A 30 años de la muerte de Andrés Bobe: reeditan los dos legendarios primeros discos de La Ley

A 30 años de la muerte de Andrés Bobe: reeditan los dos legendarios primeros discos de La Ley

Este miércoles 10 se cumplen tres décadas del trágico accidente que terminó con la vida de uno de los más relevantes músicos del cancionero chileno en los 80 y los 90. Para el segundo semestre se reeditarán los dos álbumes que muestran su faena en La Ley y los orígenes del grupo: La Ley (1988) y Desiertos (1990). Aquí, su hermano Germán Bobe adelanta el proyecto.


El artista multidisciplinario Germán Bobe no puede entregar una cifra exacta, pero sí sabe que el casete debut de La Ley –aquel título recóndito grabado en 1988 previo a la fama, con Shía Arbulú como vocalista antes de Beto Cuevas – se vende en algunos rincones como el persa Biobío a precios imposibles, sólo destinado al bolsillo siempre holgado de los coleccionistas.

“Es un disco que no existe hace décadas en el mercado, no está en forma física, no está en ningún lado. Se puede conseguir a, no sé, unos 800 mil pesos, pero sólo un coleccionista duro puede pagar por eso”, estima en torno a la producción embrionaria de la banda más global del cancionero chileno en los últimos 35 años.

Una deuda que pronto empezará a concluir. Como parte de la conmemoración por los 30 años de la muerte de Andrés Bobe que se cumplen este miércoles 10, precisamente su hermano Germán anuncia la reedición de los dos primeros trabajos de La Ley: La Ley, de 1988, y Desiertos, de 1990. La fase fugaz y experimental con Arbulú, y el debut posterior de Beto Cuevas que acariciaría su primer impacto masivo.

Todo bajo la tutela creativa de Andrés Bobe, el guitarrista clave en el origen de La Ley, en la profesionalización del rock chileno en las postrimerías del siglo XX, y que falleció a los 32 años en un accidente en moto en la comuna de La Reina.

“Queríamos que los 30 años de la muerte de Andrés vinieran acompañados de una noticia, de un nacimiento, de una construcción. De mostrar algo nuevo”, esboza Germán Bobe.

Un proyecto de largo aliento

Por lo mismo, cifra en el lejano 2012 la fecha en que empezó a trabajar el proyecto: su mano derecha fue Carlos Fonseca, el mánager fallecido el año pasado y que a fines de los 80 además de Los Prisioneros ejerció como representante y productor de La Ley. De hecho, los dos primeros álbumes fueron editados bajo el sello que funcionaba al alero su disquería, la legendaria Fusión.

“Esta iniciativa funciona como un homenaje doble: no sólo a Andrés, sino que también a Carlos Fonseca”, admite Germán Bobe, realizador por lo demás de algunos de los más recordados videos de Los Tres, Javiera & Los Imposibles, Los Jaivas y Myriam Hernández. Luego continúa: “Los proyectos grandes toman tiempo. Carlos tenía los master de ambos trabajos y los remasterizamos para que tuvieran un mejor sonido. Son discos muy impresionantes, muy vanguardistas para la época, de canciones muy buenas”.

En lo concreto, cada título se editará en vinilo, CD, casete y digital. En el formato vinilo, cada álbum vendrá en 180 gramos y será doble: uno para la versión original y otra para las versiones remezcladas en 2024, extraídas desde las mismas 16 pistas en que se grabaron los registros de 1988 y 1990. Además, tendrán un librillo con imágenes inéditas, entrevistas actuales a todos los integrantes del grupo y textos a cargo de la periodista Marisol García.

La primera entrega de 1988 captura la faena creativa del conjunto que por ese entonces integraban Shía Arbulú en voz, Andrés Bobe en guitarra y teclados, y Rodrigo “Coti” Aboitiz en teclados. Arbulú era una joven española que junto a su familia había llegado desde Estados Unidos en 1986, formando casi de inmediato –junto a sus hermanas “Soli” y “Chachi”- el grupo Nadie, de efectivo pero efímero éxito en el pop local (llegaron hasta el Festival de Viña). En la grabación del primer y único disco de Nadie, Ausencia, Arbulú conoció en un estudio a Bobe y Aboitiz, ya de recorrido en el circuito gracias a distintas agrupaciones.

Eso sí, querían darle un giro a sus respectivas trayectorias y formalizar su propio proyecto. De esa manera, invitaron a Shía y crearon una banda todavía sin nombre: fue idea de la cantante bautizarlos como La Ley, inspirada en una canción de los españoles Radio Futura.

