Juan Forn: la comunión, los perdedores y el olfato del editor

Una nueva edición de Yo recordaré por ustedes, vía Emecé, recopila parte de las contratapas que publicaba el escritor los días viernes en Página 12, en la cual desarrolló un gusto y un olfato por contar historias de gente perdedora, de los márgenes, usando la técnica de los cuentos de Ricardo Piglia. Quienes trabajaron con él, rescatan también su puntillismo, que hacía aparecer lo mejor de cada pluma. El libro se encuentra disponible vía Buscalibre.


Fenómeno post mortem, suele decirse. En los escaparates de las librerías de la Argentina ya se encuentra un libro del escritor Juan Forn, fallecido el pasado 20 de junio. Al momento de perecer, se encontraba preparando Yo recordaré por ustedes, un volumen -vía Emecé- que compila parte de las famosas contratapas que publicaba los viernes en Página 12, y que junto con su trabajo editorial le dieron un nombre entre los grandes de las letras allende Los Andes.

Las contratapas de los viernes en Página 12 no eran extensas. Pero aún así, se daba maña para tocar al lector siguiendo la pauta de otro grande de las letras de la Argentina. “Yo tenía solamente 100 líneas, por lo que tenía que trabajar condensadamente por un lado; y por otro lado, como a mí me interesa mucho el tema de la deriva siempre me gusta contar dos historias a la vez, esta es una teoría de Ricardo Piglia[...]Yo lo que quiero que cuando terminemos de leer las contratapa, digamos, ‘qué bueno’”, dijo alguna vez el mismo Forn.

Y a renglón seguido, apuntó: “Lo que a mí me interesa de la literatura es la comunión, sino, sería una actividad narcisista y ombliguista que a mí me resulta bastante irritante”.

Como otros escritores que pasaron por la prensa periódica (los casos de Bolaño, Fuguet o Enrique Vila-Matas, entre muchos otros), Forn desarrolló un olfato privilegiado para escoger temáticas y pulir la escritura.

Eduardo Fabregat recuerda un episodio interesante al respecto, de cómo un tema que con los cánones del periodismo clásico no tenía posibilidad de ver la luz, para Forn era oro puro. “Me había topado con un librito hermoso que ameritaba ‘hacer algo’, pero que no tenía mayor cabida en las urgencias diarias de Cultura & Espectáculos. Ni siquiera era un libro nuevo, y eso era también parte del encanto: en Complete & Utter Failure, el periodista estadounidense Neil Steinberg hacía un recuento y celebración de ‘grandes perdedores, segundones, cosas que nunca llegaron a nada y fracasos estrepitosos’”, escribió en Página 12.

Esa historia de los casi-casi fue lo que a Forn le llamó la atención. Era algo completamente diferente. Por eso, decidió reservarle una página para la edición de Domingo. “Entiendo por qué Juan me aceptó aquella nota sin dudar, qué lo sedujo de la anécdota de aquel librito: Forn tuvo una curiosidad interminable por explorar los pliegues de la Historia, por buscar desvíos donde brillan grandes cosas dignas de ser narradas, esperando a su descubridor”, agrega Fabregat.

Eran esas temáticas las que le interesaban a Forn, las de los olvidados, las de los márgenes. De alguna forma, sin saberlo, creó una especie de contracanon. Los borrados por la historia, también los excéntricos, perdedores, ilustres desconocidos, genios en las sombras. Todo lo que la sociedad exitista neoliberal no quiere ver. Esto, con una pluma única que juntaba lo real y la ficción. De hecho, Yo recordaré por ustedes, “es sobre todo un viaje por el arte, la ciencia y la política del siglo que pasó, de la mano de un narrador magistral”, se señala en el sitio de Editorial Planeta.

“Cruces de generosidad con capricho”

Pero su afán por la perfección, Forn no solo lo llevaba a las páginas entintadas de los viernes. También en su faceta de editor de Emecé y luego Planeta. En esa condición recibió a una joven promesa que pronto dejaría de ser promesa. Se llamaba Mariana Enriquez y llegó con una novela bajo el brazo, la primera, titulada Bajar es lo peor.

“Él peleó por mi novela. Iba a editarla Jorge Lanata en una coleccción que llevaba su nombre, orientada a jóvenes. Pero Juan se la arrebató. Vio algo en ese libro. Confió en él. Lo quiso. A veces ocurren esos cruces de generosidad con capricho y arrebato que definen futuro”, recuerda Enriquez en una columna para Página 12.

En ese mismo texto, la autora de Nuestra parte de noche recuerda lo puntilloso que era Forn al momento de editar: “Repasábamos página por página las correcciones y él me explicaba muy claro cuándo y por qué un diálogo era absurdo, si convenía usar la tercera persona, por qué mi inexperiencia, a veces, no era encantadora sino torpe, qué autores debía leer ¡ya mismo!”.

Fabregat, del lado del periodismo, también recoge el don de Forn para sacar lo mejor de cada autor y dejar los textos pulidos. “Volví a confirmar por qué Juan Forn era Juan Forn: con sutilezas de gran editor, con pinceladas aquí y allá, con ajustes casi imperceptibles, le había dado a mi nota un brillo que seguramente el original no tenía”.

Esta edición de Emecé de Yo recordaré por ustedes, se encuentra disponible en formato Ebook en el sitio de editorial Planeta, y en físico, por ahora se puede adquirir vía Buscalibre. En Chile, fue publicado por la editorial Laurel el año 2017, y fue el mismo Forn quien decidió seguir este modelo para la edición argentina, a la cual agrega más de las contratapas. Así lo explica a Culto Andrea Palet, directora de Laurel.

“Yo hice una selección de las tapas que después saldrían en los sucesivos tomos de Los Viernes que sacaba Emecé, y las ordené de otra manera, con una lógica geográfica de lejos a cerca, de exótico a familiar (el primer texto es sobre África y el último sobre el mismo Juan). Y a Juan le gustó y en esta nueva antología hizo lo mismo y usó el mismo título, lo que me parece muy lindo”.

Fenómeno post mortem, suele decirse.

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