Róisín Murphy: “Incluso si muero mañana mismo, tengo un catálogo que durará para siempre”

Con el surreal y elogiado Hit Parade bajo el brazo, la irlandesa Róisín Murphy se apronta a regresar a nuestro país en Fauna Primavera, el 24 de noviembre próximo. Sobre el caos y el compromiso constante habla con Culto.


Para la irlandesa Róisín Murphy (50) cuya carrera comenzó a mediados de los noventa con el dúo Moloko, formado junto a Mark Brydon en plena efervescencia del brit pop y con éxitos tales como The time is now y Fun for me, si hay una constante hasta el día de hoy es su nivel de compromiso artístico, evidente en potentes álbumes en solitario como Ruby blue (2005) y Overpowered (2007).

A un día de presentarse en Fauna Primavera este viernes 24 de noviembre en Ciudad Empresarial, conversa con Culto sobre su nuevo álbum Hit Parade (2023) producido por DJ Koze, y lo afortunada que se siente de una carrera sorprendente.

“Todo parece un sueño. Especialmente en estos últimos diez años me he sentido más y más agradecida por lo que ha ocurrido con mi carrera y mi música; y por la música que ha llegado a mi vida desde otros lados. Tengo mucha energía y me comprometo con lo que hago por el miedo a perder ese momentum. A medida que vas avanzando y surge más música tú quieres que esa música tenga un lugar”, explica. Un nivel de compromiso que, en el escenario, incluso le ha llevado a sufrir accidentes debido a su nivel de energía. “Afortunadamente no me ha pasado nada muy grave, nada que realmente amenazara con matarme...no todavía”, ríe.

Para Róisín, con una mente siempre inquieta y pletórica de ideas y conceptos nuevos en su música, el usual debate con productores ansiosos por controlarla creativamente nunca ha sido un problema.

“No me ha pasado toparme con gente que se ponga a decidir qué disco tengo que hacer después. Básicamente, yo soy la que siempre tiene ideas antes que cualquier otra persona así que yo hablo antes, les digo ¡sé lo qué quiero hacer ahora! (risas). Así que siempre ha sido así, ha sido como un sueño para una artista: hacer los discos a mi manera, los presento después a un sello y tengo el mejor sello posible que puedo tener para ese álbum en ese momento preciso; hago los videos yo misma, los visuales, tengo una banda increíble y todo está listo, las ideas y todo. Nunca jamás he tenido aburridas reuniones para decidir qué va a ocurrir en mi carrera y todo siempre parte con la música”.

Una de sus máximas es precisamente esa. “Siempre que la música sea pura y sus intenciones sean puras, todo lo demás seguirá ese camino y será fácil. Una música pura puedes trasladarla a visuales que continúen su línea y será todo grandioso; puedes remezclarla, sindicarla en diferentes lugares; lo importante es que sea grandiosa y esa es mi prioridad siempre. Es lo único que he comprobado que funciona”.

Con su nuevo álbum titulado Hit Parade, elogiado por la crítica, Róisín consolida una visión particularmente excéntrica del pop que sigue fusionando estilos de formas insospechadas, alcanzando igualmente éxito comercial. La artista confiesa no preocuparse por las ventas y se muestra agradecida del recibimiento que cada uno de sus álbumes tiene por parte del público.

“No me preocupo porque venda o no. Si se vende, es porque es bueno y porque tiene vida. A medida que pasan los años, mi catálogo se ha convertido en una fuente de orgullo para mí, porque sigue vivo, porque sigue presente en la cultura y porque sigue siendo relevante. Siento que mi trabajo está hecho. Incluso si muero mañana mismo tengo un catálogo que durará para siempre, yo creo”, sentencia categórica.

Desfile de golpes

Recién mudada a Ibiza los días de confinamiento durante la pandemia le encontraron leyendo mucho a J.G. Ballard. Así nació el germen de Hit Parade. “Tenía todo lo que pasaba en el mundo en mi cabeza y estaba en este hermoso lugar, donde también había cosas malas sucediendo por debajo de la superficie, como una suerte de ruido blanco”. El imaginario sci-fi y este contraste de experiencias cimentaron las texturas surreales que inundan el trabajo.