Atendiendo a que la vocalista debía viajar luego a España, se pusieron veloces manos a la obra y grabaron el debut homónimo de La Ley de 1988. Una pieza que abrazaba new wave, espesor dark y frescura synth pop, un maridaje atípico para la opaca uniformidad que aún aplastaba al Chile en dictadura en el epílogo de los 80.

“Es un disco que aún hoy suena muy bien. Suena perfectamente como si lo hubiera lanzado un grupo de estos tiempos. Es muy experimental. La forma en cómo estaban enfrentado el pop en esa época era algo que nadie estaba haciendo, el enfoque profesional en que trabajaron el sonido y el resultado que dio, todo influye. Trabajaban con el mismo nivel, seriedad y proyección de las grandes bandas. En esta nueva edición, se pueden hasta descubrir otros sonidos”, reafirma Bobe.

El casete tenía seis canciones, cuatro remezclas y una pieza instrumental. También lucía el logo del grupo, diseñado a mano por Vicente Vargas y Arturo Duclos, el que se mantiene hasta hoy como parte de su estética. En el tracklist aparece el tema A veces, el mismo que La Ley –ya con su elenco más definitivo- revivió en 1991 para el álbum Doble opuesto.

“Es un disco muy importante para lo que vino después”, subraya Bobe. Después detalla: “Andrés se encerró ocho meses, grabó una serie de demos e instrumentales, los mismos que fueron la base de gran parte del sonido de La Ley en los 90. Además, había una gran química con Coti, se lograba una muy buena labor”.

La nueva era

Cuando Arbulú abandonó la banda –se fue a España y nunca más volvió a Chile-, se intentaron reinventar y sumaron nuevos miembros: el bajista de Paraíso Perdido, Luciano Rojas; el músico y letrista Iván Delgado, también parte de Paraíso Perdido; y el baterista Mauricio Clavería, fichado desde Pancho Puelma y los Socios. Delgado intentó ocupar la vacante de Arbulú y se calzó el rol de vocalista, pero no resultó. Lo expulsaron de sus filas.

La banda, encabezada por Bobe, sondeó otras alternativas y dio con un cantante que estudiaba diseño, que venía llegando desde Canadá y que hacía algo de dinero interpretando covers en el bar La Papaya en Tongoy. Luis Alberto “Beto” Cuevas Olmedo fue la inclusión de La Ley, el hombre responsable de grabar Desiertos en 1990 y de inmortalizar ese camino largo que los esperaba en los años venideros.

El casete de Desiertos se compuso de 10 temas -la pieza homónima, Qué va a suceder, Hay algo allá afuera, entre otras-, pero también de una batalla que precipitó el culto. Acusando cierto abandono de Fonseca, la banda decide romper con Fusión Producciones. La entidad dejó de promocionar el álbum y sólo sacó al mercado 500 copias, lo que hizo que se convirtiera en un producto aún más escaso, sólo en mano de unos pocos hasta hoy.

“Pero Carlos Fonseca siguió siendo muy amigo de Andrés. Se juntaban mucho a escuchar música, en la época en donde sólo Fusión tenía cierto tipo de música en Chile”, resume Germán Bobe.

La Ley en sus inicios. Créditos: Archivo Histórico / Cedoc Copesa

Las reediciones de La Ley y Desiertos saldrán en el segundo semestre. Vendrán acompañadas de un videoclip y un documental. El clip mostrará la canción La luna, del álbum de 1988, con un guión escrito por Shía Arbulú. En tanto, el documental referirá al éxito Desiertos, y tendrá una historia más desarrollada, sobre todo centrada en el destino del grupo con Beto Cuevas.

Además, a partir de este miércoles 10 estará disponible el sitio web www.desiertos.cl y el Instagram @desiertos_1988. En el sitio web se estrenará un registro inédito que el realizador Carlos Moena realizó en el concierto de La Ley en el Gimnasio Municipal de Conchalí el 9 de abril de 1994, la noche antes de la muerte de Bobe. El preludio de la tragedia.

Consultado sobre la posibilidad de que, para el mismo lanzamiento, los miembros originales del grupo se reúnan y se vean otra vez las caras, Bobe es cauto: “Yo he hablado con todos los integrantes de la banda para este proyecto y la respuesta ha sido muy buena. Todos quieren que sea un éxito, todos le tienen un enorme cariño a Andrés. Hoy no estamos con planes de una reunión. Lo sabremos más adelante”.

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