Seguramente tener de suegro a Serge Gainsbourg debe haber sido un agrado. Mal que mal, al actor y cantautor se le conoció en el mundo por la canción "Je t'aime... moi non plus" (sí: esa que incluía sonidos simuladores de orgasmos femeninos y que quizá cuántas parejas habrá formado). En el último disco de su hija, la bella Charlotte Gainsbourg, algo hay de eso: en IRM se escuchan susurros y se rescata o, más bien, se actualiza la chanson francesa en temas como "Le Chat du Café des Artistes". Pero, a la vez, se cuelan un poco de rock y ruiditos electrónicos. La culpa, en todo caso, es del personaje que estuvo tras la producción del disco: Beck, quien tiene un lisérgico dueto con Charlotte en "Heaven can wait", donde flirtean y dialogan musicalmente.