“Antes debían moderar sus emociones”: 3 formas en que las mujeres redefinieron las reglas del poder
Las mujeres no solo están avanzando en los puestos de poder, sino que están reexaminando las dimensiones del liderazgo.
La Agenda 2030 de la ONU y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propone a los países y sus sociedades una hoja de ruta para lograr un progreso sostenible que no deje a nadie atrás. Entre esos objetivos, lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres forma parte integral.
En 2019, la encuesta latinoamericana de Boards de Tomate Consultores que abarca empresas abiertas y cerradas en bolsa, arrojaba que en el 41% de los directorios de la región no había más que hombres. Hoy, esa situación solo ocurre en el 22% de las firmas de América Latina.
Según la edición 2024 de la Encuesta Latinoamericana de la consultora, la mujer avanza con cada vez más fuerza dentro del gobierno de la empresa: si en 2016 el 49% de las firmas de la región declaraba no tener ni siquiera una mujer en sus boards, en 2019 la cifra cayó al 41% y el 2021 -cuando la incorporación de la mujer se aceleró en todo el mundo- la cifra llegó al 26% de los directorios de la región compuestos únicamente por hombres.
Las 3 formas en que las mujeres cambiaron las reglas del liderazgo
Pero en medio de todos estos avances, según un artículo publicado en Forbes, el liderazgo femenino está mutando. La consultora ChangeFusion tiene un programa que ayuda a las mujeres líderes a alinear el ingenio individual con los resultados colectivos.
Y es que según Jill Hinson, presidenta y directora de innovación de esta consultora, las mujeres están rediseñando las reglas del liderazgo.
Por eso, Hinson y su equipo son expertos en dinámica organizacional, en lugar de promover un enfoque de liderazgo uniforme y anticuado, Hinson ayuda a las ejecutivas a ampliar su impacto de liderazgo mediante su propio enfoque, en lugar de seguir reglas de liderazgo anticuadas.
“Hace diez años, el mensaje era claro: integrarse para ascender”, dijo Hinson en el artículo de Forbes. “El modelo de liderazgo imperante enfatizaba la neutralidad, el control y la moderación emocional, a menudo dejando de lado las habilidades de colaboración y la expresión auténtica. Estas normas obligaron a muchas mujeres a adaptarse a estructuras que percibían como incompatibles, lo que les generó la sensación de que debían dejar atrás aspectos de sí mismas para triunfar”.
Una década después, las cosas están cambiando. Aunque muchas mujeres aún se enfrentan a obstáculos invisibles, programas como el que lidera ChangeFusion están demostrando que pueden liderar eficazmente sin ocultar su verdadera identidad ni buscar seguridad en el conformismo.
Según Hinson, hoy el liderazgo femenino ha cambiado al menos de tres formas:
1. Una nueva forma de hablar
Si quieren redefinir las expectativas, las mujeres en puestos de liderazgo deben ir más allá de la acción. Deben transformar el discurso. Las mujeres se encuentran en una posición privilegiada para desafiar y reescribir esas expectativas debido a la presión histórica de adaptarse a normas de liderazgo obsoletas. El grupo de Hinson empodera a las mujeres líderes para que lo hagan mediante el Índice de Arquetipos de Poder, un marco de diagnóstico que revela patrones inconscientes de liderazgo y proporciona a las mujeres una guía personal de los cuatro factores que sustentan el impacto.
Al usar un lenguaje diferente, las mujeres pueden liderar bajo sus propios términos y aprovechar al máximo sus capacidades como líderes natas. Pueden colocar estos cuatro factores —inteligencia emocional, poder relacional, acción decisiva y comprensión del contexto— en el centro de su liderazgo.
“Al expresar lo que a menudo ha sido inconsciente, se permite a las mujeres asumir el liderazgo con mayor autenticidad y poder”, afirmó Hinson. Estos patrones inconscientes pueden manifestarse de diversas maneras, como la búsqueda incansable del éxito, el ocultamiento de la propia identidad, la excesiva preocupación por los demás o el repliegue en la invisibilidad. Hinson añadió: “El cambio que estamos observando, y lo que ayudamos a las mujeres a lograr, es pasar de la asimilación a la autenticidad”.
