El regreso de Karl Ove Knausgård: una novela de ideas con preguntas sobre la muerte, la ciencia y la familia
Los lobos del bosque de la eternidad (Anagrama) se titula la nueva novela del célebre escritor noruego. Forma parte de una saga de publicaciones de ficción con las que busca dejar atrás la literatura confesional que lo hizo conocido, pero manteniendo su estilo puntilloso y pausado. Acá le damos una mirada junto a sus traductoras al castellano.
Un joven noruego de 20 años, Syvert, sueña con su padre, quien falleció cuando el muchacho era un niño. De alguna manera ese reencuentro en la duermevela le devuelve la materialidad de su progenitor, que había pedido. Pero también le deja preguntas. En los días siguientes, su madre le cuenta que al momento de su muerte iban a divorciarse porque le había sido infiel con otra mujer y además había tenido una hija. Esto golpea a Syvert quien comienza a buscar explicaciones. Es 1986 y en las noticias se entera de la catástrofe nuclear de Chernobyl, en la URSS.
Es la trama con la que comienza Los lobos del bosque de la eternidad, la nueva novela del renombrado escritor noruego Karl Ove Knausgård, y que llega a Chile vía Anagrama. Una extensa narrativa que une la Noruega de los 80 con la Rusia de Putin. Porque el libro da un giro a la historia de la bióloga Alevtina Kotov, quien, ya en los 2000, no sabe nada de su padre biológico y de pronto comienza a tirar de ese hilo. La desaparecida URSS algo tiene que ver con su origen y también con el padre de Syvert. Ambos relatos son contados en primera persona por Alevtina y Syvert, además de otros personajes.
Los lobos del bosque de la eternidad es una novela bien lograda, ya que el lector nunca se descuelga y quiere seguir conociendo más sobre lo que le están narrando. Avanza a tramo lento y puntilloso, muy en la línea de la escritura de Knausgård. No solo hay historias, los personajes reflexionan sobre temas como la muerte, la ciencia, la familia. Es sobre todo, una novela de ideas. Así lo explicó el mismo autor en charla con el periódico español El Mundo: “Siempre he tenido la sensación de que la filosofía y las novelas de ideas se desarrollan un poco fuera del mundo, pero yo creo que la magia y el misterio del mundo no son abstractos, son muy concretos, están en los pequeños y anodinos detalles. Por eso en mis novelas siempre intento encontrar el equilibrio entre la vida cotidiana, con todas sus ocupaciones y aspectos prácticos, y esas grandes ideas”.
También se refirió a su insistencia con el estilo pausado que lo caracteriza, pero que a los lectores les ha resultado muy atractivo. “Soy increíblemente lento contando una historia. Escribo del tirón, sin hacer apenas retoques, pero describo todo constantemente, escribo 100 páginas y no ha pasado nada. Se necesitan muchas páginas para hacer avanzar las cosas un poco”.
Con esta novela, y con la anterior La estrella de la mañana (2023), Knausgård dejó definitivamente atrás la escritura autobiográfica -la saga Mi lucha, que le dio fama mundial- y se adentró de lleno en la ficción. “Tras Mi lucha sentía que ya me había explotado demasiado, que seguir escribiendo sobre mí sería la muerte de mi literatura, así que decidí cambiar -dijo a El Mundo-. No soy realmente un escritor táctico, sólo escribo, así que la vuelta a la ficción no fue algo planificado. Sentía que ya me había explotado demasiado, que seguir escribiendo sobre mí sería la muerte de mi literatura, así que decidí buscar algo desconocido”.
Traducir una voz
La novela fue traducida al castellano por la dupla de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo. La primera, noruega; la segunda, española. Ellas han traducido los libros de Knausgård a nuestra lengua y son voz autorizada para referirse a este nuevo material. Generalmente comienza traduciendo Kirsti y cuando lleva unas 20 páginas las envía a su co-traductora Asunción. Luego discuten y corrigen entre ellas. Un trabajo muy colaborativo. Contactadas por Culto, comentan -a coro- cómo abordaron Los lobos del bosque de la eternidad.
“Después de haber traducido de Knausgård más de 10 obras y varios miles de páginas, el proceso de traducción de esta novela no fue muy distinto al de las anteriores. Ante Knausgård hay que estar muy abierta, curiosa y preparada para lo que te puedas encontrar. En sus libros puede aparecer casi cualquier tema y siempre tienes que documentarte sobre ello. Con Knausgård te puedes esperar cualquier cosa, desde descripciones minuciosas de las cosas más cotidianas, como utensilios de la cocina, por ejemplo, hasta las más complicadas explicaciones, comentarios y consideraciones filosóficas y científicas. De él se puede esperar casi de todo”.
