Ocho razones que explican por qué hoy el coronavirus es menos mortal

En todas partes del mundo, los casos están aumentando, no así las muertes. Existen varias razones que explican este fenómeno.


La más grande pandemia de los últimos cien años ha dejado más de 32 millones de contagiados y cerca de 984 mil personas fallecidas en todo el mundo desde que surgieron los primeros casos en China, a fines de diciembre del año pasado.

La evolución del coronavirus Sars-CoV-2 en estos nueve meses se puede resumir como una curva ascendente de casos y muertes, un peak y un descenso que van casi de la mano. Ahora, en una segunda etapa de la pandemia, con mucho mayor conocimiento adquirido, las curvas comienzan lentamente a despegarse, y aunque los casos están aumentando nuevamente, los fallecidos no lo hacen en la misma proporción.

En las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) británicas, por ejemplo, en los meses de marzo y abril las camas con ventiladores mecánicos estaban ocupadas en un 90% por los pacientes afectados con Covid-19, mientras que en junio la ocupación era del orden del 30%. Con la mortalidad, sucedió algo similar: en marzo fallecía el 60% de los pacientes que estaban en UCI y a comienzos de junio ya iban en el 42%.

En Chile, el momento más duro de la pandemia lo vivimos en el mes de junio, cuando registrábamos sobre los 6 mil casos de contagio al día, los pacientes hospitalizados críticos superaban los 400 y al día fallecían alrededor de 190 personas.

Hoy día que nuevamente superamos los 2.200 casos diagnosticados, los pacientes críticos llegan a 137 y a 54 los fallecidos, lejos de algunos días de julio y agosto cuando los casos nuevos también rondaban los 2.200 pero los críticos se empinaban por sobre los 200 y las muertes eran entre 70 y 90 diarias.

¿Qué ocurrió? Para los especialistas hay varias razones que explican esta situación y la mayoría de ellas se basa en las investigaciones realizadas a la fecha y la mejor comprensión del virus y de la enfermedad que produce.

20 DE AGOSTO DE 2020/SANTIAGO Aumento de personas en Santiago Centro tras salir de cuarentena y pasar a Fase 2 de transición al desconfinamiento, durante la pandemia por Coronavirus, Santiago. FOTO: AILEN DÍAZ/AGENCIAUNO

Más conocimiento y experiencia

Javier Tinoco, infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes, señala que cuando se conoce mejor el cuadro clínico y los tratamiento que son más efectivos, la evolución natural de la enfermedad es a la baja. “Hoy vemos una diferencia respecto de lo que ocurría en mayo o junio, el manejo de la enfermedad ha permitido iniciar tratamientos de manera más precoz. También ayuda que las personas conozcan más y consulten antes. Eso ayuda al diagnóstico más oportuno y también a iniciar el tratamiento antes”.

Este medicamento sí, este no

La hidroxicloroquina no funciona, tampoco la azitromicina. Medicamentos que al inicio de la pandemia se probaron creyendo que podrían mejorar a los pacientes más complicados, hoy se sabe que no sirven.

María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica de la Clínica Universidad de Los Andes, señala que a comienzos de la pandemia la propia OMS decía que no recomendaba el uso de corticoides porque la enfermedad podría empeorar, pero ahora ya se está utilizando alrededor de los 7 días de evolución y no a los 15 cómo antes.

Leonardo Siri, infectólogo de Clínica Vespucio dice que los corticoides hoy se están utilizando de manera precoz. “Aunque el manejo actual está mucho más pulido y con más evidencia que al inicio, aún no hay un tratamiento específico que cambie drásticamente el curso de la enfermedad”, señala.

Protocolos en cada clínica, según evidencia

Como se trata de una enfermedad nueva, lo que existen son recomendaciones para su tratamiento. En Chile, no está protocolizado a nivel nacional y cada institución de salud, tiene protocolos individuales para reaccionar y atender a un caso grave de Covid-19.

Pilar Gambra, infectóloga de Clínica Santa María y magíster en Epidemiología, reconoce que en la base de los tratamientos los médicos están de acuerdo, pero en otros aspectos se difiere, como en el uso de plasma, por ejemplo.

