Súper contagiadores: Por qué aún son un misterio, y cómo evitar encontrarse con ellos

Apenas presentan síntomas y se han dado casos en que una sola persona ha contagiado a más de mil, sin saberlo. Un especialista afirma que es muy probable que también estén presentes en Chile.


Los “súper contagiadores” (“super spreaders” en inglés), son una pesadilla para los científicos. Son quienes se contagiaron con alguna enfermedad y por distintas razones se transformaron -sin saberlo o sin querer-, en un foco de infección para un gran número de personas, superior a la tasa de contagio habitual.

En estos meses que llevamos de pandemia, se han reportado casos notables de estas personas. El caso más emblemático es el de la llamada “paciente 31”, una mujer de Corea del Sur que en apenas unos días infectó a más de mil personas sin haber viajado al extranjero ni tener contacto conocido con casos confirmados, y que estuvo en almuerzos, iglesias y sitios concurridos en el país ante de ser diagnosticada.

Lo que sabemos, es que usualmente una persona promedio con coronavirus puede infectar a dos personas, aunque se estima que un “súper contagiador” puede llegar a muchos más.

Por ello, debido a lo incierto en la naturaleza de este fenómeno, las autoridades sanitarias hacen hincapié en el distanciamiento entre personas, y en lo posible evitar reuniones que ayuden a propagar el virus. Un “súper contagiador” puede estar ahí.

Los tres casos

Existen varias hipótesis para intentar explicar por qué ocurren estos eventos de super transmisión, donde algunas personas parecen deshacerse activamente de volúmenes muy altos de partículas virales sin apenas presentar síntomas. Aunque se desconoce su origen, existen casos reportados en Estados Unidos por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que dan cuenta de ciertas situaciones donde han ocurrido eventos que pueden ser atribuidos a un “súper contagiador”.

La iglesia

Ocurrió entre el 6 y el 8 de marzo, cuando una iglesia en la zona rural de Arkansas organizó un evento para niños con la presencia de adultos y un buffet a libre disposición. Tres días después, tanto el pastor como su esposa comenzaron a desarrollar una tos leve y fiebre, cerrando la iglesia por el peligro de estar contagiado. Finalmente se contaron 35 casos directamente relacionados a la actividad infantil y una clase de estudio bíblico en el lugar.

De los 92 asistentes vinculados a diversos eventos de la iglesia durante esos cinco días, el 38% se contagió con coronavirus, y tres personas murieron. De acuerdo al CDC, es posible que se sumen 26 casos más a esta cadena, todos derivados de dos personas sintomáticas que asistieron a la iglesia.

“Los pacientes primarios no tenían exposiciones conocidas a COVID-19 en los 14 días anteriores a las fechas de inicio de los síntomas, lo que sugiere que se estaba produciendo una transmisión local antes de la detección del caso”, indica el informe.

Reunión familiar

Otro caso es el de fines de febrero, cuando un hombre de Chicago con síntomas respiratorios leves asistió a un funeral, compartiendo una noche antes una comida con dos familiares del difunto por unas tres horas. Ya en el servicio fúnebre, el hombre volvió a compartir una comida, dándole el pésame a varias personas. Posteriormente, esta misma persona asistió a un cumpleaños con 10 personas, también por unas tres horas.

Una semana después, siete de los asistentes a la fiesta habían desarrollado COVID-19. En total, se relacionó con 16 casos confirmados de coronavirus, dando un resultado de tres fallecidos.

“Dentro de las tres semanas posteriores a la aparición de síntomas respiratorios leves en el paciente índice, otras 15 personas probablemente estaban infectadas con el SARS-CoV-2, incluidas tres que murieron”, puntualiza el CDC. “El paciente índice aparentemente pudo transmitir la infección a otras 10 personas, a pesar de no tener contactos en el hogar y experimentar solo síntomas leves para los que no se buscó atención médica”.

