La Moneda intenta contener el flanco interno

Bastaron nueve días de crisis en La Araucanía para destapar las desavenencias de Andrés Chadwick y Alfredo Moreno sobre el tema. El viernes 24, ambos ministros flanquearon al Presidente en su visita a Temuco y desmintieron las diferencias que han sido comentario obligado en el oficialismo.


El viernes 23, el Presidente Sebastián Piñera llegó a Temuco flanqueado por los ministros del Interior, Andrés Chadwick, y de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, en un intento por reimpulsar el Plan Araucanía y recuperar la agenda política nueve días después de iniciada la crisis por la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca.

La presencia de los dos ministros también buscaba dar una señal de normalidad en el trabajo del gabinete, luego de que el conflicto terminara por destapar la soterrada pugna de poder que existe entre dos de los colaboradores de mayor tonelaje político dentro del gobierno.

Aunque las desavenencias entre ambos personeros no son nuevas -en el oficialismo aseguran que, con anterioridad, varios ministros se habían quejado de que Moreno mantenía agenda propia y aprovechaba su línea directa con el Presidente para resolver problemas, saltándose así la figura del jefe de gabinete, quien históricamente es una suerte de primus interpares-, La Moneda había logrado contener la situación y mantener el tema solo a nivel de comidillo político.

En línea con esos esfuerzos, el jueves 22, ad portas del viaje a La Araucanía junto al Mandatario, Chadwick y Moreno negaron la existencia de desavenencias entre ambos a raíz de la muerte de Catrillanca. Ambos personeros enviaron por escrito una declaración a Reportajes.

"Quisiera precisar, para evitar cualquier malentendido, que bajo el liderazgo del Presidente Piñera este gobierno actúa como equipo, en este caso específico, los ministerios de Interior y Desarrollo Social, que han estado más directamente en el tema, lo han hecho en total coordinación, comunidad de objetivos y miradas, comprometidos con la verdad total de los hechos, con fortalecer el Plan Araucanía y con la seguridad ciudadana", escribió Chadwick.

Minutos después, Moreno señaló: "Puedo decir que ambos trabajamos en una tarea que nos dio el Presidente y que tiene la mayor prioridad. En este tema tenemos los mismos objetivos y visión. De hecho, es muy fácil trabajar con Andrés por su experiencia, capacidad y carácter. No tenemos ni hemos tenido problema alguno".

En los nueve días posteriores a la muerte de Catrillanca en Temucuicui se hicieron evidentes varios desencuentros entre Chadwick y Moreno que fueron ampliamente comentados en el seno del oficialismo.

El primer encontrón se produjo el jueves 15, apenas un día después de la muerte del comunero.

Según varias fuentes de Palacio, como aún eran confusas y contradictorias las versiones que llegaban desde La Araucanía sobre las circunstancias en que había muerto el joven mapuche y los efectos que podría tener este hecho en el conflicto indígena, la decisión fue que ninguna autoridad hablara hasta que se afinara una reacción oficial.

Un diseño que no habría respetado Moreno, afirman en La Moneda. De manera inconsulta, el titular de Desarrollo Social dio, poco después de las 8 horas, una entrevista a radio Infinita, en la que lamentó la muerte de Catrillanca, se mostró sensible al dolor de su familia y reconoció que este hecho generaba "una dificultad" a la implementación del Plan Araucanía.

Aunque Moreno explicaría después que no tenía previsto dar esa entrevista y que habría sido sorprendido con un llamado desde la radio directo a su celular para salir en vivo, sus respuestas se distanciaron de la bajada comunicacional que había diseñado La Moneda, lo que dejo en mal pie a Chadwick.

El ministro del Interior dio una conferencia de prensa en La Moneda después de que Moreno ya había reaccionado a la muerte de Catrillanca. Chadwick aseguró que el Plan Araucanía seguía adelante y que este hecho no generaba problemas a uno de los cinco ejes declarados prioritarios por el Mandatario para su administración.

Ese jueves 15, Chadwick llamó a Moreno para que se corrigiera. Eso explica, aseguran en Palacio, el porqué el ministro de Desarrollo Social, al llegar a su oficina en la sede de gobierno, matizó sus declaraciones iniciales, alineándolas con las del jefe de gabinete.

