Eduardo Vargas recupera la memoria goleadora y escala en la lista de artilleros históricos de la Copa América

Eduardo Vargas celebra su gol junto a Jean Meneses y Arturo Vidal. (Foto: AFP)

El delantero vuelve a hacer gala de su oportunismo. En el penal fallado por Arturo Vidal, fue el más rápido en llegar al balón, que mandó a la red con un cabezazo. Terminaba así una sequía con la Roja que había nacido en 2019, en la anterior Copa América que se disputó en Brasil.



Emiliano Martínez le contiene el penal a Arturo Vidal, con una meritoria reacción sobre su izquierda y Chile entero se congela. La Roja caía por la cuenta mínima y esas fracciones de segundo parecían sentenciar el marcador. Desde atrás, a toda velocidad, apareció Eduardo Vargas para enviar el balón al fondo del arco, con un golpe de cabeza. A pura rapidez y oportunismo, Turboman mandaba al fondo de las mallas el rebote que el golero argentino concedió después del disparo del Rey. La Roja se abraza mientras Argentina reclamaba una mano que nunca existió. Lo concreto es que la validación del tanto, por parte del juez colombiano Wilmar Roldán no solo sentenciaba el empate. También ponía fin a la sequía goleadora del ex delantero de la U y Cobreloa en la Roja, que databa de 2019, precisamente de la anterior Copa América que también se jugó en Brasil. En Río de Janeiro, el segundo goleador histórico de la Roja volvía a lo suyo. En su torneo favorito.

La Copa América parece ser lo suyo: el actual jugador del Atlético Mineiro ha marcado en las últimas cuatro versiones del torneo de selecciones más importante de esta parte del mundo: lo hizo en los títulos de 2015 y 2016 y, lo dicho, en la de 2019. Ahora amplía su racha. Y no solo eso: escala en la lista de goleadores históricos del torneo sudamericano. Con 13 anotaciones, se pone al nivel de los argentinos Gabriel Batistuta y José Manuel Moreno y del brasileño Ademir.

Dudas iniciales

La gran duda de Chile después del partido frente a Bolivia, por las Eliminatorias fue el nivel ofensivo de la escuadra de Martín Lasarte. Frente a los altiplánicos, la Roja monopolizó el dominio del balón, pero se diluyó considerablemente al momento de ingresar a la zona más cercana al arco de Carlos Lampe. Esa carencia se tradujo en un empate que estaba en escasos cálculos. Ante Argentina, naturalmente, se preveía un trámite distinto. La Albiceleste, obligada a asumir un mayor protagonismo, teóricamente podía ofrecer mayores espacios para que la escuadra de Machete merodeara la puerta de Emiliano Martínez.

Eduardo Vargas anotó el gol chileno.
Eduardo Vargas anotó el gol chileno.

Sin embargo, en la práctica, no fue tan así. Los primeros minutos, con una Selección que intentó ser protagonista, a pesar de la ausencia de Alexis Sánchez, su principal figura en la faceta ofensiva, pueden mover a engaño. Porque, tal como frente a los altiplánicos, Chile se paró adelantado, intentó tener el balón y acercarse a la portería transandina. Y, hasta ahí, parecía una invitación al optimismo. Pero, con el transcurso de los minutos, quedó claro que ese dominio relativo resultaría inocuo.

En la primera etapa, Chille causó poco daño. En rigor, tuvo apenas dos aproximaciones dignas de ser mencionadas a modo de resumen. En los 14′, una salida rápida forzada por una salida rápida desde un balonazo largo de Guillermo Maripán, que Carlos Palacios terminó en un centro que no fue aprovechado por nadie. La segunda, en los 26′, cuando Jean Meneses, en un arresto individual, disparó cruzado desde el vértice del área transandina, en un remate que se fue desviado por poco.

En el resto del lapso inicial, la Roja, que había apostado por un mediocampo nutrido para frenar los ascensos de los laterales argentinos y para, eventualmente, apoyar a Eduardo Vargas, el referente de ataque, no tuvo claridad. Arturo Vidal, quien volvía al equipo después de superar el cuadro de coronavirus que le impidió jugar en los duelos por la ruta al Mundial de Qatar, pareció acusar el desgaste de una reaparición apurada. Del Rey que suele transformarse en un permanente agente ofensivo, se vio poco. Casi nada. Y Chile lo sintió. Vargas, en tanto, el llamado a cargar con la responsabilidad de la delantera, sucumbió frente a la marca de los centrales. Lucas Martínez Quarta y Nicolás Otamendi.

Scaloni también leyó acertadamente la otra posibilidad que tenía Lasarte para generar volumen ofensivo. Por las bandas, Mauricio Isla y Eugenio Mena, los dos laterales chilenos, encontraron permanentes obstáculos para acercarse a campo rival. Y rara vez pudieron terminar la jugada en un centro al área.

Un reinicio virado

En la segunda etapa, Chile entró virado. Vidal, incluso, renació. La inspiración corrió por cuenta de Erick Pulgar, quien en los 52′ le metió un balonazo a Vargas. Mano a mano con Martínez, el delantero la hizo rebotar en el pecho del portero albiceleste. Sin embargo, la jugada no terminaría ahí. La imagen televisiva mostró una infracción de Nicolás Tagliafico sobre el Rey. El juez Roldán no la advirtió en primera instancia, aunque desde la cabina del videoarbitraje le advirtieron de una posible infracción. El árbitro realizó el rito de ir a revisar la jugada al centro del campo y cobró la infracción. La cobró Vidal y falló. Vargas apareció justo para marcar la igualdad.

Después de esa acción, Chile intentó mantener el control del balón para impedir, de esa forma, el asedio argentino. Ese objetivo lo consiguió parcialmente.

En los 77′, frente al desgaste de Carlos Palacios y Eduardo Vargas, Lasarte se jugó una de las cartas más esperadas: el debut del inglés Ben Brereton, quien tocó el primer balón con la casaquilla nacional cuatro minutos después. También entró César Pinares. En rigor, ninguno gravitó. En la recta final del encuentro hubo pocas llegadas al área argentina.

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