George Harrison, I Me Mine y un desahogo sobre el ego en la hora final de los Beatles

George Harrison, I me mine y una canción sobre el ego en la hora final de los Beatles

En los días de las tensas sesiones de Get Back, Harrison compuso una canción donde reflexionaba profundamente sobre el ego. Considerada en las grabaciones, también tuvo su lugar en la película Let it be, lo que obligó a la sesión final del grupo en 1970. Acá una historia de Culto.


En enero de 1969, mientras The Beatles avanzaban con las tormentosas sesiones del proyecto Get Back, con el deadline colgando sobre ellos como una pesada sombra, George Harrison llegó a los helados estudios de Twickenham con una nueva canción para mostrar al grupo. Como se ve en la recientemente restaurada película Let it be, al primero que se la compartió fue a Ringo Starr. Se llamaba I me mine.

En algunos discos de antaño, en las ediciones de los países de habla castellana, se le traducía como “Me pertenezco”, o “Yo yo mío”. Ambas versiones no dicen exactamente lo que Harrison quiso explicar. Como él mismo lo cuenta en su autobiografía I me mine (Libros del Kultrún, 2017), en realidad se refería a un estado interno, a una reflexión en torno al ego. No es raro, pues por entonces el guitarrista estaba en un viaje introspectivo y contemplativo que en los 70 profundizaría.

Remite inequívocamente al problema del ‘ego’. Es preciso distinguir entre dos ‘yoes’: el ‘yo’ pequeño, cuando decimos: ‘yo soy esto’, y el ‘Yo’ grande, es decir OM, la conciencia completa, total, universal, desprovista de dualidad y ego. No hay nada que no forme parte de la totalidad completa. Cuando el ‘yo’ con minúscula se fusiona con el ‘Yo’ grande, ¡en ese momento sonríes de verdad!”.

Harrison estaba descontento con cómo se daban las cosas en el grupo -al cual terminaría por abandonar solo unos días más tarde-, cansado del poco interés que, sentía, le daban los demás a su trabajo (sobre todo Paul McCartney) centró su reflexión sobre el ego justamente en el papel que cumplía por entonces. “Me puse a mirar a mi alrededor y todo lo que vi estaba relacionado con mi ego. Ya sabes, ‘ese es mi papel’ y ‘esa es mi franela’ o ‘dámelo a mí' o ‘yo soy’. Me enfurecí hasta el extremo de detestar todo cuanto tenía que ver con mi ego, que era más que un desagradable destello de todo lo falso y efímero”.

George Harrison

Por eso, y como apuntan Fernando Blanco y Sergio Marchi en Los Beatles. En el final (Planeta, 2019), en las traducciones “lo lógico hubiera sido respetar el sentido de la canción: Yo, Mí, Mío, tres pronombres posesivos de la primera persona del singular”. Es decir, tres palabras diferentes para referirse al ego. De hecho, ambos esbozan una interpretación al respecto: “Es imposible asociar este tema a algo más terrenal, sabiendo que el choque de egos dentro de la banda estaba pasando su momento más explosivo. Se presume que George escribió este tema el 7 de enero de 1969, en plenas sesiones de ensayos filmados en Twickenham”.

Allen Klein pensaba que era una canción italiana -agrega Harrison en su autobiografía-’cara mia mine’, pero qué tiene que ver con el ego, ese dichoso problema...”.

Una regrabación

Harrison pujó por el tema y finalmente consiguió que la banda la considerara para las sesiones de Get Back. Al momento de ensayarla, un ácido John Lennon -a medio camino entre una broma pesada y el desprecio- dejó de lado su guitarra Gretsch, tomó de la mano a Yoko Ono, y se pusieron a bailar un vals, aprovechando la rítmica de 3/4 de la canción.

El tema tenía dos partes, contando un fallido intermedio de guitarra flamenca, con ello, alcanzaba solo la duración de 1.30. La grabación, hecha por Glyn Johns, quedó almacenada junto con todo el material. El ingeniero editó un disco que solo le gustó a Paul. Sin embargo, el nuevo manager del grupo, Allen Klein, telefoneó a Lennon para preguntarle a quién le pasaban el material en un intento por publicar un nuevo disco del grupo. John no lo dudó un segundo: Phil Spector, el hombre del “Wall of sound”. George y Ringo también dieron su aprobación (a Paul no le preguntó, pero esa es otra historia).

Pero la suerte le trajo a Klein otro regalito: las horas de cinta que el director Michael Lindsay-Hogg había filmado de los ensayos y que dieron forma a una película que terminaría llamándose igual que el álbum, Let it be. Había una escena que Lindsay-Hogg quería dejar sí o sí en la película, que era justamente el baile de John y Yoko mientras suena I me mine. El problema es que el registro de audio captado en Twickenham y en los estudios de Apple no tenían la suficiente calidad sonora para ser incluida en un álbum, y hubo que volver a grabarla.

Por ello, y a pesar de que Paul ya se encontraba grabando su primer álbum solista, el 3 de enero de 1970 se encontró nuevamente en Abbey Road con Ringo y George para registrar una nueva versión de I me mine. Fue la última vez que los Beatles (o lo que quedaba de ellos) se reunían para una sesión de grabación. Ese día, la alineación fue la siguiente. George: voz y guitarra; Paul: bajo, guitarra acústica, órgano, piano eléctrico y coro; Ringo: batería. Posteriormente, Phil Spector añadió toda su parafernalia: 18 violines, 4 violas, 4 cellos, arpa, 3 trompetas, 3 trombones y 2 guitarras acústicas. ¿Lennon? estaba en Dinamarca, según Marchi y Blanco. “Los Beatles ya no eran los Beatles -señalan-; tan solo podían terminar lo que hacía falta para que todo concluyese. Es por eso que un tema sobre el ego resultó tan apropiado”.

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