Durante varios días, el gobierno negó que se le hubiera llamado la atención a Moreno por esa entrevista, para no dar sustento a las versiones que ya circulaban sobre las desavenencias entre los dos ministros más poderosos del gabinete.

Desde el entorno de Moreno, incluso, se señaló que fue el propio ministro el que había optado por readecuar sus dichos poco antes de entrar a La Moneda, decisión que habría adoptado mientras estaba en una reunión en el Ministerio de Justicia tras leer en su celular las declaraciones que había hecho Chadwick.

Pero la molestia de Palacio con Moreno tuvo consecuencias. Ese mismo jueves 15, desde La Moneda se le pidió a Moreno cancelar la agenda de prensa que tenía prevista para el fin de semana. Tal determinación, sin embargo, debió ser revertida cerca de las 18 horas del día siguiente. En el análisis del gobierno se tomó en consideración que sería injustificable para la opinión pública que el ministro a cargo del tema de La Araucanía estuviera ausente de la crisis.

Apenas fue liberado Moreno, agendó entrevistas con varios medios. La performance comunicacional del secretario de Estado no sería bien evaluada en La Moneda.

En Interior, en particular, incomodó que el titular de Desarrollo Social hablara de temas ajenos a su cartera, incluso del trabajo de las policías en la zona de conflicto. "El problema de La Araucanía no es policial", dijo Moreno el domingo 18 en Estado Nacional, de TVN, justo en momentos en que estaba bajo cuestionamiento el accionar de Carabineros en la zona y desde la oposición se exigía el retiro del llamado Comando Jungla de La Araucanía.

En el entorno de Moreno afirman que la posición del ministro respondía no solo a la urgencia de salvar las confianzas que viene construyendo con el mundo indígena, las que quedaron fracturadas tras la muerte de Catrillanca.

El bueno y el malo

En lo que va de este año, Moreno ha viajado 15 veces a La Araucanía, en ocasiones hasta tres veces en un mismo mes para sacar adelante un plan de desarrollo para la zona. En el oficialismo coinciden en que ese esfuerzo es la médula de sus no confesadas -en público- aspiraciones presidenciales. Un cercano al ministro sostiene que de tener éxito, esa podría ser su principal carta de presentación a las ligas mayores.

El primer viaje de Moreno fue en febrero pasado, cuando ya había sido designado en la cartera de Desarrollo Regional, pero aún no asumía el cargo, y el último -sin contar la visita de esta semana acompañando a Piñera- fue el 7 de noviembre, justo una semana antes del crimen de Catrillanca.

"Ese despliegue marcó una señal que no se veía en los últimos 20 años", señala el senador DC Francisco Huenchumilla. El parlamentario opositor y exintendente de La Araucanía destaca que Moreno "nunca discriminó, ni puso vetos respecto de con quién reunirse". Huenchumilla valora el hecho de que el secretario de Estado estuviera dispuesto a conversar incluso con dirigentes de comunidades en conflicto y con grupos que se enfrentaban con el Estado chileno, más aún siendo parte de un gobierno que ha puesto foco en el carácter terrorista de algunas acciones violentas de grupos mapuches.

En varias ocasiones, Moreno también se ha reunido a comer en reserva con los parlamentarios de oposición por La Araucanía, Francisco Huenchumilla, Jaime Quintana y René Saffirio, ya sea en Santiago, Valparaíso o en Temuco, para intercambiar opiniones y lograr respaldo al Plan Araucanía. La última vez que se juntaron los cuatro fue el domingo 23 de septiembre, en un restaurante de Temuco, el día antes de que el Presidente visitara la región por tercera vez.

Todo ese trabajo y el haber escuchado al mundo mapuche, afirman cercanos al ministro de Desarrollo Social, explicarían las razones por las que tras la muerte de Catrillanca, Moreno enfatizó en sus apariciones públicas un discurso y un tono más sensible hacia el mundo mapuche.

