
UE lanza hoja de ruta para créditos de la naturaleza: una herramienta para financiar biodiversidad y atraer inversión privada
La Comisión Europea busca cerrar la brecha de financiamiento ecológico con un mecanismo que recompensa acciones positivas para la naturaleza y moviliza capital del sector privado.

En un nuevo esfuerzo por alinear desarrollo económico con restauración ambiental, la Comisión Europea presentó el pasado 6 de julio una Hoja de Ruta hacia los Créditos de la Naturaleza, iniciativa que apunta a consolidar un mercado voluntario y confiable de financiamiento para la biodiversidad. La propuesta plantea recompensar económicamente a quienes implementen o financien proyectos que conserven ecosistemas, como restauración de humedales, reforestación o conservación de hábitats.
Los llamados créditos de la naturaleza surgen como un instrumento de inversión en acciones concretas de restauración ecológica, que pueden ser adquiridos por empresas, entidades públicas, instituciones financieras o incluso ciudadanos. A cambio, los actores involucrados obtienen beneficios reputacionales, reducción de riesgos operacionales, acceso a nuevos mercados y licencia social para operar.
“Debemos incorporar la naturaleza en los balances contables. Bien diseñados, los créditos de la naturaleza se convertirán en una herramienta eficiente y orientada al mercado”, sostuvo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
Una solución de mercado frente al déficit de financiamiento
Con tres cuartas partes de las empresas de la eurozona dependiendo directa o indirectamente de los ecosistemas, la hoja de ruta propone un modelo de gobernanza robusta, certificación independiente y estándares claros que eviten el greenwashing y generen confianza en el mercado.
Se estima que en la UE se requieren 65.000 millones de euros anuales en inversiones para alcanzar los objetivos de conservación. Hasta ahora, el financiamiento público ha resultado insuficiente. En respuesta, la Comisión ha comprometido duplicar su gasto externo en biodiversidad a 7.000 millones de euros y destinar al menos el 10% de su presupuesto al área hacia 2027, pero reconoce que será indispensable movilizar capital privado a gran escala.
El esquema no sustituirá las obligaciones regulatorias existentes, sino que operará como un instrumento voluntario complementario, ofreciendo oportunidades para que actores del sector agropecuario, forestal y pesquero, así como comunidades locales, moneticen sus esfuerzos de conservación.
Proyectos piloto y cooperación global
La hoja de ruta se implementará en fases, comenzando con proyectos piloto en Francia, Estonia y Perú, y articulación con entidades como el Foro Económico Mundial, la Alianza de Créditos de Biodiversidad y el Panel Internacional Asesor sobre Créditos de Biodiversidad. Estos proyectos permitirán evaluar mecanismos de trazabilidad, impacto ambiental y escalabilidad financiera.
Además, se abrió un llamado a consulta pública para diseñar estándares e instrumentos de certificación hasta el 30 de septiembre de 2025, y la creación de un grupo de expertos multisectorial, cuyas primeras postulaciones podrán presentarse hasta el 10 de septiembre de 2025.
Contexto para América Latina
Aunque esta iniciativa surge en la Unión Europea, Latinoamérica podría convertirse en actor clave en el desarrollo del mercado global de créditos de la naturaleza, dado su patrimonio ecológico, alta biodiversidad y desafíos compartidos de financiamiento para la conservación. Países como Chile, Perú y Colombia ya avanzan en marcos regulatorios y pilotos orientados a la valorización de servicios ecosistémicos.
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