Un Papa al diván

El día que renunció Benedicto XVI, Nanni Moretti se convirtió en un profeta. El director, heredero de la mejor comedia italiana (Caro diario), y que se consagró como cineasta serio con La habitación del hijo, anticipó en Habemus Papam lo que ningún vaticanista pudo predecir: la renuncia de un Papa.
Aunque la película es del 2011, con la salida de Ratzinger y la elección de Jorge Mario Bergoglio la prensa italiana ha vuelto a hablar de la “película profética” de Moretti, y el impulso ha llegado hasta Chile, con el estreno de la cinta.
Habemus Papam parte con la trastienda de la elección de un Papa, con una divertida escena al interior de la Capilla Sixtina, justo en el momento de la votación, con todos los cardenales rogando por no ser elegidos. El nuevo Papa es el cardenal Melville (un sólido Michel Piccoli), quien justo antes de asomarse al balcón en la Plaza San Pedro, sufre una crisis de pánico. Ahí es cuando entra Moretti, en el papel de un psicoanalista que intenta ayudarlo en una improbable sesión de terapia junto al resto de los cardenales. Apenas puede, el Papa se escapa a las calles de Roma, mientras Moretti organiza un campeonato de vóleibol junto a los cardenales atrapados, como él, en el cónclave.
Es curioso, pero la mirada de Moretti hacia la Iglesia Católica es mucho menos demoledora de lo que se habría esperado de un director que se despachó una sátira a Berlusconi en El caimán. Éste es un Papa humanizado, que anda en micro, que siempre quiso ser actor, aterrado de sus nuevas responsabilidades y en crisis con su destino. Nada más, ni nada menos que un hombre cualquiera.
"Habemus Papam”, de Nanni Moretti. En el cine El Biógrafo, a las 17:40 y a las 21:45 h.
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