Brian Cox, protagonista de Succession: “Si algo comparto con Logan es su desilusión frente a la humanidad”

El actor de la serie del momento habla con Culto de sus diferencias y similitudes con Logan Roy, el detestable y fascinante magnate que regresa hoy a la pantalla, en medio de las esquirlas de los Pandora Papers.


Brian Cox sabe de tipos sádicos y desalmados. Fue el primer Hannibal Lecter del cine en la grandiosa Manhunter (1986), el villano que le dio espesor moral a X-Men 2 (2003) y el líder nazi Hermann Göring en la miniserie Nuremberg (2000). Gran parte de su premiada carrera teatral en Inglaterra la forjó interpretando al Rey Lear de Shakespeare, el viejo monarca de Bretaña que decide poner a prueba a sus hijas antes de escoger a quién le dejará su reino. Algo de todos ellos hay en el despiadado y enigmático Logan Roy, su personaje en Succession, la mejor serie del momento.

Eso sí, en la vida real, o al menos por lo que deja ver al otro lado de la pantalla, Cox es un tipo amable, casi bonachón, muy distante del protagonista de la premiada serie de HBO, el multimillonario dueño de un gigantesco imperio de medios de comunicación que hace competir a sus cuatro hijos casi al borde de la tortura para elegir al que lo sucederá al mando del conglomerado. Pero el actor escocés de 75 años, que creció en la pobreza, que perdió a su padre siendo un niño y se identifica políticamente con el socialismo, se muestra especialmente empático con su personaje, tan detestable como fascinante.

“No lo odio. En mi trabajo no puedes odiar a nadie, porque todos somos iguales. Y a la vez tienes que entender que él es un sobreviviente, que ha tratado de jugar su mejor juego dentro de sus posibilidades. Es fatal juzgar a los personajes, es un gran error para cualquier actor y eso que me ha tocado interpretar a varios tipos bastante sospechosos y turbios”, asegura a Culto.

Hoy Succession regresa a HBO y HBO Max con su postergada temporada tres, luego de ganar el Emmy y el Globo de Oro a la mejor serie dramática en 2020. En medio de las esquirlas de la filtración de los Pandora Papers y con los billonarios de todo el mundo en el ojo del huracán, el timing parece perfecto para el regreso de una historia que muestra con estudiados detalles y fino humor negro a una familia disfuncional de ambición sin límites, constantemente al borde de lo aterrador y de lo ridículo. Tras el fin de Game of Thrones, HBO encontró otro éxito centrado en el poder y la familia.

“Estos niños nacieron en un mundo en el que no tienen que hacerse muchas preguntas, así que en cierta manera son víctimas”, explica Cox, convertido por unos minutos en una versión querendona del patriarca de la serie, quien en este ciclo enfrenta la primera gran traición del ambicioso Kendall Roy (Jeremy Strong), su heredero natural, que por primera vez saca las garras en serio.

“Lo hemos visto en otros casos, como en los hijos de Trump, por ejemplo. Y creo que es algo que nos ocurre a todos en cierta manera, debido a las redes sociales. Hoy todos nos sentimos con derecho a obtener ciertas cosas, lo que a veces es saludable, pero puede llegar a ser destructivo. Los seres humanos hoy estamos más confundidos que nunca y creo que la serie logra reflejar de manera artística este mundo que todos somos capaces de heredar. Un mundo muy terrible, pero a la vez bastante gracioso, ahí está la ironía de todo”, agrega.

Más allá de su capacidad para mirar a su personaje con distancia, no son pocos los aspectos que Cox comparte con Logan Roy, quien como él nació en Dundee sin grandes privilegios. “Creo que si hay algo que comparto con Logan es su desilusión frente a la humanidad. En mi caso viene desde una perspectiva socialista, en el caso de él, no diría ni siquiera de derecha, sino que desde una perspectiva egoísta”.

A nivel doméstico hay otros puntos en común. “Bueno, yo no he sido un gran padre”, reconoce el actor. “Creo que me han faltado habilidades, debí haber asistido a una escuela para padres”.

Luego profundiza: “Muchos hijos les copian a sus padres, hacen lo que el padre hizo o no hizo, es una decisión. Mi padre murió cuando yo tenía ocho años, su presencia para mí fue más bien la de una tumba entre la niebla, así que es muy difícil para mí verme reflejado en él. Y cuando me tocó ser padre, lo encontré muy difícil, y todavía creo que es difícil, porque estás lidiando con las hormonas de otras personas, con sus locuras personales. Y lo único que puedes hacer es tratar de no juzgar, tratar de aceptar y de estar abierto a los cambios. Tengo un hijo que tiene un temperamento de locos y siempre me pregunto qué hay ahí, qué le aterra, pero es un trabajo largo. Y en paralelo hay que trabajar afuera de la casa, lo que a veces me hace pensar que es mi forma de escape para no lidiar con los problemas familiares” (ríe).

Después de cuatro años en la piel del viejo Roy, el carácter de Cox también se ha alterado. Cuenta que ahora dice más groserías que antes, imbuido del temperamento endemoniado de Logan y de su ya icónico “fuck off”, que inspira memes y compilados en la web. “Vengo de la tierra de las palabrotas, los escoceses insultan mejor que nadie. Nadie dice esa palabra como los escoceses, con una reverberación en la voz muy única y horrorosa que te da escalofríos. Es una herencia que se lleva con orgullo”, explica. “Y si alguien se me acerca y me pregunta si me puede hacer un video diciendo ‘fuck off’ a la cámara, pues con mucha alegría le responderé: ‘Fuck off’”, amenaza con una risotada.

Succession muestra a un grupo de personas que aparentemente lo tiene todo pero que aún así quiere más ¿Cuál es la motivación de un multimillonario como Logan para querer siempre más?

Creo que tiene que ver con lo que todos queremos con nuestras vidas. Ves a esta gente, que ha tomado ciertas decisiones, que vive de cierta forma, Logan probablemente comenzó trabajando como periodista, se desilusionó muy rápidamente y así fue como se movió para crear su propio imperio. Él es un self made man, es algo importante que hay que saber de Logan. Pero es un juego, uno muy elaborado que nunca dejas de jugar hasta tu muerte. Y Logan lleva jugando ese juego mucho tiempo, a veces ganando y a veces perdiendo. Él lo sabe, pero ama el juego y el problema con sus hijos es que no entienden el juego, se lo toman todo demasiado en serio.

Algo que los Pandora Papers nos han vuelto a reafirmar es que el estilo de vida y sobre todo los negocios de los multimillonarios se mueven en un plano que el resto de los mortales parece desconocer ¿Qué aspectos morales le intrigan de esta gente, qué ha aprendido de ellos haciendo la serie?

Creo que se tiende a codificar todo lo que hacen. Que no usan abrigos, que hacen esto, pero no lo otro, pero al final son seres humanos, se comportan de formas distintas y claro, por supuesto que está la avaricia, el oportunismo, es algo con lo que lidian a diario. Pero creo que ese aspecto moral es siempre ambiguo, porque la moralidad es algo que siempre está en tensión. A veces lo moral se opone a la verdad, así que trato de no ser un moralista, a veces caigo en la trampa, pero intento no hacerlo. Y sinceramente no creo que Logan tenga cuestionamientos morales de ningún tipo. No le interesa, es un hombre completamente amoral. Aunque de seguro tiene ciertos límites en las cosas que hace, de hecho creo que es católico (ríe).

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