Virus y su más peligrosa amenaza: mutar

Solo son visibles bajo el microscopio electrónico y pueden pasar entre distintas especies. A continuación, la composición y el comportamiento de los virus. Una aproximación a entender de qué se trata el coronavirus.


Viene del latín y significa “líquido viscoso, veneno”. Si bien, el concepto “virus” comenzó a usarse hace poco más de un siglo, la evidencia dice que están presentes a lo largo de toda la historia de la humanidad. Durante la pandemia que afecta al mundo por el brote de coronavirus se vuelve necesario entender qué es un virus, de qué se compone y cómo actúa en el ecosistema. ¿Pueden mutar?

El faraón del antiguo Egipto, Ramsés V, murió por complicaciones de la viruela. Esto se pudo concluir luego del hallazgo de su cuerpo momificado. En su cara es posible ver las marcas que la enfermedad que provoca este virus.

El rostro de Ramses V, donde se pueden apreciar las marcas que dejó la viruela.

Hacia fines del siglo XIX el concepto de “virus” todavía era muy confuso. Pero en 1898 los alemanes Friedrich Loeffler y Paul Frosch, concluyeron que el virus de la fiebre aftosa del ganado era una pequeña partícula que pasaba a través de un filtro que hasta ese entonces retenía las bacterias.

“Entonces, podríamos definir un virus como una organización macromolecular constituida por ácidos nucleicos y proteínas. Algunos tienen una envoltura hecha por lípidos e hidratos de carbono”, explica el doctor Aldo Gaggero, director del programa de virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile. La particularidad que tienen los virus, en comparación a las bacterias, es que se sirven de células de organismos vivos para poder replicarse. Requieren infectar una célula animal o vegetal para multiplicarse. Incluso, hay virus que pueden introducirse dentro de una bacteria, y se conocen como “bacteriófagos”.

“A pesar de que no se manejaba el concepto, un siglo antes ya se había diseñado la primera vacuna. Edward Jenner la desarrolló contra la viruela sin conocer la naturaleza del virus”, explica a Qué Pasa el profesor emérito de la Universidad de Texas, y autor del libro Fundaciones de la Virología, Frederick A. Murphy.

El científico relata que en 1796, Jenner notó que la viruela afectaba tanto a humanos como a vacas, y a estas últimas les dejaba marcas en sus ubres. Sin embargo, las personas que se dedicaban a ordeñar vacas infectadas no les daba viruela. Bajo esta observación, Jenner decidió inyectar a James Phipps, un niño de ocho años, varias veces con material de lesiones de viruela: la enfermedad en el niño se detuvo. La enfermedad se erradicó. El último caso documentado data de 1976, en Somalia.

¿Pero cómo son los virus? Nadie pudo ver uno hasta 1938, después de la invención del microscopio electrónico. En su interior, los virus contienen su respectivo material genético, que puede ser ADN o ARN, y determinan su función y expresión. Los virus más pequeños que se conocen miden alrededor de 10 nanómetros (0,000001 centímetros).

Replicar y mutar

“Las primeras mutaciones en virus fueron descubiertas en bacteriófagos, en la década de 1950”, explica Murphy. El material genético que tienen los virus determina su estabilidad y su tendencia a mutar. “Los virus con ADN son mucho más estables, porque las proteínas que replican sus ácidos nucleicos tienen mayor fidelidad en la replicación”, detalla Gaggero.

Cuando el virus entra a la célula, se sirve del mecanismo de replicación del huésped para realizar copias del material genético del virus (ver infografía). En esa replicación se forman nuevas proteínas que determinarán las características de los virus replicados que salgan como resultado del proceso. Aunque existe una tasa de error en la formación de estos nuevos virus que les puede otorgar características que antes no tenían.

El virus de la inmunodeficiencia humana -o VIH-, por ejemplo, tiene una gran capacidad de mutar y crear nuevas cepas. Ese fenómeno se conoce como “cuasiespecie” y se ve también en los virus de la Hepatitis C, entre otros. Están sometidos a variaciones que se van adaptando a medida que interaccionan con la célula donde ingresan los virus. “Es por eso que la vacuna contra la influenza varía cada temporada. Existen laboratorios que se les envían muestras cada año, y ven que si hay cepas distintas a las que tiene la vacuna, se puede cambiar una de ellas”, agrega Gaggero. La vacuna de la influenza tiene tres cepas, dice el profesor de la Universidad de Chile.

El virólogo norteamericano, argumenta que es casi seguro que el nuevo coronavirus, o SARS-CoV-2, se originó a partir de murciélagos por mutación y selección natural. “El virus evolucionó para infectar animales particulares, como el pangolín, y luego evolucionó aún más para no solo ser capaz de infectar a los humanos, sino también para ser transmisible de humano a humano”, detalla Murphy.

Al fenómeno en que un virus adquiere la posibilidad de pasar de un animal al humano, o viceversa, se conoce como zoonosis. “Hoy en día, uno tiene que mirar esto en una dimensión diferente. La interacción de un virus, su hospedero y el medio ambiente, hay que mirarlo como un todo”, complementa Gaggero.

Hace un tiempo existe la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, llamada “One Health”, la cual recomienda trabajar e invertir en estudios de enfermedades que puedan afectar tanto a humanos, animales y al medio ambiente, y generar desarrollo científico y tecnológico de manera unificada.

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