Urge implementar una economía circular para prevenir los efectos de la industria electrónica en la salud humana, el medioambiente y la biodiversidad

Los aparatos eléctricos y electrónicos han transformado nuestra forma de vivir y de trabajar; hoy es imposible imaginarse una vida sin celular, computador, televisión, lavadora o refrigerador.
El mercado mundial de productos electrónicos de consumo actual tiene un valor estimado de 1 billón de dólares estadounidenses y se prevé que continúe creciendo producto del vertiginoso y permanente recambio tecnológico de este tipo de productos.
Pero la producción y eliminación de aparatos eléctricos y electrónicos no solo está asociada con un enorme consumo de recursos naturales, sino que también conduce a una considerable contaminación ambiental; siendo los residuos electrónicos (53,6 millones de toneladas en 2019, lo que equivale a casi 5.400 torres Eifel) de más rápido crecimiento en el mundo (tres veces más rápido que el resto de residuos sólidos urbanos), con productos que a menudo se desechan prematuramente y menos del 20% se recolecta y recicla.
En Chile abundan los aparatos eléctricos y electrónicos, ya instalados en nuestro diario vivir. Un hogar promedio tiene alrededor de 40 aparatos eléctricos y/o electrónicos. Los estudios señalan que, en el año 2017, se generaba en el país un total de 159 kilotoneladas por año de residuos de tales aparatos, equivalentes a 8,7 kilos per cápita, lo que nos posiciona en el primer lugar en Latinoamérica en la generación de de este tipo de residuos, y con una tasa de reciclaje muy por debajo de la media global, con menos del 3,4 %.
Estas alarmantes cifras demandan la urgente implementación de una economía circular para prevenir los efectos de la industria electrónica en la salud humana, el medio ambiente y la biodiversidad. Existe una amplia gama de soluciones que nos pueden ayudar a transitar en esta dirección, entre las cuales destacan aquellas orientadas a ampliar la vida útil de los equipos, poniendo por ejemplo fin a su obsolescencia programada, asegurando el derecho y la oportunidad a la reparación y promoviendo el mercado de segunda mano.
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Y, por el otro lado promoviendo la mejora en el diseño de los productos para minimizar la cantidad de elementos peligrosos y facilitar el proceso de reciclaje y finalmente asegurar la gestión ambientalmente racional de los residuos al final de la vida útil de los productos.
En Chile la Ley 20.920, conocida como ley REP incluye a los Aparatos Eléctricos y Electrónicos como producto prioritario. Fundación Chile junto al Ministerio del Medio Ambiente, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y diversos actores estamos avanzando en la iniciativa E-Waste para orientar las futuras acciones a nivel empresarial y ciudadano.
Se requiere implementar normas, infraestructura, sistemas de recolección, tratamiento, etc. Al mismo tiempo, para que estos sistemas funcionen se deben acompañar de la adecuada capacitación y sensibilización no solo de quienes los administran y operan, sino también de los consumidores y población en general. El éxito dependerá de todos nosotros y de nuestra capacidad de cambiar nuestros hábitos y nuestro valor por implementar nuevas medidas y soluciones.
* Gerente de Sustentabilidad Fundación Chile.
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