La bossa nova pierde a uno de sus padres: adiós a João Gilberto
El músico le presentó al mundo el estilo más global que ha dado Brasil. Sus últimos años estuvo lejos de los focos.
"¿Dónde estás, João Gilberto?", se preguntaba un documental de 2018, del mismo nombre y dirigido por el francés Georges Gachot, en torno al ícono de la bossa nova. El filme y la interrogante, nacida partir de la desaparición de la vida pública y musical del artista brasileño, se hizo más concreta ayer, que se informó de la muerte de Gilberto, a los 88 años de edad.
La información la entregó su hijo Marcelo Gilberto a través de Facebook: "Mi padre ha fallecido. Intentó mantener la dignidad ante la pérdida de su soberanía. Doy las gracias a mi familia (a mi lado de la familia) por estar ahí junto a él", escribió en inglés y desde Estados Unidos, donde vive. En vez de revelar las causas de su fallecimiento, más tarde acusó: "Los buitres ya han descendido sobre el departamento de mi padre", dando cuenta de un conflicto familiar, enmarcado dentro de unos últimos años teñidos por los problemas económicos, de salud y disputas en los tribunales por sus primeros discos, además de su conocido ostracismo.
Sus años dorados
En Río de Janeiro, donde residía y murió, Gilberto alcanzó la gloria. Con su álbum Chega de saudade, en 1959, empezó su ascenso de la mano de composiciones suaves y sentidas, siempre pegado a su guitarra. "Que esto es bossa nova, esto es muy natural/ Lo que ni siquiera sabes/ Es que los marginados también tienen un corazón", cantaba en "Desafinado", de esa primera placa. Luego vinieron O amor, o sorriso e a flor (1960) y João Gilberto (1961), discos con los que presentó la bossa nova al mundo, junto a Tom Jobim. Viajó con sus canciones por distintos países y marcó a la generación posterior de músicos brasileños, integrada por Caetano Veloso, Gilberto Gil y Chico Buarque, todos reconocidos discípulos de su figura.
Tal fue su trascendencia que músicos anglo se vieron conmovidos por sus composiciones, desde distintas veredas, pero particularmente el jazz. La leyenda dice que Miles Davis una vez exclamó sobre Gilberto: "Podría leer un periódico y sonar bien". En el largo listado de artistas que reconocieron su influencia aparecen nombres Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, David Byrne o Beck.
Pero en las últimas décadas hubo pocas novedades de su genio. Desde hacía 19 años que no editaba un álbum de estudio y sus presentaciones en vivo hace rato se habían vuelto algo excepcional, debiendo cancelar muchas fechas por inconvenientes de salud a fines de los años 2000.
Producto de su difícil estado financiero, en 2018 fue desalojado de su casa en Río de Janeiro y vivía en una prestada. Uno de los últimos movimientos en torno a su música se dio en marzo, cuando en los tribunales se determinó que el sello Universal Music debía pagarle un equivalente a más de $30 mil millones, por conceptos de royalties de sus tres primeros discos, aunque la empresa tenía la opción de apelar al fallo. Complicaciones que marcaron el trayecto final de una figura que, ante todo, contagió felicidad y sentimiento.
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