A sus cercanos, Moreno justificó sus declaraciones de los últimos días señalando "que las comunidades mapuches sienten que el gobierno no es neutral, que esta es una guerra del Estado contra ellos", por lo que reforzó la necesidad de empatizar con la familia de Catrillanca.

Desde La Moneda, sin embargo, la performance comunicacional de Moreno de la última semana no fue bien evaluada. Ya el lunes 19 estaba instalada la preocupación en el seno del oficialismo por la exhibición de un rostro "bueno" y uno "malo" en el manejo de la crisis.

Una imagen en la que -en todo caso- atribuyen responsabilidad al titular de Desarrollo Social. Mientras Moreno exponía empatía en el manejo del tema, Chadwick comenzaba a pagar costos, pues debía poner el énfasis en los temas de seguridad y en la defensa del grupo de tareas especiales de Carabineros en la zona.

En el comité político de ese día lunes, personeros oficialistas pidieron a Moreno no ser tan prescindente, evitando pagar los costos políticos del caso, y a Chadwick mostrar más empatía en sus intervenciones. El jefe de gabinete intentó poco después, en su exposición en la Cámara de Diputados, exponer indignacion y cercanía con un histrionismo que en estos meses no había mostrado.

Un tema no menor era que, además, remarcan las fuentes de gobierno, la mayoría de las apariciones públicas de Moreno no eran consultadas ni coordinadas previamente con los equipos del Ejecutivo. Esa autonomía con que se mueve Moreno es otro factor que no solo ha tensionado la relación con Chadwick, sino que también con el resto del gabinete.

Dirigentes de ChileVamos enfatizan en que el ministro de Desarrollo Social -cartera que tiene un rol clave en el manejo del tema indígena- quedara al margen de la toma de decisiones de la crisis desatada por la muerte de Catrillanca, las que quedaron radicadas en el comité político ejecutivo de La Moneda, que integran Chadwick (Interior), Cecilia Pérez (Segegob), Gonzalo Blumel (Segpres) y el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet.

A ese petit comité Moreno nunca ha sido invitado, pese a que, por decisión de Piñera, por primera vez en este gobierno el titular de Desarrollo Social es parte del comité político del gobierno. Ya al inicio del gobierno en el oficialismo se comentaba el protagonismo y la autonomía que tendría el excanciller, no solamente porque de manera inédita se sumaría al comité político, sino que, además, para nadie es desconocida su cercanía con Piñera, de quien tras el término de su primer mandato comenzó a ser un reconocido "amigo" personal.

Moreno, de hecho, comenzó a formar parte del selecto y reducido grupo de empresarios conocido como el "tercer piso", que hasta marzo de este año habituaba reunirse cada 45 días. Entre ellos destacan figuras como Ignacio Cueto, presidente de Latam; Félix de Vicente, exministro de Economía de Piñera y dueño de Kitchen Center, o Rodrigo Pérez Mackenna, exministro de Vivienda y expresidente de la Asociación de AFP. En determinadas ocasiones, también se sumaba a estas reuniones Carlos Alberto Délano.

La cercanía de Moreno con Piñera lo ha convertido en uno de los pocos ministros que pueden hacerle el contrapeso a Chadwick -primo del Mandatario y principal orejero. Ambos, dicen en el gobierno, son los secretarios de Estado con mayor espacios de influencia en el Ejecutivo.

Sin embargo, pese a la cercanía que Moreno y Chadwick mantienen con Piñera, en La Moneda señalan que los ministros nunca han cultivado una relación de amistad entre ellos.

Llamado a Catrillanca

El sábado 17 se produjo un segundo desencuentro entre Chadwick y Moreno.

Ese día, sin advertirle a nadie, Moreno llamó por teléfono al abuelo de Camilo Catrillanca, el lonko Juan Catrillanca, justo antes de que empezara el velatorio del joven, para transmitirle a nombre suyo y del gobierno el pésame por el fallecimiento de su nieto. Moreno se convirtió así en el único miembro del gabinete que se acercaba a la familia en momentos en que estos anunciaban querellas en contra de los responsables del crimen y criticaban públicamente al gobierno por avalar la presencia policial en la zona.