La práctica de coro

El caso más masivo ocurrió el martes 10 de marzo en Washington, cuando un coro se reunió para su ensayo semanal. Aunque ya se conocía la situación relacionada con el virus, se decidió que el ensayo continuaría según lo programado, aunque con algunas protecciones menores.

A eso de las 18 horas los coristas comenzaron a arribar al lugar, donde se les ofreció desinfectante de manos y de acuerdo a la investigación, hubo contacto físico muy limitado, sin apretones de manos ni abrazos. En dos horas y media, participaron en el ensayo 61 cantantes.

En el lugar se dispusieron más de 120 sillas, por lo que había muchos espacios vacíos. Entre dos ensayos grupales de 40 minutos, los cantantes se dividieron en dos grupos más pequeños para una práctica de 50 minutos. Un descanso de 15 minutos tuvo lugar antes de la sesión final.

“La mayoría de los asistentes abandonaron la práctica inmediatamente después del final. Nadie informó contacto físico entre los asistentes", asegura el informe del CDC.

En dos semanas, se confirmó que el 87% de los asistentes al ensayo se contagió de coronavirus. Un número menor de personas comenzó a mostrar los síntomas dentro de los dos días posteriores a la práctica, lo que sugiere, según el CDC, que pueden haber sido infectados con anterioridad.

Además de aquello, el informe indica que un individuo asistió al ensayo con síntomas activos similares al resfriado. Llevaban tres días exhibiendo síntomas y las pruebas posteriores confirmaron un contagio. Dos de los 53 sujetos infectados murieron.

Incógnita

Estos tres estudios ofrecen pistas sobre qué tipos de interacciones sociales pueden necesitar la mayor vigilancia para avanzar en la lucha contra la pandemia. En el caso del ensayo del coro, el CDC afirma que aún se desconoce exactamente cómo cada individuo contrajo el virus, ya que si bien se cree que el virus se transmite principalmente por contacto directo, no todos los casos en este evento en particular se pueden explicar de esa manera.

El informe admite que el apilar sillas pudo explicar algunas de las infecciones, pero el gran misterio en este caso se relaciona al acto de cantar, y cómo la transmisión pudo ser potenciada por esta razón.

“El acto de cantar podría haber contribuido a la transmisión a través de la emisión de aerosoles, que se ve afectada por el volumen de la vocalización”, afirma el CDC. “Ciertas personas, conocidas como súper contagiadores, liberan más partículas de aerosol durante el habla que sus pares, y podrían haber contribuido”.

Para los casos de la iglesia y la reunión, el CDC apunta que las personas pueden infectarse y luego propagar el virus a sus comunidades más grandes, y con una infección como el SARS-CoV-2, ya contagiosa de por sí, realmente podría generar una ola de infecciones secundarias o terciarias.

El organismo sanitario enfatiza en la importancia del distanciamiento social. Aunque las reuniones familiares prolongadas pueden parecer algo más seguras que los encuentros no familiares más amplios en espacios públicos, el informe ilustra la rapidez con que el virus puede propagarse.

El Dr. Rodrigo Cruz Choappa, Médico infectólogo y académico de la facultad de medicina de la Universidad de Valparaíso, es enfático: “Lamentablemente no existe un perfil clínico de estas personas. No podemos saber de condiciones clínicas o exámenes de laboratorios para reconocerlos, lo que complica todo”, señala. “No tenemos cómo saber si una persona es súper transmisora y si está en un grupo numeroso de gente, puede ser peor”.

“Lo complicado de esta pandemia, es que existan portadores asintomáticos y además súper contagiadores. Es por ello lo importante de insistir en no volver a clases, hacer una vida normal o instaurar las cuarentenas respectivas. Podríamos tener un rebrote y estas personas podrían estar involucradas”, agrega.

El especialista dice que “no está claro por qué ciertas personas pueden transmitir mayormente una determinada infección, ni qué hay detrás de eso. Pero sí, puede ocurrir con virus o bacterias, y probablemente una persona sea súper contagiadora por toda su vida”.

“Su rol es ser amplificador de la pandemia, no dudo que haya súper transmisores en Chile”, sostiene.

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