Sustentabilidad

Apagón masivo en Europa y los desafíos ante la fragilidad de los sistemas eléctricos modernos

Tras el reciente apagón masivo que dejó sin electricidad a millones en países como España, Portugal y Francia, expertos analizan posibles causas. Si bien aún se investigan, el hecho pone en evidencia la fragilidad de las redes eléctricas modernas, ya no solo en países de América Latina. La resiliencia, exponen expertos, debe ser prioridad ante una mayor dependencia energética global.

Las cifras que muestran la magnitud del apagón en España y Portugal. Foto: REUTERS.

El masivo apagón que dejó por varias horas sin suministro eléctrico a millones de personas en España, Portugal y algunas zonas de Francia el martes 28 de abril, con semáforos apagados, transporte público detenido, vuelos cancelados y hospitales operando con generadores de emergencia. Se trata de uno de los cortes de electricidad más extensos registrados en Europa en la última década.

Un día después, las causas del colapso de la red aún se investigan. De forma preliminar, Red Eléctrica de España atribuyó el corte a “fuertes fluctuaciones de potencia que provocaron la desconexión del sistema eléctrico español de la red europea”, mientras que la Agencia de Ciberseguridad de la Unión Europea señaló que podría tratarse de un problema técnico o de cableado. Por su parte, el gobierno de Portugal apuntó a un posible origen climático.

Más allá de las explicaciones puntuales, el hito pone en evidencia la creciente vulnerabilidad y dependencia de las redes eléctricas ante fallos, del mismo modo que sucedió en Chile a fines de febrero, donde una falla en la Línea de Transmisión Eléctrica Nueva Maitencillo- Nueva Pan de Azúcar 2x500 kV, entre Vallenar y Coquimbo, derivó en un corte masivo en el Sistema Eléctrico Nacional que afectó por varias horas a más del 98% de la población.

Para el director del Solar Energy Research Center (SERC Chile), Rodrigo Palma, esto no se trata de una anomalía aislada, sino de la transformación que atraviesan los sistemas eléctricos a nivel global. “El mundo se está electrificando y, por ende, las redes eléctricas son cada vez más relevantes para el desarrollo de la sociedad”, señala Palma, advirtiendo que esta creciente dependencia requiere no solo reforzar la infraestructura, sino también anticiparse a los riesgos y asegurar una rápida recuperación frente a eventos críticos.

Palma explica que parte de los desafíos actuales tienen que ver con un cambio estructural en la composición del sistema energético. “Con la alta penetración de energías renovables a base de convertidores eléctricos, salimos del modelo histórico dominado por máquinas rotativas sincrónicas. Esto implica nuevos requerimientos técnicos y estratégicos”, sostiene. En ese sentido, subraya la necesidad de invertir en capacitación, planificación, inteligencia artificial y automatismos que permitan a los sistemas reaccionar con mayor velocidad y flexibilidad.

Durante la emergencia, hospitales, aeropuertos y otros servicios esenciales dependieron de generadores de emergencia para seguir funcionando. Aunque esto encendió las alarmas sobre el impacto ambiental de las soluciones de respaldo, Palma descarta una relación directa que justifique los cortes masivos con las energías renovables. “Si esa idea se impone como juicio político, puede frenar la transición energética, lo que tendría consecuencias ambientales mucho más graves”, advierte.

Frente a un panorama donde los apagones podrían volverse más frecuentes si no se toman medidas, Palma plantea que la resiliencia energética debe ser una prioridad para los países. “Una estrategia clave es descentralizar el sistema, evitar poner todos los huevos en la misma canasta”, explica. Esto implica fomentar el uso de paneles solares junto a sistemas de almacenamiento, desarrollar micro redes capaces de operar de forma aislada cuando el sistema principal falla y modificar los hábitos de los consumidores para que también sean parte de la solución.

Finalmente, Palma plantea que es fundamental estar preparados con soluciones básicas para mantener equipos esenciales como refrigeradores, computadores o sistemas de comunicación, ya que, según expresa, “no puede ser que cuando sucede esto recién me acuerdo que tengo que tener velas o tengo que tener una linterna o una batería para poder tener abastecimiento”. De este modo, el reto no es evitar a toda costa que las fallas ocurran, sino aprender a convivir con ellas desde un enfoque de anticipación, respuesta rápida y adaptación estructural.

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