Luis Herrada, urgenciólogo de Clínica Las Condes, dice que los equipos de salud también están más entrenados en la atención de coronavirus y se gestiona mejor.

Posta Central. FOTO: Mario Tellez/La Tercera

Ventilación preinvasiva

Oxigenoterapia con posición prono vigíl (paciente boca abajo)y cánulas nasales está evitando progresión de la enfermedad.

“Nos adelantamos a la evolución de la enfermedad y al deterioro clínico del paciente”, dice el Jorge Jorquera, broncopulmonar de Clínica Las Condes. “El uso de ventilación no invasiva, las cánulas nasales y el paciente en prono ayuda que no evolucione grave, para que la enfermedad no progrese. Se están usando terapias de ventilación protectiva como una alternativa”, dice.

Roberto Olivares, jefe de Infectología de Clínica Dávila, señala que “para los pacientes más graves, la ventilación mecánica en prono también ha sido una herramienta de manejo importante”.

Anticoagulantes para la protección

“Hemos aprendido que esta enfermedad afecta no sólo al pulmón como una neumonía, sino que afecta al corazón con episodios de arritmia, infarto al miocardio, compromiso neurológico y renal e inflamación de los vasos pequeños, los que hemos llamado endotelitis. Como es un factor pro coagulante, hemos visto aumento de los eventos de enfermedad trombótica como tromboembolismo pulmonar, trombosis venosa profunda o accidentes vasculares cerebrales isquémicos”, explica Francisco Arancibia, jefe del Servicio Medicina Respiratoria y UCI2 del Instituto Nacional del Tórax.

Para este estado protrombótico, uno de los pilares del manejo es utilizar fármacos profilácticos que previenen la formación de estos coágulos, señala Olivares.

Jorquera agrega que a evidencia ha mostrado que esta medida de protección es efectiva y optimiza el tratamiento de los pacientes.

FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Mascarillas disminuyen carga viral

El infectólogo de Clínica Dávila, menciona que al parecer y de acuerdo a lo que se ha planteado en los últimos estudios, el uso de mascarilla por un lado protege de la infección, “pero si llegas a contagiarte, la carga viral o la exposición al virus probablemente sea menor (una especie de segundo efecto protector asociado a la mascarilla) y, por lo tanto, al contagiarse con una carga viral menor el cuadro clínico va a ser o asintomático o más leve”.

Cambio estadístico: más diagnósticos

Otra razón que explica la baja en el número de fallecidos a causa de Covid-19 es un cambio estadístico. El broncopulmonar de Clínica Las Condes indica que hoy se están haciendo más pruebas diagnósticas, por lo tanto se están detectando más casos, muchos de ellos asintomáticos. “Hay un cambio en el denominador, por lo tanto con más casos positivos, la proporción de fallecidos será menor que cuando se detectaba menos”.

Endeiza, agrega que el “salir a buscar los casos” ayuda también a disminuir la letalidad porque las personas contagiadas sin síntomas hoy saben que están enfermas y se confinan sin posibilidad de contagiar a los que tengan más riesgo de sufrir complicaciones y de fallecer.

Diagnóstico y hospitalización precoz

El jefe del Servicio Medicina Respiratoria y UCI2 del Instituto Nacional del Tórax, explica que la posibilidad de detectar el virus con otras herramientas diagnósticas es de gran utilidad. “La radiológica, en particular el TAC de tórax, tiene mayor sensibilidad que la PCR para el diagnóstico de Covid-19”, dice el especialista.

También señala que la hospitalización precoz es fundamental. “Hemos aprendido que estos pacientes pueden empeorar en cuestión de horas y por ello la hospitalización precoz en pacientes con factor de riesgo que tengan neumonía o con morbilidades descompensadas es clave”.

“Sabemos que las personas empiezan a empeorar a los siete días, entonces ahora hay un diagnóstico más precoz y mayor cuidado. No es como en otra patologías en que te vas sintiendo mal de manera progresiva, entonces ahora estamos observando la saturación desde el principio, porque la caída es muy brusca”, sentencia la infectóloga de Clínica U. Andes

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