Gustavo Poyet: “Vamos a intentar subir la intensidad, será una prioridad”

Gustavo Poyet, nuevo técnico de la UC, en San Carlos de Apoquindo.

Luego de una extensa carrera en Europa, el entrenador uruguayo de 53 años inicia su etapa en Sudamérica al mando del tricampeón del fútbol chileno. El charrúa, confeso admirador de Manuel Pellrgini, también dirigirá por primera vez con VAR, del cual se declara un enemigo acérrimo.



Gustavo Poyet (53) revela que tuvo varias ofertas durante los casi tres años que completó sin dirigir. La última fue de Peñarol, en enero. “Tenía muchas ganas, me convencía trabajar en un grande de Uruguay. Lamentablemente, en ese momento, todo mi staff me dijo que no podía venir. Dos meses después, se planteó lo de Católica”, señala, en entrevista con La Tercera, el nuevo entrenador de la UC, quien tendrá la misión de lograr un inédito tetracampeonato de torneo largo.

¿Por qué tanto tiempo inactivo?

Cuando me fui del Burdeos ya había empezado la temporada, así que me planteé muy exclusivamente volver a Inglaterra. Cuando me fui de Sunderland fue para abrir mi mente y no estar tan metido en Inglaterra, donde ya llevaba casi 15 años. Me salió la opción del AEK Atenas, donde me fue espectacular, y pensaba después volver a Inglaterra, pero me salió una oferta en España y me fui al Betis, después a China, y luego lo del Burdeos. Me fui un poquito más de la cuenta. Y cuando sales de lo que es el círculo de trabajo, después para volver necesitas una oportunidad. Es fútbol. Son lecciones. De repente cuesta un poquito más volver, porque la gente suele pensar que es mejor cualquiera, aunque le haya ido muy mal y que esté activo, a otro que le haya ido mejor, pero que lleve inactivo dos años.

¿Eso será un problema?

En todo hay un balance. Lo que no te puedo decir es cuánto es lo ideal. No te puedo decir si son seis meses, dos o tres años. Cada uno dependiendo de la edad y la energía, de cuánto te sigues informando... en mi caso yo trabajé muchísimo para la televisión inglesa, para la televisión española e inclusive para la americana, con los partidos de Champions y Europa League. Me mantuve activo en un medio de fútbol, viendo mucho fútbol. Quizás hubiese sido distinto si me hubiese quedado en casa sentado, haciendo nada. Quizás ahí te diría que dos años y medio son una eternidad. Creo que somos todos distintos. Lo que sí está claro es que fue más largo de lo que esperaba. No esperaba estar tanto tiempo fuera. Estoy muy contento de estar de vuelta. Como debe pensar todo el mundo, “ya era hora”.

Con respecto a su experiencia en el Betis, en The Coaches’ Voice dijo: “Simplemente me equivoqué yo. No me informé bien de la situación. Fui un poco de apresurado”. ¿Le puede pasar lo mismo en Católica, en una liga y un país que no conoce?

No. Yo sé que el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra, pero no, porque aprendí mucho de esa experiencia en España. Desde el momento en que se planteó la posibilidad de Católica, hablé con gente muy conocida que me ayudó a informarme bien, para no encontrarme con una situación similar. Cuando empiece a trabajar te podré confirmar todo, pero no hay comparación. Entré en España a un club donde había un conflicto interno bastante importante, dos o tres grupos se peleaban el control del club. Uno siempre dice que eso no afecta, pero sí afecta mucho. Se le prometían cosas a la afición que no eran posible. Quizás ahora, con Pellegrini, que es una alegría tremenda, están logrando lo que la afición quisiera ver. Después de mí, los tres o cuatro entrenadores que han estado, salvo el primer año de Quique Setién, han tenido los mismos inconvenientes. Esa fue una situación que yo no había vivido como tal. No fue lo ideal. No quiero decir que me perjudicó, pero me hizo aprender mucho. No tiene nada de comparación con Católica. Ni de cerca.

