
La batalla, el libro que visibiliza la lucha por la situación de las artes y humanidades en Chile
La Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades acaba de editar -en formato digital- un libro que recopila una serie de publicaciones respecto al estado del estudio de las artes y humanidades en nuestro país. El diagnóstico es desolador, aunque plantean algunas soluciones. Culto charló con uno de los investigadores que editó este texto.

Si hay algo que el inconsciente colectivo recuerda del movimiento feminista, y en particular del estallido social comenzado en octubre de 2019, es la performance del colectivo Lastesis. El nombre del colectivo, y en particular su presentación “Un violador en tu camino”, no pasó desapercibido para la académica y crítica literaria de la UC, Lorena Amaro.
“Lastesis nos han mostrado que el pensamiento crítico no solo puede ser desarrollado en un ‘paper’, como nos han querido hacer creer los formatos de postulación a proyectos Fondecyt, las acreditaciones y las rituales calificaciones académicas universitarias”, señala Amaro en el prólogo del libro La batalla de Artes y Humanidades. Archivo 2016-2019, que recientemente salió publicado de manera online.
La idea de la académica, es destacar que al final, la performance es una forma de reflexión “sobre cómo transmitir las ideas feministas, sacarlas del formato escrito para circularlas, ponerlas en movimiento y hacerlas llegar a un público mucho más extenso”, explica.
La publicación, editada por los investigadores Matías Ayala y Carolina Gainza, pertenecientes a la Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades, recopila una serie de publicaciones que justamente buscan visibilizar la situación de estas disciplinas en nuestro país. Y por supuesto, su diagnóstico es crítico.
Matías Ayala, investigador y profesor de Literatura de la Universidad Finis Terrae, autor del recientemente publicado Poéticas De Lo Viviente, Lo Animal Y Lo Impersonal (Metales Pesados) conversó con Culto sobre esta publicación.
-¿Por qué surgió la idea de esta recopilación de artículos y presentaciones?
-La idea de recopilar estos artículos, presentaciones y documentos surgió como una manera de dar visibilidad a la persistencia del trabajo hecho por la Asociación en lo últimos años. Hemos intervenido en debates públicos, nos hemos abierto espacio en la comunidad científica y hemos canalizado fuerzas dentro de las universidades y los investigadores. Como manera de dar forma a esta labor y dejar un registro hemos armado este volumen diverso.
-¿Por qué se eligió este momento para dar a conocer esta recopilación?
-Este libro se viene planeando desde el año pasado, de hecho, de antes de octubre del 2019. Desde entonces que en Chile se vive en persistente estado de agitación y si bien pareciera que ya nunca es un buen momento para publicar un libro, nos pareció que se hace cada vez más patente que es necesario hacer escuchar las voces de la sociedad civil y sus organizaciones sociales como se ha hecho evidente desde el año pasado y ha quedado demostrado las últimas semanas. Dar cuenta de los aspectos sociales, culturales y políticos de la crisis que nos afecta es una responsabilidad que nuestras áreas no pueden eludir y debemos presionar por medidas integrales para controlar la pandemia
-En varios de los artículos se toca la idea de que de alguna medida en la sociedad chilena las artes y las humanidades son vistas como algo menor “un gasto a corto plazo”, dicen en uno de los artículos. A tu juicio, ¿por dónde pasaría una solución a esto?
-Si se mira el gasto de investigación por disciplinas el grueso se lo llevan las biologías y las demás, mal llamadas "ciencias duras"(como si las demás fueran "blandas"). En este sentido la investigación en artes, humanidades (y en parte la de ciencias sociales) han sido y aún son miradas en menos, se las entiende más como un mero gasto inevitable que como una comunidad de ciudadanos que desarrolla conocimiento válidos, útiles y necesarios. Para pensar una solución habría que valorar todas las disciplinas de forma igualitaria y desde ahí discutir, abiertamente, qué tipo de política de investigación es necesaria para el Chile de hoy. No creemos tener todas las soluciones
-Sin embargo, en varios de los artículos se hace una crítica al modelo neoliberal como una de las causas de la precarización de la investigación en las artes y humanidades. ¿Ves una solución dentro del actual modelo, o necesariamente debe haber un cambio mayor?
