Alberto Fuguet: “Qué agrado que mi generación no esté a cargo del poder, me hace dormir muchísimo mejor”

El destacado narrador nacional fue uno de los exponentes en la Feria Internacional del Libro del Biobío, donde sostuvo un encuentro con los lectores. En charla con Culto, también se refiere a sus expectativas con el gobierno de Gabriel Boric ("el crítico literario que más me interesa en Chile es él", dice), su nuevo libro Rebalsar la piscina mental, y por supuesto, cine.


“Es como Woodstock”, comenta risueño, quizás porque mirar hacia el pasado se le da fácil. Luego agrega: “Aunque también es como el Lollapalooza”, y el símil salta a la vista porque al igual que el festival que organiza Perry Farrell hay un letrero con su nombre en medio del verdor y parte de sus actividades son al aire libre.

Son las definiciones que Alberto Fuguet (57) hace de la Feria Internacional del Libro del Biobío, en los pastos de la Universidad de Concepción, donde el pasado martes 11 tuvo una actividad llamada “Encuentro con los lectores”, en que el autor de Missing puso compartir con quienes han conocido su obra.

“Me costó quedarme dormido, me llenaron de ideas -dice Fuguet a Culto con un café en la mano-. Es como tener acceso a toda la crítica literaria buena onda que ha existido en el mundo. Uno entiende cuáles libros gustan, cuáles no. Que los libros que yo considero pequeños para otras personas son grandes. Me cuentan ideas, historias. Te cuentan el making of, en qué momento leyeron tal libro. Eso es fascinante, es una comunión”.

Aunque mirando de reojo la variante Ómicron, y con algunas ferias ya realizadas, ¿qué te parece el ejercicio de volver a las ferias presenciales?

Fue darse cuenta de que de eso se trata. Que los libros al final existen cuando son leídos y luego comentados. Antes me daba mas plancha, pero ahora entiendo que te hablan más los libros que de uno. Gente con guagua, gente en bicicleta, gente tirada en el pasto fumando marihuana. Gente que uno cree que no leen por la pinta. Yo le decía a Nivia Palma que cuando yo era lector, mucho antes de ser escritor, iba a la Feria del libro del Parque Forestal, que era al aire libre. No era tan grande, pero era al aire libre, muy distinto a las otras ferias que terminan siendo como un mero jumbo. Lo que están armando acá en Concepción es lo que debería ser, el día de mañana la FILSA debiera ser en el Parque O’Higgins.

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Escribir en modo fan

Por estos días, Alberto Fuguet presenta un nuevo libro, Rebalsar la piscina mental, vía Ediciones UDP. Se trata de una compilación de escritos publicados en diferentes medios sobre sus escritores favoritos. Pese a que el material es anterior, es un libro nuevo, recalca su autor en varios pasajes de la conversación.

En 2020, se publicó Enrique Alekán, una novela por entregas, que solía aparecer en el Wikén en el tiempo anterior a Mala onda, ahora esto ¿Qué te ha parecido el volver a retomar material de tu propio pasado?

Es una súper oportunidad, algo que no todo el mundo puede hacer, sobre todo si te das cuenta que eso no es arqueología, sino más bien encontrar cosas que están vivas. Quizás debieron ser libros siempre. Para mí, mirar al futuro es mirar al pasado, como no lo había hecho antes. Alekán fue como tomar ácido. Decía que sobre-mi-cadáver salía Alekán, me daba entre vergüenza, la piel se me erizaba, ahora siento que yo tenía un libro antes de Mala onda. Es como ir a terapia, pero en vez que todo se quede en puerta cerrada, sale para afuera. Es un pasado muy vivo.

Fuguet toma una pausa y lanza una crítica: “Hay una idea de que lo único que vale es lo nuevo. Hay malas prácticas que tienen que ver con los editores, los libreros, que lo único que importa es lo que viene, lo nuevo. Es como ‘¿Qué estás escribiendo?’, cuando la pregunta debiera ser ‘¿qué has escrito?’. Y para mí, Rebalsar la piscina mental, es un libro extremadamente novedoso, porque es algo que no se ha visto. Tú mismo no creo que te acuerdes de lo que escribiste hace un año atrás, y te puedes sorprender, para bien o para mal. Probablemente para bien”.

También sobre tu pasado, estrenaste hace poco un documental sobre la escena pop de los 80, Un nuevo estilo de baile...

Si bien no es sobre mí, es muy sobre mí, es la primera película que hago sin filmar un plano. Fui a investigar cómo eran los 80. Ha sido muy parecido a Rebalsar la piscina mental, fueron pequeñas bombas que estallaron y me hacen interesar mucho en el pasado. Ahora estoy tratando de hacer la película de ficción del documental que hice, porque saber cómo era el mundo de la vanguardia, cómo eran los afectos, cómo era la gente que iba a las fiestas da para ficción, porque yo lo viví.

Planteas que hay que escribir como fan, por eso no te gustan las redes sociales porque hay mucho hater...

Al final, ser fan es más divertido que ser hater. Antiguamente, la crítica en LUN era hater, el cura [Valente] era hater. Uno tenía claro que publicar implicaba entrar al pelotón del fusilamiento. Quizás no es tan así o no debería ser así. Yo soy mejor cuando escribo de lo que entusiasma y deseo compartir. Quizás ser fan es menos comercial, pero es más divertido. Por eso solo estoy en Instagram y poco y casi lo uso como mi pequeño fanzine.