Hasta Pellegrini corrió peligro el año pasado…

Te diré algo importante: si yo hubiese jugado esos 11 partidos con el Betis sin público, todavía estaría trabajando allí. Pierdes dos partidos y todo el estadio empieza a gritarte “Gustavo, vete ya”, o “Pellegrini, vete ya”, o “Setién, vete ya”. Y cuando eso pasa el equipo lo siente. Y el que piense que el equipo no lo siente, no entiende nada de fútbol, porque yo estuve ahí y lo vi. Hay momentos en los que uno quiere a la afición; hay momentos en los que la afición puede ir un poco en contra. En España se habla mucho de la afición del Valencia, es muy conocida. Ahora está muchísimo mejor, pero cuando yo estaba en Zaragoza, íbamos a Valencia sabiendo que, si aguantábamos los primeros 20 minutos, la afición se iba a tornar en contra del equipo. En Betis está pasando lo mismo en los últimos cinco o seis años. Eso le da al rival una posibilidad extraordinaria. Yo me alegro mucho, porque admiro mucho a Pellegrini, coincidimos en Inglaterra como entrenadores en contra y hemos hablado mucho; en China también; entonces, que le esté yendo bien a él me da una alegría doble por él y por el club.

A propósito, ¿le preguntó a Pellegrini por Católica?

No.

Una de sus grandes campañas con el Sunderland fue aquella Copa de la Liga 2013-14, donde jugó la final contra el Manchester City de Pellegrini, ¿cómo lo recuerda?

Para mí, fue el año más importante de mi carrera, aunque no es el que más disfruté, porque disfruté mucho en Brighton, en Atenas y con el juego del Burdeos. Pero fue el año año que tuvo más trascendencia a nivel internacional. No tengo dudas. Un equipo que estaba completamente descendido. Hasta hoy se le sigue llamando a esa salvación un milagro, porque era prácticamente imposible; con el plus de llegar a una final después de no sé cuántos años, que, evidentemente, nos distrajo un poquito. Yo pensé que iba a ser un plus. Al menos, durante todo el tiempo de clasificación a la final, el hecho de pasar eliminatorias nos hizo mejorar como equipo y nos fue juntando, porque las victorias importantes te unen. En cuartos de final eliminamos al Chelsea y en semifinales al Manchester United. Esas celebraciones unieron mucho al equipo. El problema es que cuando clasificamos a la final nadie se la quería perder. Y en la liga nos caímos un poquito mucho, casi que nos llevó al descenso. La final fue un plus, un momento de experiencia inolvidable, de tener la posibilidad de salir al campo liderando al equipo, porque el técnico sale primero con los jugadores detrás. Esa sensación en el entretiempo, de que vas ganando una final contra el futuro campeón de Inglaterra, pero bueno, después aparecieron los Yaya Touré, los Nasri, y se nos hizo muy complicado.

¿Qué diferencias existen entre un técnico formado en Sudamérica y uno en Europa?

Lo de Sudamérica no lo puedo comentar, porque no tengo ni la menor idea. Sí te cuento que hice todo el curso de entrenador, hasta la licencia Pro, en Inglaterra. Pasé por todos los niveles y me recibí ahí. Creo que la parte más importante y que se la recomiendo a cualquiera que esté empezando y que no encuentre un trabajo como primer entrenador, fue mi período como asistente. Fue fundamental. Tuve la suerte de ser asistente técnico de un excompañero mío del Chelsea, Denis Wise, que me invitó y fuimos a la cuarta categoría, a Swindon, y después a la segunda, en el Leeds. Después tuve la oportunidad de ser asistente de Juande Ramos, en el Tottenham, en la Premier League. Dicho sea de paso, la última copa que ganó el Tottenham la ganó con Juande Ramos como entrenador, en 2008. Después que terminé esa relación con el Tottenham como asistente, ahí tomé la decisión de ser yo el número uno, el principal. ¿Por qué digo esto? Porque estás dentro, porque empiezas a ver las reacciones de los jugadores dependiendo de las decisiones de otras personas, no tuyas. Si prestas atención, sabes mirar, ver y aprender, es un aprendizaje tremendo. Desde dentro, viendo todo lo que está pasando dependiendo de lo que decide otra persona. Es fundamental, porque si uno aprende solo, tomando decisiones y equivocándose mucho, probablemente mucho no vayas a durar. Creo que esa experiencia como asistente fue espectacular.