-Lo que hemos logrado comprender, después de varios años conversando y discutiendo entre diversos actores es que en Chile hay claramente un modelo neoliberal de financiamiento a la investigación el que se demuestra con los proyectos Fondecyt (que se llevan una gran parte de los recursos de investigación en Chile). Los proyectos Fondecyt favorecen la competencia individual entre investigadores en vez de su asociación, las disciplinas tradicionales más que la interdisciplina, son proyectos pasajeros basados en el "boleteo" sin ningún tipo de seguridad de salud, previsional o contractual. En definitiva, más que favorecer el trabajo de la comunidad científica y su fortalecimiento, se pensó como estímulo para la investigación "de punta", es decir, para las élites académicas. Si bien pudo ser un estímulo durante algunos años, ya ha demostrado sus limitaciones. Además, ese individualismo repercute en la forma en que la investigación se vincula con la sociedad, es decir, se favorece una práctica que encierra el conocimiento en la academia y que no dialoga con otros actores y conocimientos que están fuera de ella.
-En 2017 escribiste: “Fondecyt es política de Estado que favorece lo individual, lo cuantitativo y lo pasajero”. ¿Consideras que lo ocurrido a contar de 18 de octubre y la pandemia obligarán a repensar esta política pública de los fondos concursables hacia algo de largo plazo?
-Desde el 18 de octubre del 2019 somos muchos (acaso la mayoría) los que nos estamos replanteando lo que deben ser coordenadas básicas de la vida social, económica y política de Chile. Por supuesto que las políticas de investigación de Estado deben también ser vueltas a pensar tanto a la luz de octubre como a la luz de la investigación en otros países del mundo.
-¿Han podido reunirse con autoridades –parlamentarios, ministros, Presidentes- para tratar el tema? Se menciona una carta entregada a Michelle Bachelet en 2016.
-A lo largo de estos años hemos tenidos diversas reuniones con distintas autoridades de gobierno. Por lo general, muestran una buena disposición a escucharnos y en temas específicos hemos logrado avanzar, pero en general, les cuesta muchísimo salir de su marco economicista (la investigación es una inversión) y positivista (sólo la ciencia produce saber certero). A pesar de eso, hemos logrado hacernos un espacio y ser reconocidos como un interlocutor válido y propositivo.
-Otro de los problemas que mencionan es que a la hora de evaluaciones y asignaciones de fondos se mide con la misma vara a las humanidades que a las ciencias científicas, lo cual es una clara desventaja. Plantean que cada área debiese plantear sus propios parámetros. ¿Se ha podido avanzar en ello?
-Algo han empezado a cambiar las formas de evaluación académica, pero aún falta harto camino para que sea una política consistente entre agencias del Estado (financiamiento, acreditación) y universidades. Por ejemplo, recién se están incorporando variables cualitativas en las evaluaciones (cuestión que a nivel internacional está establecido hace muchos años). Además, se incluyó la interdisciplina, Sin embargo, es importante saber cuáles serán los criterios de evaluación de lo interdisciplinario y cómo se van a componer estos equipos de evaluación. Esperamos que las organizaciones de investigación tengan participación en esto. En efecto, ANID ha realizado reuniones con las sociedades científicas para abordar este tema, pero nuevamente nuestras áreas están subrepresentadas.
-En uno de los artículos, de 2017, se plantea que entre las soluciones que se proponen para mejorar la situación en que se encuentran se mencionan ampliar la comunidad de investigadores, innovación y la descentralización, ¿ven factibles esas soluciones en vistas de lo que está ocurriendo en Chile con la pandemia?
-Con la pandemia del 2020 y las observaciones y críticas de los especialistas a la errática conducción del Gobierno se ha vuelto patente el valor de las comunidades científicas y la necesidad de que ellas estén bien articuladas y se encuentren descentralizadas. Por lo tanto, los comentarios que están en el libro no sólo se han mantenido sino que también reafirmado con la pandemia. Otra de las cuestiones que se han hecho patentes en la pandemia es la necesidad de una mirada integral para enfrentarla. Para esto se requieren esfuerzos de distintas áreas de investigación, no sólo de las áreas biomédicas o especialistas en datos.
- ¿Crees que con las personas encerradas en sus casas consumiendo producciones culturales vía streaming (cine e incluso teatro) y recurriendo a la lectura y a la música se generará una mayor conciencia de la importancia de las humanidades, las artes y la investigación en ellas?
-Lo que ha quedado claro con la pandemia es que el problema no sólo médico o económico, sino que también social y cultural. Desde la Asociación hemos insistido en eso desde el inicio y sólo meses después nos han empezado a escuchar.
La publicación La batalla de Artes y Humanidades. Archivo 2016-2019, puede encontrarse en la web en el siguiente link.
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