Las mujeres que buscan redefinir el liderazgo pueden usar este enfoque, antes considerado demasiado blando, como una forma esencial de ayudarse a sí mismas y a sus equipos a prosperar en el volátil entorno empresarial. Si desea actuar con la confianza propia de una mujer, comience por cambiar su forma de hablar. Use palabras, frases y enfoques que se desvíen del liderazgo tradicional basado en el juego de poder para cultivar un estilo de liderazgo revolucionario e individualista. Por ejemplo, en lugar de recurrir a un lenguaje autoritario como “impulsar el cumplimiento” o “hacer cumplir las políticas”, una mujer líder podría formular el mismo objetivo en términos de “construir alineación” o “crear responsabilidad compartida”, un lenguaje que logra resultados y fortalece la confianza.
2. Un enfoque en la reescritura de las normas
A medida que más mujeres se incorporan al mercado laboral y ascienden en la jerarquía, adquieren una nueva confianza para actualizar y ampliar las normas laborales existentes, centradas en los hombres. En las operaciones diarias, áreas como la inteligencia relacional y el desarrollo de una cultura organizacional están mejorando gracias a culturas lideradas por mujeres, basadas en la adaptabilidad, la innovación y la resiliencia. Hinson señaló que las mujeres están redefiniendo el “poder” no como dominio o control, sino como “la capacidad de generar conocimiento colectivo, crear consenso en las decisiones y generar impulso para el futuro”.
3. Restablecer mentalidades
Además de cambiar la perspectiva sobre el poder, Hinson enfatizó la importancia de reorientar nuestra mentalidad de liderazgo. Señaló que las mujeres que impulsan cambios significativos no solo adoptan nuevos comportamientos, sino que desafían fundamentalmente los manuales de liderazgo obsoletos y se involucran intencionalmente con cuatro dimensiones transformadoras que moldean su forma de liderar, influir y generar impacto.
Además del poder, los otros tres son:
-Visibilidad y voz: cómo los líderes toman espacio con confianza y hablan con claridad, propósito y ritmo estratégico.
-Adaptación ambiental: cómo los líderes leen contextos complejos y cambiantes y se ajustan en consecuencia, sin perder la alineación personal.
-Orientación al logro: cómo los líderes expresan su impulso hacia el éxito y el logro de objetivos.
Este proceso de cambio de mentalidad comienza con las mujeres líderes que desaprenden aquello que ya no les sirve y eligen intencionalmente en qué enfocarse. Esto restablece el poder al empezar desde cero. Permite a las mujeres líderes, en palabras de Hinson, “desarrollar fluidez en todo el espectro del poder personal, estructural, situacional y relacional”.
De acuerdo a Hinson y a la consultora que representa, las mujeres que se comprometen a reexaminar estas variables de dimensiones del liderazgo, no solo mejoran sus habilidades, sino que transforman el paradigma del liderazgo. Buscan espacios donde puedan ser auténticas, no solo performativas. Se sienten cómodas desafiando los modelos tradicionales de liderazgo masculino de “lobo solitario”. Aprenden a liderar con otros, no solo a solas. Orientan a futuras líderes. Transforman lo que es posible tanto para ellas mismas como para los demás.
En resumen, de acuerdo a si las mujeres quieren liderar sin ajustarse a los estereotipos tradicionales, no pueden basarse en modelos tradicionales de liderazgo machista. Deben empezar con un cambio fundamental de mentalidad.
De acuerdo a ChangeFusion, las mujeres líderes que prosperan con el tiempo no solo se desempeñan bien en el juego. Lo transforman. No se someten a normas organizacionales inútiles. Están dispuestas a cuestionarlas, reformularlas y ayudar a otras a hacer lo mismo.
Las mujeres pueden y deben liderar con intención. Están aprendiendo a resistir la presión social y las expectativas tradicionales, y en el proceso, están asumiendo una nueva relación con el poder, una que rediseña todo, desde la cultura corporativa hasta los resultados empresariales.
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