Cuando averiguó sobre la UC, ¿qué información recibió?

Muy positiva. De orden, de organización, de cumplir, de gente muy realista y que lo que se dice, se hace. Fue realmente positiva. Y no estoy hablando de una persona, estoy hablando de mucha gente. Entonces, cuando todo coincide, creo que es simple la conclusión.

¿Con quienes habló?

Hablé con muchos, pero te voy a decir el que más te va a llamar la atención, que es evidente, a pesar de que fue un poquito más tarde y no cuando tomamos la decisión: hablé un buen rato el sábado pasado con Martín Lasarte.

¿Y qué le dijo?

Martín habla fenomenal de Católica. Solo tiene palabras positivas para todo, para la ciudad, para la gente. Lo de Martín fue ya la confirmación final. Yo ya estaba acá, evidentemente. Ya había tomado la decisión, pero tener la oportunidad de hablar con él y que te recontra confirme todo lo que te habían dicho, creo que es inclusive más alegría.

Lasarte asumió la Selección, con la misión de clasificar al Mundial; y usted al tricampeón, con el objetivo del tetracampeonato...

Estamos invadiendo Chile los uruguayos (ríe). No, no, estamos muy contentos de estar acá. También es una responsabilidad; él en la Selección y yo en el tricampeón, lo que implica que tengamos una responsabilidad que nos gusta, que nos atrae, pero que sabemos que hay que aceptarla y manejarla de la mejor manera para darlo todo.

¿Cómo va a jugar la Católica, más allá del sistema? ¿Cuál será su sello?

Es difícil decir cómo va a jugar. Lo que vamos a intentar es, dentro del esquema en el que venía jugando, utilizar cosas de Quinteros y de Holan, especialmente lo de Holan, porque es lo más cercano. Tenemos cosas parecidas: similitud en el tema del sistema, de la pelota, de ser protagonista, de ganar, porque, al fin y al cabo, Católica tiene que jugar para ganar y buscar el tetracampeonato, una responsabilidad que me encanta. A partir de ahí, los pequeños detalles se irán viendo a medida que pasen las jornadas. No se me pasa por la cabeza, que dentro de 10 días o 12, si se juega la Supercopa, ya el equipo esté funcionando de la manera que quiero yo. Sería una sorpresa prácticamente imposible, pero sí que se vean los primeros detalles de lo que vamos a ir buscando.

¿Implementará el vértigo físico de las ligas europeas en la UC?

Vamos a intentar de a poco y con inteligencia, con mucho cuidado y control, subir un poquito la intensidad. No sé cuántos entrenadores lo han intentado de distinta forma en distintos países en Sudamérica, pero algunos aspectos, si insistimos de una manera correcta, evidentemente ganando, sería una de las prioridades, sobre todo, por el tema de competir un poquito mejor en torneos internacionales. Cuando uno juega con equipos más poderosos económicamente, en el continente, tú tienes que contrarrestarlo con otras cosas, con organización, con pasión, buscando la debilidad del rival, siendo compacto, la identidad que sea muy fuerte y sobre todo intensidad.

¿Llegan más refuerzos?

Estamos abiertos en eso. No te puedo decir ni sí ni no. Iremos viendo qué es lo que pasa en los próximos días, pero de momento todo muy calmo. No estamos en búsqueda de nada particular hasta que no empecemos a ver qué es lo que pasa con el plantel.

¿Fuenzalida será lateral, volante o extremo?

