¿Por qué nos fascina tanto la barbarie y el salvajismo de Woodstock 99?
Netflix acaba de estrenar el documental Fiasco total: Woodstock 99, que explora la historia del caótico festival que marcó una era. Hace casi un año, HBO Max ya había estrenado el suyo. ¿Por dónde pasan las huellas de un fenómeno imborrable y desastroso, con muertes y acusaciones de violación? En Culto, los expertos analizan distintos factores. Desde la transición musical del grunge al nu metal, hasta el morbo, la fascinación por los desastres y la presencia de bandas icónicas son algunos de los tópicos. "Es como ver un documental sobre la caída de las Torres Gemelas", acotan.
Arde una bandera de Estados Unidos y la gente aplaude. Pocos minutos antes, el bajista Tim Commerford, de Rage Against the Machine, le encendió fuego a la enseña con la que estaba cubriendo su amplificador. Mientras, el vocalista Zack de la Rocha canta (o más bien grita) la parte final de ese himno llamado Killing in the name. Todo, en el escenario Este del Festival Woodstock 99, un evento que pretendía rememorar la relevancia que tuvo la versión original, aquella hippie y espiritual de 1969.
Escenas como esta son las que quedaron en la retina del público rockero, y que han vuelto a las pantallas 23 años después con un aplaudido documental titulado Fiasco total: Woodstock 99, que por estos días se encuentra en la popular plataforma Netflix, y que recuerda el evento de ese año, que incluyó destrozos, incendios, peleas y hasta una denuncia por violación. Lo curioso es que el hombre ancla fue Michael Lang, quien fue uno de los impulsores del mítico evento de los 60.
Lo llamativo es que se trata del segundo documental sobre el evento en casi un año. En julio del 2021, la plataforma HBO Max estrenó Woodstock 99: Peace, Love, and Rage. ¿Por qué parece fascinaros tanto ver una y otra vez esas imágenes de salvajismo y barbarie que nos legó Woodstock 99?
Para el locutor de radio Sonar, Alfredo Lewin, un especialista en rock, ese es un punto a considerar en el análisis. “Ya hubo un excelente documental el año pasado. Entonces, creo que el tema es ver la línea que cierra los 90 y entran los 2000″.
Lewin cita una clave que se encuentra en el documental de HBO Max. “En el final, citan a Coachella como lo que venía. Un festival con otro set de valores, que no era solamente el lucro indecente, porque en este documental de Netflix queda en evidencia es que los productores -incluyendo a Michael Lang- eran tipo que priorizaron la plata a toda costa”.
¿Por qué el streaming se fascina tanto con un festival que termina estrenando dos documentales, en un período relativamente breve para la industria? Responde Daniela Lagos, la crítica de series y streaming de Culto: “Fue un festival muy famoso y que fue un desastre, entonces ambos documentales se enfocan por ese lado. Se alimentan del morbo que hay de ver masas de gente dejando la escoba, en peligro, accidentes, mientras está sucediendo un festival musical, con bandas que en su momento eran muy importantes”.
“Además, tiene personas que estuvieron in situ hablando -complementa Lagos-. Entonces, tiene el componente de la gente famosa. Súmale el componente del desastre, y todo eso súper bien documentado, hay mucho material disponible. Además, le recuerda Woodstock 99 a toda la generación que era joven en ese año, y también presentárselo a una generación nueva, que seguro se va a interesar”.
Para Fernando Mujica, conductor en radio Sonar y Horizonte, explora tres factores: “Lo primero es porque es un documental de música, cosa que a la gente interesa, va de la mano con una marca tan importante como Woodstock. Segundo, porque no fue cualquier festival, tiene que ver con una cosa generacional. La gente que tiene acceso a Netflix disfrutó mucho los 90. Y tercero, el morbo. Es como ver un documental sobre la caída de las Torres Gemelas. Cuando se sabe que quedó un poco la crema la gente quiere averiguar más, porque hay un poquito de información. Fue un hito no menor el que hayan violado niñas y que los gringos se hayan comportado por cómo se comportaron”.
Mujica añade lo cotidiano. “Hoy ver un documental en Netflix es muy familiar, entonces es lógico que tenga una aceptación masiva”.
Curiosamente, Lewin detecta que hay un link entre el rock clásico y Woodstock 99. También un festival (con un muerto) y también un documental (Gimme shelter). “El famoso festival Altamont, con que The Rolling Stones cerraron los 60. Es la idea de que está todo mal y que algo va a suceder. Pero en el 99 fue mucho peor que Altamont. Pensaba que no se iba a superar ese momento tan siniestro en la historia de los Stones. Lo superaron en el tema de superar dinero a toda costa, en las marcas. Y si pensamos que hubo una población flotante de 300 mil personas que se quedaron un fin de semana completo, obviamente que estaba destinado al desastre. Y a la gente le encantan los documentales de desastres”, explica Lewin.
Además, Lewin suma otro factor que hizo que el festival pasara tan amargamente a la historia: “Esa sensación que había en el aire, con la violencia tan implícita en el mensaje de destruir al colega músico que hacía pop, la no pertenencia a ciertas cosas del empoderamiento femenino. La cuestión de la tensión pre siglo XXI estaba ahí”.
Mujica añade otro punto: “Este documental toma una cierta sequía que viene mostrando Netflix, porque los últimos documentales de música que presentó no estaban muy buenos y no había tanta cosa noventera tan interesante. Esto cumple todos los factores para que sea un panorama entretenido de ver”.
El fin de una era
Hay algo de memorabilia, la Retromanía que describe tan precisamente el crítico musical inglés Simon Reynolds. Lo que se ve en el documental, asegura Lewin, es un proceso de transición musical viviéndose en tiempo real, ante los ojos de quienes acudieron y en las pantallas de quienes sintonizan este documental.
“Es la incubación de un género bien odioso en el rock. Es la transición del post grunge al nu metal, que es un fenómeno muy norteamericano, y que se acomodó mal, medio forzado. Yo viviendo ese período como full MTV hasta el 2002, no era muy fan del rock de guitarras de ese tiempo, creo que se había chacreado algo. Se notaba que no iba a lograr un lugar en la historia”.
Lo musical tiene un peso por sí solo, detalla Fernando Mujica. “Todo el mundo recuerda que fue un festival donde estuvo Limp Bizkit, los Red Hot Chili Peppers, Korn, Rage Against the Machine, entonces la gente lo relaciona con las bandas que le gustan. Son bandas taquilleras, no son bandas fomes”.
Lewin añade: “El rock no se supo reinventar después del grunge. Entonces surgió una música súper derivativa, que lo único que traía era testosterona y la cuestión de la violencia gratuita. En ambos documentales hay gente que lo relaciona con ciertos procesos sociales que se estaban viviendo en Estados Unidos, pero yo creo que era simplemente una falta de aporte musical renovador. Por eso, post caída de las torres gemelas surge la idea de un nuevo rock que mirara a lugares que culturalmente eran más significativos, con la idea más punkie y garajera, que le sienta bastante mejor a los gringos”.
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