Columna de Daniela Lagos: Lupin, el justiciero y los diamantes

El primer estreno de Netflix de este 2021 es una entretenida cacería de gato y ratón, donde estos roles están en constante cambio y donde los trucos están a la orden del día.


Assane Diop era sólo un niño cuando quedó huérfano. Su madre había muerto años antes y con su padre se habían mudado de Senegal a Francia para tener una vida mejor. Su papá era un hombre tranquilo y bueno, chofer de una familia de alta sociedad que entre sus tesoros tenía un collar de diamantes tasado en decenas de millones de euros, y que había pertenecido nada menos que a María Antonieta.

Cuando esta pieza desaparece de la caja fuerte, el padre de Assane es acusado de robo. Firma una confesión y se suicida en su celda. Meses antes de esto, el chico había recibido de él un regalo que se convertiría en su gran herencia: una novela de Arsène Lupin, el “caballero ladrón” creado por Maurice Leblanc y puesto en las páginas de decenas de relatos, novelas y obras de teatro.

25 años después, cuando el collar reaparece tan misteriosamente como se fue, Assane sabe que ha llegado el momento que tanto esperaba y empieza a desarrollar un plan para descubrir la verdad de lo que pasó décadas antes.

Esta es la base de la trama de Lupin, la nueva serie francesa de Netflix que tiene como gran protagonista a Omar Sy (Amigos intocables) y que está lejos de ser una ficción perfecta.

Hay momentos en que el nivel de habilidad de su protagonista es simplemente absurdo. Porque Assane no es simplemente un hábil ladrón, sino que es un absoluto genio, que en pocos días (u horas) logra planificar su próximo paso sin dejar espacio a errores, creando planes intrincados y altamente coreografiados donde nada falla. También hay otras molestias menores, como personajes que ya eran de edad 25 años antes y que se siguen viendo igual tras los saltos temporales, o una de esas pizarras de investigación llenas de fotos y post-it, que tiene varias portadas de las novelas de Lupin y poco más.

Dicho esto, Lupin es una serie que funciona y cumple con su misión de entretener. Omar Sy entrega una gran actuación en la que combina a un hijo frustrado y herido en busca de explicaciones, con un estafador lleno de encanto. También tiene una trama que se mueve rápido, que va explicando el pasado al mismo tiempo que avanza en la historia del presente, y que no se trata de mostrar la planificación de un golpe maestro (el gran robo ocurre en el primer episodio) sino que de todo lo que viene después, dando espacio para muchos golpes menores, juegos de manos, personificaciones e intrigas.

Sumando y restando, el primer estreno de Netflix de este 2021 es una entretenida cacería de gato y ratón, donde estos roles están en constante cambio y donde los trucos están a la orden del día. Una ficción entretenida y digna de ver.

* Dato anexo: los capítulos 4 y 5 de Lupin fueron dirigidos por la realizadora chilena Marcela Said (El verano de los peces voladores), quien ya tenía experiencia en series internacionales gracias a su trabajo para Narcos: México.

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