“Hay aspectos del disco donde ves algo hermoso y eso te hace pensar que estás a salvo, pero luego hay voces que invaden y llegan los problemas. Nada es lo que parece y nada es perfecto, y hay algo de eso en el álbum, es un poco así. El universo es oscuro, también, es una perfecta y hermosa bestia rodeando un bote, un bote que se hunde. Existe este narcisismo de voces -de sentirse con derecho- por doquier, y eres consciente que caes en lo mismo, y todo se arruina, todo se arruina todo el tiempo (risas)”.

El mismo juego de palabras del título del disco -que puede entenderse como Desfile de éxitos o Desfile de golpes, como sugiere su circense portada- encapsula esa sensación de bomba de tiempo.

“Hay caos en Hit Parade, una sensación de radio sintonizando diferentes secuencias, a veces al mismo tiempo. Una sensación de interrupciones aleatorias que llevan a tu mente en distintas dimensiones al mismo tiempo. Así es como escribo, escribo letras que van a distintas dimensiones y, de hecho, a veces es mucho. Es un gran problema para algunos productores, les mando muchas ideas, muchas voces, mucho de todo, muchos personajes y así es como lo hago”.

El hipnótico resultado se debe a que el alemán DJ Koze, con quien Murphy trabajó en el material, tenía una aproximación igualmente intuitiva. “Él escucha muy de cerca cuando trabaja, con mucha intención, y su música refleja su forma de escuchar. No es un músico y no entiende esto realmente como lo haría un músico, lo hace como de otra forma, como si estuviera sintonizando una radio, una muy putamente complicada estación de radio del espacio exterior”.

DJ Koze comenzó enviándole pistas a Róisín, quien luego se encargaba de las melodías y letras por su cuenta, ocupando un software sugerido por el mismo Koze para realizar estas labores sola desde casa. “Escuchaba lo que me enviaba y me ponía ansiosa de ganas de hacer algo con eso, cantaba encima en muchas capas, luego le enviaba la sesión completa y a veces él volvía al comienzo y encontraba cosas que yo había muteado o que yo consideraba que estaban mal, y él me escuchaba inventando la melodía, comenzando a jugar con eso, aún no delineando las letras por completo; en ese sentido fue algo bien íntimo. Y él utilizaba eso en vez de mi versión terminada. Y eso es íntimo para el oyente también, como si yo estuviera inventando las cosas en tu oído, y creo que él estuvo pendiente de eso todo el tiempo, de que fuese algo inmediato e íntimo”.

Róisín elogia la paciencia de Koze para revisar cada sesión y buscar entre las diferentes capas de material que ella le había enviado. “Fue un tiempo muy prolífico para mí, además. Memorablemente prolífico”.

Divertido para mí

Álbumes de este tipo no son concebidos para un show en vivo. Es algo que Róisín sabe bien. Desde los días de Moloko ha trabajado con el director musical Eddie Stevens -con quien ha grabado un par de discos, como Hairless toys (2015) y Take her up to Monto (2016)- a quien se considera muy cercana. “Es como un hermano, llevo trabajando con él hace 25 años en mis shows en vivo y él nunca me decepciona. Hago estos discos que son vastamente diferentes, en estudios cuyo modo de trabajo muy a menudo nada tienen que ver con lo que es una propuesta en vivo, y puede ser complicado traspasarlo a un show”.

El primer gran reto de Stevens fue la gira de Ruby blue, el primer disco solista de Róisín y que fue producido por Matthew Herbert. “Con muchos samples de objetos de uso diarios, cosas bien avant garde y hartos bronces y Eddie hizo un show en vivo que para mí ha sido uno de los mejores, con un disco imposible. En esos días yo necesitaba cortar con Moloko por un momento y fue algo sorprendente, hacer los samples en vivo y que funcionara todo con la sección de bronces fue muy difícil, pero fue todo fantástico. Desde ahí que cada vez que saco un disco él ha sido capaz de hacer que funcione, siempre con un grupo de músicos que pueda tocar distintos instrumentos, o incluso cambiar la banda un poco. A veces tengo vocalistas de acompañamiento, a veces secciones de bronces. Todo depende. Y eso siempre es bueno”.

Ese desafío constante es algo que alienta a Róisín. “Eso es lo que me hace seguir aquí: poder estar de gira y tocar estos discos. No puedes hacer discos de este tipo si no encuentras la forma de poder salir de gira con ellos satisfactoriamente. Me sorprendería si llegara a seguir en esto por treinta años más solo por hacer los discos”.

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