“Aunque el proceso de la traducción ha sido el mismo de todas las obras, ésta contó con grandes dificultades añadidas, como las digresiones sobre un tema tan banal como el fútbol, al que Knausgård es un gran aficionado, mezcladas con largas y complejas digresiones sobre temas mucho más elevados, como biología evolutiva, historia rusa, etc. Otra dificultad que nos encontramos fue la de la traducción de los nombres rusos. Knausgård utiliza además muchos y diferentes diminutivos de estos nombres, lo que complica aún más la tarea”.
Las traductoras también abordan cómo ha sido pasar del Knausgård confesional al Knausgård de ficción. “En parte sentimos como un alivio el dejar atrás la novela autobiográfica, de la que hemos traducido miles de páginas y pasar a la ficción, aunque como hemos dicho, el estilo de escritura y la forma de tratar los temas, detallada y minimalista, mezclando lo más trivial con lo más complejo, no difiere mucho de sus libros autobiográficos. En esta obra nos introduce por ejemplo a la cuestión filosófica/científica del intento de abolir la muerte, un tema realmente poco ‘natural’. Es obvio que con esos temas la traductora tiene que ponerse a estudiarlos para poder transmitir lo que quiere expresar el libro”.
“Nos parece curiosa la estructura de estas nuevas obras, la aparición de una serie de personajes que aparentemente no están relacionados pero que tienen algo en común, todos observan la nueva estrella que ha aparecido en el cielo, lo que nos hace pensar que quedan nuevas entregas en las que se resolverá el enigma, y estamos ansiosas por traducirlas. En suma: los libros de Knausgård dan mucho trabajo, y también mucho placer a sus traductores. A Knausgård, como a todo escritor, hay que traducirle como es, como escribe, como se expresa”.
El mismo autor ha comentado que con La estrella de la mañana inició una saga de novelas, y que Los lobos del bosque de la eternidad es parte de ella. “La tercera es más similar a La estrella de la mañana, muy coral, pero narrando cada historia de ese libro desde el punto de vista de otro personaje, casi como un espejo. La cuarta es muy diferente, muy oscura: trata sobre el ascenso y la caída de un artista, y el diablo, un poco como en el mito de Fausto, está implicado. En la quinta vuelvo a Syvert, pero para contar la historia de su padre y su gran amor adúltero. Y la última, que estoy escribiendo ahora mismo, trata sobre su hermano Joar, y es la que cierra todo. Espero poder terminarla este año, pero será difícil, porque hay tantos cabos sueltos que no sé cómo encajarlos”, dijo a El Mundo.
En los principales medios internacionales, la recepción de esta nueva novela ha sido más bien positiva. The Guardian señaló: “Los lobos del bosque de la eternidad es extensa, como las preguntas que plantea. Esta novela está fascinada con la idea de deshacer la muerte, pero quizás su resurrección más interesante sea la de una forma latente: la novela de ideas. Knausgård, maestro de la ficción como indagación sobre el yo, ahora la revive como una indagación sobre el cosmos, reencantándolo con esos fascinantes secretos que la ciencia le había robado”.
El señero The New York Times dijo: “La tarea de cualquier novela es absorber sus materiales, terminar lo que empezó. En el plano emocional, Knausgård lo consigue principalmente. Tras la publicación de su serie de seis volúmenes Mi Lucha, algunos lo etiquetaron como el avatar del ego masculino blanco atribulado, y la acusación no fue fácil de refutar. Pero en esta novela da un giro; da vida —incluso celebra— al complejo y ambivalente intercambio entre hombres, entre mujeres y entre hombres y mujeres. Estas relaciones, llenas de malentendidos, concesiones y reconciliaciones, parecen reales, sin una agenda”.
“Los lobos del bosque de la eternidad como una novela rusa del siglo XIX, lidia con los grandes contrarios: la visión materialista y la religiosa, el mundo como accidente cósmico versus la encarnación de una intención radiante. ¿Está este mundo impregnado de significado o no? ¿Ha habido alguna vez un mejor momento para preguntar?”.
El sitio especializado Zenda indica: “Bordeando la ficción y el ensayo, rearmando el espacio personal que tan efectivo le fue en su andadura por la autoficción, el autor noruego nos entrega una obra ligera y densa a la vez; descriptiva y al mismo tiempo etérea; real, porque sus diálogos también son nuestros, y a la par milagrosa. Y finalmente extensa, porque la eternidad lo es, y porque esta solo es alcanzable, al menos de momento, a través de la literatura”.
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