Unabomber: ascenso y caída del brillante matemático que se rebeló contra la sociedad tecnoindustrial enviando bombas por correo

Unabomber

¿Cómo un matemático exitoso acabó planeando una rebelión personal contra la sociedad tecnoindustrial, enviando bombas por correo durante 17 años y publicando un extenso manifiesto en la prensa? Una docuserie de Netflix explica sus razones.


Entre 1978 y 1995, Theodore Kaczynski —alias Unabomber por la contracción de “University and Airline Bomber”— fabricó artefactos explosivos que envió a distintos académicos de universidades, investigadores y ejecutivos de aerolíneas en Estados Unidos, perpetrando un total de 16 ataques con cartas bomba que mataron a tres personas e hirieron y mutilaron a otras 23.

Los 17 años que demoró su captura significaron la investigación más onerosa del FBI.

En el juicio que lo condenó a cuatro cadenas perpetuas, el Unabomber aseguró que su inspiración era ludita: despreciaba la sociedad tecnoindustrial y las desigualdades que genera.

La docuserie de Netflix Unabomber: en sus propias palabras, dirigida y escrita por Mick Grogan (Building Star Trek), ahonda en las motivaciones mentales del brillante matemático y sociópata.

Superdotado, introvertido, quebrado

Netflix acaba de recuperar la figura de Theodore “Ted” Kaczynski, uno de los criminales más inteligentes investigados por el FBI. Según aclara Joel Moss, exagente del FBI y supervisor de la investigación contra el Unabomber, se trata de un peligroso sociópata graduado en Harvard, doctorado por la Universidad de Michigan y luego convertido en el profesor más joven de la Universidad de Berkeley.

El Unabomber nació el 22 de mayo de 1942 en una familia de origen polaco, creció como un niño superdotado que comenzó a destacar desde pequeño y que encontró en las Matemáticas un terreno fértil para hacer carrera.

Su habilidad con los números le valió saltarse varios cursos escolares y entrar becado con apenas 16 años a la Universidad de Harvard, donde cursó un pregrado en Matemáticas.

“Mucha gente no entiende realmente lo que hace un matemático. Creen que es sentarse a sumar números o algo así. Pero no se trata de eso. Es más como armar un rompecabezas”, dice el Unabomber en la docuserie de Netflix.

De personalidad compleja y carácter introvertido, Ted fue objeto de bullying desde la más tierna infancia. El hecho quedaría grabado para siempre en su memoria.

“Parecía estar sufriendo pero nunca supe el motivo”, cuenta uno de sus excompañeros universitarios en el registro.

El cuarto episodio y final de Unabomber: en sus propias palabras desarrolla la idea de que el proyecto MK Ultra, un programa de control mental ideado por la CIA al que fue sometido de forma involuntaria, habría terminado por quebrar una mente compleja.

Theodore Kaczynski en Harvard.

Hacia rutas salvajes

Tras graduarse en Harvard, Unabomber se matriculó en la Universidad de Michigan. Allí cursó un máster, comenzó a publicar interesantes artículos en revistas científicas y escribió una brillante tesis doctoral, titulada “Boundary Functions”, donde aborda la teoría de las funciones geométricas, una rama de lo que se conoce como análisis complejo, con importantes aplicaciones en ingeniería.

En palabras de Maxwell Reade, uno de los académicos que estuvo en la comisión que lo evaluó, “es posible que únicamente unas 10 ó 12 personas en todo el país fuesen capaces de entenderlo o apreciarlo”.

Para 1967, Ted todavía no era el Unabomber cuando aceptó un puesto como profesor asistente en la Universidad de Berkeley, convirtiéndose con 25 años en el docente más joven de la institución. Sin embargo, duraría dos años en el puesto.

Sin motivos aparentes, Kaczynski abandonó la vida académica yéndose de la prestigiosa institución.

Fue cuando usó sus ahorros y se instaló en una diminuta y rústica cabaña en medio de un remoto bosque en Montana. Allí, entre árboles milenarios, rodeado de herramientas y libros de supervivencia y química —con los que aprende a fabricar explosivos—, comenzó a llevar una vida apartada de la sociedad, valiéndose de la caza para alimentarse y sobreviviendo sin alcantarillado, servicio eléctrico ni agua potable.

“Estaba solo en el mundo. Estaba enojado. Decidí que iba a ajustar cuentas con el sistema. Vengarme. Quería alejarme de las ciudades y la civilización. Quería ser un ermitaño”, dice el Unabomber en la docuserie de Netflix.

