territorios y además busca repensar cómo las universidades se relacionan con la industria para cooperar, fortalecer e impactar en el desarrollo social y económico”.

Los cuatro rectores de estos establecimientos —que son tanto de regiones como de Santiago; dos públicas y dos privadas— conforman el Comité Superior de este consorcio, en el que además participan dos mujeres que representan a la industria y las empresas: Rosario Navarro, presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), y Carolina García, líder de diversidad e inclusión en la minera BHP y fundadora de Comunidad Inclusiva.

Patricio Manque, rector de la Universidad Mayor.

“De todos los proyectos y consorcios Ciencia 2030, este es el primero en el cual los rectores están profundamente involucrados”, agregó Manque. “Es una señal de que queremos transformar de verdad la manera en cómo nos vinculamos con la industria y la sociedad”.

En qué consiste Ciencia 2030

La ANID, con recursos de Corfo, abrió en 2020 un programa para apoyar y modernizar el desarrollo científico de las universidades chilenas. Desde entonces, veinte casas de estudio —por separado o unidas en consorcios—, han obtenido financiamiento para concretar estos ambiciosos proyectos. El objetivo principal y transversal es transformar las facultades de ciencias en todo el país para que sus egresados, investigadores y académicos orienten sus esfuerzos en vincularse más estrechamente con el entorno de sus universidades.

Carolina García, líder de diversidad e integración en la minera BHP.

Esto no solo significa abrirse a la comunidad, divulgando mejor sus hallazgos y ofreciendo soluciones a los problemas del entorno, sino también conectarse con las necesidades de industrias y empresas, intercambiando innovación y conocimientos con capacidad de emprendimiento y desarrollo.

Juntos y descentralizados

“La única forma de que el desarrollo de un país sea sustentable en el tiempo es mediante la generación de conocimiento”, señaló Forlín Aguilera, rector de la U. de Atacama. “Este proyecto consorciado aporta a este objetivo”.

Para conseguir eso, según Nicole Trefault —vicerrectora de Investigación de la U. Mayor y directora de este proyecto—, hace falta actualizar la manera en que las universidades chilenas hacen ciencia, que sigue siendo “anticuada y obsoleta”. De ahí que los objetivos de este programa estén puestos en una actualización curricular, enfocada en la investigación, el desarrollo, la innovación y el emprendimiento; en una mayor vinculación con el entorno, especialmente con las industrias; y en promover la participación y el liderazgo femenino.

Gonzalo Valdés, vicerrector de Desarrollo Estratégico de la Universidad de Tarapacá.

“La colaboración interuniversitaria, a nivel nacional, no se manifiesta muy reiteradamente”, analizó Teodoro Ribera, rector de la U. Autónoma. “Los académicos tienen fuertes tendencias al trabajo individual, hay mucha competitividad entre universidades y grupos de investigadores, pero a pesar de eso nos unimos para ponernos a la altura de los desafíos de este incierto futuro”.

Gonzalo Valdés, vicerrector de Desarrollo Estratégico de la U. de Tarapacá, finalizó diciendo que “esta estrategia de transformación educativa, con vinculación desde los territorios y las regiones, tiene una mirada público-privada que ayudará a instalar en el país una economía del conocimiento”.

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