Aunque sabía el rol que ha jugado este dirigente de la comunidad Temucuicui histórica y su influencia en los grupos que reivindican la causa mapuche, Moreno, afirman sus cercanos, no conocía personalmente al lonko Catrillanca. Ni siquiera tenía su contacto telefónico. Fue a través del director de la Conadi, el Evópoli Jorge Retamal, que logró hacer el contacto.

Retamal ha sido uno de los principales puentes que ha usado Moreno para acercarse a las comunidades mapuches. Por lo mismo, fue la carta del ministro de Desarrollo Social para reemplazar al intendente de La Araucanía, Luis Mayol.

Pero en La Moneda, Chadwick y la ministra del gobierno, Cecilia Pérez, sondeaban otros nombres, todos vinculados a RN. El cargo, incluso, se le ofreció el martes 20 en la noche al diputado Diego Paulsen, quien, pese a aceptar, debió ser descartado para el puesto, esto debido a que la Constitución solo permite la salida de un parlamentario para asumir como ministro o como embajador, pero no como intendente.

Finalmente, Piñera se inclinó por un nombre que le llevó Chadwick: Jorge Atton, alguien que, pese a lo que informaron algunos medios, no es cercano a Moreno.

La molestia con la que el titular de Desarrollo Regional se mueve en La Araucanía no solo ha incomodado a los inquilinos de Palacio. De hecho, esta es recurrente entre las autoridades de la IX Región. En el oficialismo aseguran que fue el propio Mayol, antes de aceptar dejar la intendencia como forma de descomprimir la tensión en la zona, quien planteó dos consideraciones al gobierno previo a abandonar el cargo: la primera, que su sucesor fuera de RN. La segunda, que por ningún motivo fuera un "operador" de Moreno.

Desde hacía tiempo que Mayol se venía quejando de la poca sintonía que tenía con el ministro de Desarrollo Social. Moreno no lo consideraba en sus actividades en terreno, incluso, afirman en el oficialismo, las veces que iba a Temuco, el secretario de Estado organizaba reuniones en las oficinas de la intendencia en las que Mayol no estaba incluido.

"Ha habido reclamos de los parlamentarios y del propio intendente Mayol respecto de la falta de coordinación con el ministro Moreno. A mí me han reclamado incluso concejales de la UDI y del PRI por este tipo de cosas, porque no siempre las autoridades estábamos informadas. Somos un solo gobierno y eso no hay que olvidarlo", reconoce a Reportajes el diputado RN de la zona Jorge Rathgeb, quien, además, profundiza su crítica hacia el secretario de Estado y afirma que en medio de la crisis se ha querido mostrar "como el niño bueno al distanciarse de las medidas de seguridad que se han tomado" en el gobierno.

Su par de RN Miguel Mellado, aunque destaca la labor que ha intentado hacer Moreno con el Plan Araucanía, también se suma a las críticas al secretario de Estado ante el conflicto que se vive tras el fallecimiento de Catrillanca. "Lo que he extrañado en esta crisis es que se debe estar en las buenas y en las malas y yo no he visto al ministro Moreno al lado de Chadwick dando la cara en los puntos de prensa, y es más, espero que esté junto a él en la interpelación. Es necesario trabajar en equipo y no hacer una gestión a solas en la zona. Los lobos solitarios no hacen equipo político", remató.

En todo caso, las quejas en contra de Moreno desde RN van mucho más allá del conflicto mapuche y se arrastran desde hace varios meses.

El ministro, incluso, tuvo un altercado con la directiva partidaria que encabeza el diputado Mario Desbordes en abril pasado, luego de que la colectividad rechazara una solicitud de Moreno de reunirse con la comisión política del partido.

Ya en esa época, RN criticaba a Moreno su estilo de trabajo personalista y el que no consideraba a los representantes del partido en sus actividades. Desde el entorno de Moreno, sin embargo, señalaban que la actitud de RN hacia el secretario de Estado estaba relacionado con el hecho de que era una eventual carta presidencial de la UDI.

En esta crisis -además-, el titular de Desarrollo Social ha debilitado sus lazos con Evópoli, desde donde también resienten su juego más solitario.

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