Joaquín Niemann: el LIV Golf tienta a la estrella chilena con sus millones

Joaquín Niemann, durante el Masters. Foto: Mike Segar/REUTERS.

El lujoso circuito saudí tiene en la mira al talagantino, quien por su prestigio y juventud aparece como la figura ideal para acercar la emergente superliga al mercado de Sudamérica. Joaco está analizando seriamente la propuesta, aunque cualquier decisión será anunciada al término de los playoffs, a fines de este mes. La encrucijada no es sencilla: de aceptar, no podrá participar en los torneos del PGA, que está en guerra con su competidor.



A punta de millones de dólares, el LIV Golf ha ido avanzando con una velocidad impresionante en los últimos meses. Lo que parecía un proyecto lejano para los jugadores del PGA, hoy se ha convertido en la gran amenaza para el circuito estadounidense, llevándose a grandes figuras sin escatimar dinero y con torneos que reparten cifras récord, llegando a US$ 25 millones por evento. O convenciendo a grandes estrellas, como el legendario Phil Mickelson, a quien atrajeron con un bono de US$ 200.000.000, cuya mitad fue cancelada por adelantado. También intentaron sumar sin éxito a Tiger Woods, a quien le presentaron una estratosférica oferta de más de 700 millones de la divisa norteamericana.

Pero la grúa de la superliga saudí no solo apunta a las figuras con más recorrido, sino también a los emergentes. Y en ese grupo figura Joaquín Niemann. A sus 23 años, el talagantino ya ostenta dos títulos del PGA, es el actual 19 del mundo y es uno de los golfistas de mayor proyección internacional. Además, es el mejor latino y su figura representa un potencial muy grande a la hora de abrir el mercado sudamericano, razones de peso para ser tentado con una importante oferta para sumarse, según pudo confirmar El Deportivo.

“Nada que contar de mí. Quiero dar lo mejor de mí para vencer a todos estos muchachos (apuntando la zona de prácticas). Todavía están aquí y mientras estén aquí, no voy a ir a ninguna parte. Ninguna posibilidad (...). ¿Si tuviera 40? Tal vez sería diferente”, decía Joaco al ser consultado en junio pasado, en la antesala del US Open. Sin embargo, con el paso de los meses, la llegada de más figuras del PGA y la convicción de la naciente superliga para sumarlo, el escenario es completamente distinto y hoy medita seriamente la posibilidad. Eso sí, hoy su mente está puesta en los tres torneos de los playoffs de la FedEx Cup, que dan el cierre a la temporada, por lo que cualquier determinación que tome en este sentido se comunicará a fin de mes, una vez finalizada la postemporada, de acuerdo a las mismas fuentes consultadas.

Por otra parte, también influye la figura del español Sergio García, quien ha sido una especie de padrino del talagantino desde sus inicios y compartieron agente. El hispano desde un comienzo ha intentado reclutar a los principales jugadores latinos y desde febrero venía planeando su salida del PGA. Recientemente se filtraron unos mensajes entre él y Greg Norman, CEO del LIV Golf, donde hablaban de los beneficios de sumarse y también del miedo de algunos, especialmente de los más jóvenes. “Solo quería ver cómo van las cosas con la Liga porque parece que muchos de esos muchachos a los que les encantaba y estaban entusiasmados con ella la semana pasada, ahora se están cagando en los pantalones”, le confesaba el Niño al australiano, frente a las amenazas estadounidenses.

Meses después, los mexicanos Carlos Ortiz y Abraham Ancer se sumaron al equipo de oriundo de Borrol, donde también figura otro español, Eugenio López-Chacarra. Ellos conforman el Fireballs GC, donde García es el capitán. Además, tanto Ortiz como López-Chacarra entrenan con Eduardo Miquel, el técnico de Joaco. E incluso el coach chileno los ha acompañado a los eventos. Al ser consultado por este medio sobre la posible partida de Niemann, comentó: “No sé nada aún sobre eso”.

Además de Joaco, hay varios nombres que están siendo seducidos por el nuevo circuito, como Cameron Smith, Patrick Cantlay, Tommy Fletwood y Xander Schauffele, entre otros top 50. E, incluso, algunos de ellos ya tendrían cerrado el acuerdo, pero también lo oficializarían al término de los playoffs.

Las consecuencias en el ranking

Una de las situaciones más complejas en la disputa entre el PGA y el LIV tiene relación con la elegibilidad para los torneos, pues definitivamente el primero les cerró las puertas a todos los que decidieron acudir al circuito financiado por el Fondo de Inversión Público Saudí. Esto significa que se quedarán sin la posibilidad de acceder a los torneos que entregan mayor cantidad de puntos para el ranking mundial, lo que, en el caso de Niemann, incluso pondría en duda su presencia en los Juegos Olímpicos de París 2024. Asimismo, su presencia en los futuros majors también quedaría en entredicho, si no se produce un acuerdo entre los circuitos. La única forma de sumar algunas unidades sería disputando algunos torneos del Tour Asiático.

Sin ir más lejos, han sido los propios golfistas marginados quienes judicializaron el conflicto. En los últimos días, el australiano Matt Jones y los estadounidenses Talor Gooch y Hudson Swafford interpusieron un recurso para jugar el primero de los eventos de los playoffs de la FedEx Cup, el St. Jude Championship, que comenzó el jueves en Memphis. No obstante, la jueza Beth Labson Freeman determinó que los tres jugadores conocían las posibles consecuencias de unirse al circuito LIV, por lo que rechazó la petición.

Paralelamente, existe una demanda que presentaron inicialmente 11 figuras en contra del PGA, alegando que fueron suspendidos injustamente y que el Tour ha utilizado todo su poder del monopolio para aplastar a su oposición. El organismo, por su parte, argumentó que es una entidad que tiene reglas y regulaciones que los jugadores eligen aceptar. Entre los demandantes se encuentran el propio Mickelson y Bryson DeChambeau y también Ancer y Ortiz. Sin embargo, este último desistió, por lo que la cifra se redujo a 10.

De todos modos, entre los mismos golfistas existe la esperanza de que ambos circuitos logren coexistir y así evitar una guerra fraticida en un deporte que cada vez concentra más adeptos. Por ahora, la tensión es máxima.

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