Luego sigue: “No existen dudas sobre por qué salí del sistema tecnológico. Reduce a las personas a simples engranajes de una máquina gigantesca. Nos arrebata nuestra autonomía y nuestra libertad. Lo importante es acabar con el sistema industrial utilizando cualquier medio necesario”.

Su rastro se perdió en 1978. Ted desapareció por completo. No se volvió a saber nada más de él. Ese mismo año comenzaría su campaña de terror al enviar su primera carta bomba a un profesor de Ingeniería de Materiales de la Universidad Northwestern, que finalmente estalló en las manos de un guardia de seguridad.

“No odio al sistema por alguna suerte de principio humanitario abstracto, sino porque odiaba vivir en el sistema. Escapé yéndome a vivir a las montañas, pero el sistema me perseguía”, dice el matemático.

En la docuserie de Netflix una vecina en los agrestes bosques de Lincoln lo describe como una persona astuta y cuenta su modus operandi. “Pensamos que estaba encerrado en su cabaña, pero estaba en Salt Lake (enviando una bomba). Al regresar, se quedaba en el bosque hasta que volvía a lucir desaliñado, y entonces se dejaba ver. Creo que tenía casi todo planeado”.

La cabaña del Unabomber

Ha nacido el Unabomber

Un año después de su primer atentado, el Unabomber intentó hacer estallar un avión con pasajeros de American Airlines en pleno vuelo. Su plan: introducir un artefacto explosivo en el equipaje.

El hecho sirvió al FBI para bautizarlo como Unabomber por la contracción “University and Airline Bomber”. Aunque esa vez, el artefacto, que provocó que el piloto realizara un aterrizaje de emergencia, logró apenas estallar como una débil explosión.

Su primera víctima mortal vendría después: el dueño de una tienda de computadores de Sacramento.

El 12 de diciembre de 1985, "una bomba disfrazada como un trozo de madera" —reza una anotación en el registro del propio Unabomber en su diario codificado—, explotó momentos después de que el trabajador saliese por la puerta de la tienda, acabando con su vida de un plomazo.

Ted anotó a lo largo de veintidós mil páginas escritas a mano lo que había hecho en un día particular o lo que había comido, o sobre su historia, desde gente que conocía y empleos que había tenido hasta experimentos para aprender a hacer bombas.

“Creo que ya podría matar a alguien. Enfatizo que mi motivación es la venganza personal. Mi ambición es matar a un científico, un empresario importante, a un funcionario del gobierno o algo así”, se lee en una de las páginas de su diario personal exhibidas por la docuserie.

Según el exagente del FBI, Joel Moss, el diario de Ted Kaczynski tenía entradas que eran puramente matemáticas. “Solo números. Páginas y páginas de números. Y resultó que había una clave oculta en las escrituras para traducir estos documentos numéricos. Resultaron ser confesiones directas de todos los crímenes de Unabomber y de cómo se sintió al respecto. Se había esforzado mucho para escribirlos en código de modo que, si alguien entraba en su cabaña, un ladrón o lo que sea, no podría sacarle provecho a nada”.

Los ideales del Unabomber

A partir del incidente del avión, el Unabomber llamó la atención de los medios estadounidenses.

Kevin Fagan, periodista del San Francisco Chronicle, tiene una teoría: “El típico asesino serial caza mujeres, hombres jóvenes, personas vulnerables en callejones oscuros o caminos solitarios. No es alguien que ataca a científicos. Eso llama la atención del Unabomber”.

Tras ese atentado vinieron cinco más. El último de ellos, en 1995, provocó la muerte de otras dos personas.

“Hay expertos en computación que piensan seriamente, muy seriamente, en acabar con la raza humana y reemplazarnos por computadoras. Creen que en 50 años podremos descargar nuestros cerebros. Creen que descargaremos nuestros cerebros en computadoras, y así vivir eternamente como máquinas. Creo que muchas personas, más allá de los activistas, se sentirán afectadas por algo así”, se justifica Ted en el documental.

A mediados de los 80, cuando sus bombas se volvieron letales, el Unabomber comenzó a estudiar en su cabaña textos filosóficos y políticos. Así fue como llegó hasta el filósofo anarquista Jacques Ellul.