Vamos a esperar. Sé muy bien lo que él prefiere, dónde le gusta jugar. Sabemos el liderazgo que tiene sobre el resto, por eso es el capitán. Entonces dependiendo de cómo se vayan dando las circunstancias de lo que queremos aplicar y dónde se van aplicando. Sin lugar a dudas que te da la opción de poderlo jugar en un lado o en otro. Se verá más adelante, eso no te lo puedo confirmar ahora.

¿Sabe que la UC prioriza sus inferiores por sobre comprar jugadores?

Sí, porque me lo dijeron el primer día, también la gente con la que hablé. Es una situación con la que me siento muy cómodo. Solo para darte un ejemplo, en Burdeos encontré la misma situación: un equipo que utiliza mucho la academia. Tanto en mi primer año como al inicio del segundo, jugué con titulares de 18 y 19 años, sin ningún tipo de problema. O sea, depende de ellos. Te prometo que no depende de mí ni de muchas cosas. Si el jugador es bueno y está capacitado va a jugar. Ya sabemos lo que significan jugadores como Nacho Saavedra, que es joven y parece que ya fuera uno de los más experimentados del equipo. Pero cualquiera, podría nombrar a todos. Van a tener su oportunidad y si son lo suficientemente buenos como para ganarse el puesto, jugarán. No importará la edad. Y si no, los utilizaremos lo máximo posible, porque necesitamos de todo el plantel.

Usted no ha dirigido con VAR. En Chile se implementó el año pasado y con varios problemas. ¿Le gusta el VAR?

No, no me gusta.

¿Por qué?

Porque me gusta el fútbol de antes, en el que grito un gol, miro al línea y si no hay offside, lo grito y es gol.

¿El VAR mató la emoción del fútbol?

No me quiero poner técnico, pero se han visto decisiones de offside que demoran tres minutos. Yo puedo, por ejemplo, también hacer una queja de que cuando paran el balón lo están parando diez décimas más tarde de lo debido y si lo hubieran parado antes hubiera sido en línea. Sabemos que la tecnología no es perfecta, puede haber un 98% que funcione bien, y capaz que por el 2% de una línea tirada desde abajo del brazo, contra el dedo gordo del pie del atacante que se pasó de la raya… No. Me parece que no tiene sentido. Le quita lo más lindo al fútbol. Recordemos que lo más lindo que tiene el fútbol es el gol. Y ahora se está dando que la gente hace gol, mira, hay un offside, se para, y después de cinco minutos se grita el gol. Los jugadores salen corriendo después sin sentido, a celebrar un gol que ya fue, pero que no fue. Y como la perfección no creo que se encuentre… Llámenme antiguo, llámenme viejo, pero a mí me gustaba el fútbol de antes. Tarde o temprano alguna iba en contra tuya y alguna iba a favor. A lo largo del año, salvo que fueras muy mufa, las buenas y malas se compensaban. Hay gente que dice que ahora es más justo… bueno, si quieren algo justo que vayan a estudiar matemáticas.

¿Hay que mejorar el VAR?

Es que el problema es que esas mejoras ya tendrían que estar. ¿Por qué hay que buscarlas ahora? Empezaron cobrando como penales todo lo que se tocaba con la mano. Y como se puso todo el mundo a pelear, ahora pitamos los que podemos pitar. O sea que, al fin y al cabo, volvimos a lo de antes. La decisión del juez es lo más importante. Volvimos a lo de antes. ¿Sabes lo que me gustaba? La decisión pronta del réferi. Lo vi o no lo vi. Cobro o no cobro. Ahora miramos, miramos, miramos, ¡hasta en cámara lenta! El fútbol no se jugó nunca en cámara lenta, que yo sepa. Cómo puede ser. Las manos no se ven en cámara lenta, se ven en cámara rápida. Pero es algo personal, ya está, la vamos a utilizar, la sufriremos, esperemos que para bien y a partir de ahí jugaremos. Cuando es igual es para todos, no hay excusas.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.