En la cartografía que mencionas en el libro aparecen Quentin Tarantino, Bret Easton Ellis, David Foster Wallace, también Joan Didion, María Moreno, Mariana Enriquez...

Me gusta Joan Didion entre otras cosas porque es de Los Angeles, porque se enfrenta al periodismo como literatura, te puede hacer artículos sobre los Uber o la obsesión de las panaderías con masa madre. Cualquier tema social puede dar para literatura, y eso Joan Didion lo hizo súper bien. Yo sigo insistiendo que ella es mejor periodista que novelista. Eso la transforma igual en una súper escritora. La gente sigue mintiendo, en los obituarios ponían “la novelista”...¡no!, ¡no mientan! No conozco a nadie que la haya leído como novelista, y sin embargo, escribió dos libros canónicos que son... ¿qué son?, ¿textos, artículos, crónicas?, ¡son piezas literarias! Su libro más célebre es una memoria, no es una novela. No todo es novela y creer que lo único que importa es una novela es muy siglo XX.

En modo fan, ¿crees que lograste traspasar ese fanatismo a tus novelas?

Buena pregunta, a mí me gustaría pensar que sí, no sé si de manera precisa, pero al final uno es lo que ha leído, sobre todo -y ese libro no lo tengo- uno es la gente que uno odia. Cuando ves algo que odias, uno tiene que ser súper rápido y decir, “yo no quiero cometer estos mismos errores”, y al revés, cuando te gusta alguien, ¿qué puedo aprender de ellos? y qué puedo robar. Sobre todo cuando te gusta, te da ideas, más que copiar el estilo. Se puede escribir sobre un mall, se puede escribir sobre el 11-S-2001 desde otro punto de vista. David Foster Wallace no va a la Zona Cero en Nueva York, va a hablar con una vecina. Se puede escribir sobre el estallido social sin tener que ir a Plaza Dignidad. Al conocer bien los autores que admiras, entiendes cómo lograron tener una voz, una identidad, un planeta coherente.

Alberto Fuguet. Foto: Laura Campos.

Entre el crítico literario Boric, el cine y Peter Bogdanovich

En tu IG te manifestaste a favor de Gabriel Boric durante la campaña presidencial. ¿Qué expectativas tienes de lo que venga en adelante?

Como él mismo dice, demasiadas, pero muy entusiasmado y muy fascinado a nivel personal. Qué agrado que mi generación no esté a cargo. Tengo un sentido de alivio de que gente de mi edad con todas sus trancas y sus rollos espirituales, sexuales, con sus daños, su falta de terapia, no estén a cargo. Saber que ellos no están a cargo me hace dormir muchísimo mejor.

Llegado a ese punto, Fuguet enumera los aspectos que más le llaman la atención del frenteamplista. “Lo que más me fascina de Boric es que tiene emoción, que lee. El crítico literario que más me interesa en Chile es claramente Gabriel Boric Font. Lee libros, lee el país, la sociedad, lee discos. Y subraya. Eso me da confianza. Me parece fascinante que hable de pop. Una vez, en La Tercera escribí sobre la crítica a Piñera, cuando decían que le falta calle. Yo decía que sí, primero le falta calle, pero además le falta pop. No puedes andar por la calle sin walkman. O airpods, para no parecer tan retro. No necesariamente estar hiperconectado a redes sociales, pero tienes que entender el pop, porque es parte de la calle. Es el país real, y entre otras cosas, está cada vez más híbrido”.

¿Has podido ver alguna de las películas que se han puesto de moda, Don’t look up, La hija oscura, El poder del perro, o series como Sucession o Euphoria?

La que más me gustó fue La hija oscura, no parecía un debut, se atreve a ir a lugares donde ninguna mujer o ningún hombre iría, toca temas realmente tabú, si ser madre es agotador. Deberían quitarle la visa a Grecia, muestra que el turismo puede ser un horror, la película está llena de mala fe y a la vez está llena de compasión. La mejor escena es cuando Olivia Colman baila Living on a prayer, que es lo que nadie haría, y cuando alguien hace algo que a nadie se le ocurriría, dices que está bien, no usó el cliché.

Falleció Peter Bogdanovich hace muy poco, no sé si tenías cercanía con alguna de sus películas.

Lo entrevisté el año 91, el día después de la ceremonia del Oscar, me acuerdo que entre las cosas que hicimos fue pelar la ceremonia de la noche anterior. Era un freak, muy elegante, muy raro. Lo de su novia era muy fuerte, era igual a su novia muerta, ya que era la hermana de la novia asesinada 10 años antes. Anda a saber tú, pero ya leyendo las críticas, Bogdanovich va a pasar primero a ser un gran cinéfilo. Sus grandes triunfos fueron como cinéfilo, y sus derrotas también. Sus primeras películas que tuvieron real éxito eran películas de cinéfilo, tengo mis dudas de si fue autor, pero sí fue un cinéfilo de puta madre. Me gusta Jack el magnífico, basada en una novela de Paul Theroux, es una película media ambigua, porque se puede ser un proxeneta buena onda y tener sensibilidad, pasaba como un cafiche melancólico en Singapur.

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