Según cuenta él mismo: "Nunca supe de alguien que se rebelara contra el sistema tecnológico hasta que conocí a Ellul. Me entusiasmé al leer a Ellul, pensé: ‘Mierda, este tipo dice las cosas que yo quería decir hacer mucho’".

Fue cuando el Unabomber comenzó a idear su propio manifiesto desde textos escritos previamente en el confinamiento. “Alrededor de 1972 escribí un ensayo preliminar sobre la tecnología. Esa fue una de las cosas que me hizo perder la esperanza, porque asumí que el poder de la tecnología seguiría creciendo y acabaría con todo”.

“Su argumento es que la tecnología es un sistema imposible de controlar”, dice David Skrbina, autor de The collected writings of Theodore J. Kaczynski. “Le causa daños a la gente y al medio ambiente. Habrá una mayor presión sobre los humanos y la naturaleza, y no hay modo de reformar el sistema para evitar estos efectos negativos. Concluye que el sistema debe acabarse. Necesitamos una revolución para detener al sistema antes que cause esta catástrofe”.

Luego añade: “Puedes tomar cualquier aspecto del sistema tecnológico y es difícil argumentar en contra. ¿Qué tienen de malo un teléfono, un correo electrónico, una cámara digital? Pero alguien como Kaczyinsky ve todo el conjunto y dice: ‘Vean lo que hace el sistema: hace adicta a la gente. Aumenta el estrés y los problemas mentales. Deteriora la salud física. Acelera la destrucción ambiental. Todo es efecto del sistema tecnológico. No es una tecnología aislada. Mi celular no destruye el ecosistema global. No es el celular, es toda una red que crea y usa celulares de forma masiva. Eso es lo que destruye el ecosistema y causa estrés humano’”.

Unabomber

El comienzo del final

Si la campaña de terror del Unabomber duró 17 años, su captura comenzó a fraguarse —según la docuserie— cuando el Washington Post y el New York Times se vieron obligados a publicar el manifiesto de Ted Kaczynski.

El Unabomber estaba convencido de que “la gente no cree que la revolución es posible, y una de las cosas más importantes por hacer es convencerlos de que sí es posible. Si trabajas por el colapso de la civilización industrial, no necesitas convencer a la mayoría. Solo necesitas una minoría numerosa y totalmente comprometida”.

Según cuenta el registro Unabomber: en sus propias palabras, los medios fueron enfrentados a un dilema: ¿Debían publicar el escrito de un sociópata buscado por el FBI? ¿Querían hacer enfadar al autor? ¿Querían servir al bien mayor del periodismo? ¿O debían censurarlo por ser un material instigador que podría movilizar a los anarquistas? ¿O era realmente un material inteligente que informaba a sus lectores?

A cambio de frenar definitivamente sus ataques con explosivos, los medios finalmente publicaron en septiembre de 1995 un texto de 30.000 palabras titulado “La sociedad industrial y su futuro”.

Firmado con el seudónimo Freedom Club (sus bombas llevaban siempre una esquirla con las iniciales “FC”), el manifiesto decía que la revolución industrial había supuesto "un desastre para la humanidad" y llamaba a la sociedad en su conjunto, entre otros asuntos, a rebelarse y volver a patrones de comportamiento "más naturales".

Asunto de familia

El impacto del escrito llegó a oídos de su hermano David Kaczynski y su cuñada, quienes lo leyeron y encontraron grandes similitudes con algunas de las expresiones que utilizaba Ted en cartas enviadas a familiares.

Tras ser delatado, el análisis de los escritos llevó a su detención en abril de 1996, cuando el Unabomber fue arrestado en su cabaña tras casi dos décadas de intensa actividad terrorista.

En el juicio, Ted Kaczynski defendió que seguía creyendo en sus ideas y rechazó que su defensa se basara en una supuesta incapacidad mental. Lejos de eso, el documental cuenta que había sobresalido en su infancia con un coeficiente intelectual de 167.

El 4 de mayo de 1998, tres años después de su captura, el genio de las Matemáticas fue sentenciado a cuatro condenas de cadena perpetua más 30 años de prisión tras declararse autor de los atentados, evitando así la pena de muerte.

Al día de hoy, el Unabomber Theodore Kaczynski, a punto de cumplir 78 años, está recluido en una cárcel de máxima seguridad en Colorado, la ADX Florence, bautizada como “el Alcatraz de las Montañas Rocosas”. Allí pasará el resto de sus días junto a miembros de Al Qaeda y otros terroristas como el autor del atentado de la maratón en Boston.

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