Leandro Fernández: “Adentro de la cancha me transformo; no me gusta perder, no me gusta la injusticia”

Leandro Fernández, posando para La Tercera en el CDA. Foto: Andrés Pérez.

El delantero de Universidad de Chile, que suma tres goles en el Torneo Nacional, se ha convertido en uno de los pilares de un equipo que busca renacer en el ámbito deportivo.



Leandro Fernández (32 años) se ha transformado en uno de los líderes de la nueva Universidad de Chile de Mauricio Pellegrino. Su presencia en el ataque azul se nota bastante. No solo por su espíritu de lucha o sus goles, sino también por sus acciones dentro de la cancha. El argentino es uno de los que ha tomado la batuta de esta U que quiere que dejar atrás las pesadillas relacionadas con el descenso. “Todos queremos ser campeones, pero a mitad de año veremos para qué estamos”, dice en conversación con La Tercera.

¿Con qué sensaciones quedó tras el Superclásico?

La sensación que vi en el vestuario fue de frustración, porque queríamos ganar el partido. Fuimos a buscar los tres puntos, más allá de todo lo que acontecía para atrás. No tuvimos una buena tarde colectivamente. No pudimos plasmar lo que veníamos haciendo. Fue un partido chato, donde no hubo gran posesión, mucho pelotazo. Un clásico aburrido para mirarlo de afuera.

¿Lo trabajaron como un partido especial o como uno más?

La semana fue muy tranquila. Internamente, estaba ansioso, esperando que llegara el partido, quería vivirlo. Trabajamos la semana como lo hacemos con cada partido, analizando al rival, viendo sus defecto y virtudes para ver cómo podemos lastimar, pero no pudimos plasmarlo.

¿Cómo vio a Matías Zaldivia ese día?

Nos llevamos muy bien con Mati. Desde que llegó pegamos buena onda. Lo vi como todas las semanas: tranquilo, preparando el partido y el domingo con mucha personalidad mucho profesionalismo y sabiendo bien el equipo que estaba representando.

¿Fue un punto ganado?

Fuimos a buscar los tres puntos, pero nos terminamos trayendo uno, que es mejor a nada. Nos quedó esa sensación de que si acertábamos uno que otro pase, podíamos traernos un poquito más.

¿Qué les dijo Pellegrino después?

Que competimos, que luchamos hasta el final y que, si hubiéramos acertado alguna, nos habríamos llevado los tres puntos.

¿Cómo es Pellegrino en el día a día?

Es una persona tranquila, que trata de transmitirnos eso a nosotros. Trata siempre de que plasmemos la idea que trabajamos en la semana. Puede salir o no, pero siempre nos pide que compitamos, y eso es lo que venimos haciendo.

Leandro Fernández en el CDA. Foto: Andrés Pérez.

¿Tuvo miedo cuando les apedrearon el bus?

Es una lástima. Fue todo muy raro. Pasamos entremedio de toda la gente. Iba una sola moto de la policía acompañándonos. La seguridad en los estadios está buena en este país, pero esta vez, para un partido tan trascendental, nos dejaron un poquito de lado al llegar a la cancha. Hay que pulir esos detalles para que no pasen. Es una lástima cómo se comportó la gente también. Uno espera siempre estos partidos para disfrutarlos e ir con la familia, amigos, hijos. Y que suceda esto es algo que hay que solucionar.

¿Iban sus familiares en el otro bus apedreado?

Sí. Mis familiares iban en el bus de atrás, nosotros íbamos adelante. Es algo que no tendría que pasar.

¿Supo que el vestuario estaba sucio cuando llegó la utilería?

No sabía, pero son esas cosas que tiene el fútbol y los archirrivales.

¿Lo justifica?

Son cosas que no deberían pasar, pero pasan acá y en cualquier lado.

Cuando recogió la cortapluma abierta, ¿qué pasó por su mente?

Es una lástima. La veo que cae, pero pensé que era una moneda, porque acá tiran muchas monedas. Después, cuando veo que tiene la punta para arriba, la agarré y se la di al árbitro. Pasó una situación también en Santa Laura, que había un montón de monedas. Yo agarré una, me la guardé y después se la di al línea, pero me dejaron pegado ahí, con el tema de la moneda. Creo que esto de la cortapluma es algo muy serio, porque si llega a caer y lastimar a alguien… Estaba nuestro kinesiólogo en el piso atendiendo a nuestro compañero. No debería por qué estar esa cortapluma dentro de la cancha, por los controles que se hacen antes. Tendrá que tomar acciones la gente del club donde sucedió, para que no vuelva a pasar. Son cosas que no le hacen bien al fútbol chileno.

¿Le había tocado ver que se lanzara una cuchilla a la cancha?

No, así no. Es la primera vez que veo que cae algo así. Siempre caen encendedores, monedas o botellitas, pero algo así es la primera vez.

¿Por qué se guardó esa moneda en el Santa Laura? Dice que se la entregó al asistente…

Sí, después se la tiré al juez de línea. Había un montón de monedas, justo agarré una y me la guardé ahí. Justo me estaban enfocando, pero después se la tiré al juez de línea, que la dejó ahí al costadito.

¿Se equivocó? Quedó la sensación de que estaba ocultándole un proyectil al árbitro…

No, no, no. La guardé, pero se la di al juez de línea. Es más, cuando viene el juez de línea para adentro, cuando estaba tirado el arquero, yo le pregunto al arquero si estaba bien para seguir; si es que quería que paremos, si se sentía bien, tomando consciencia de lo que estaba pasando. Para mí, lo de la moneda fue una boludez que, en ese momento, por el trajín del partido, no lo pensé; y después la tiré para afuera, nada más.

¿Cómo se ha sentido en sus primeros meses en la U?

Contento. Llegué en diciembre, conocí a varios de los chicos y me acoplaron bien. Hay un lindo grupo, de muchos jóvenes, también hay gente grande de experiencia. Arrancamos el torneo más o menos, pero nos fuimos acomodando, agarrando la idea del entrenador, conociéndonos un poco más. Creo que estamos mejor parados. Tenemos una idea de juego que más o menos nos identifica. Y eso es bueno. El fin de semana debemos tener la misma concentración que tuvimos el domingo para poder seguir prendidos allá arriba.

¿Cuál es esa idea de juego?

Tratar de competir siempre, ser competitivos, dejar a la U bien parada. Ir a jugar a cualquier lado y tratar de ser ofensivo. Hay partidos donde no nos están llegando tanto. La defensa está muy bien, muy sólida; la mitad de cancha, también. Y arriba tratamos de acertar las situaciones que tenemos para tener más tranquilidad.

¿La U es un equipo defensivo?

No lo veo así. Eso lo dirá la gente que está en otra. No nos defendemos todos los partidos. Tratamos de que cada uno cumpla su rol, pero creo que somos bastante ofensivos.

¿Qué le ha parecido el nivel del fútbol chileno?

Me gusta. He jugado en varias partes, pero a mí me gusta. Con el correr de los partidos, veo que todos los equipos tienen buenos jugadores y hay muchos jóvenes. Para mí, es bastante competitivo, porque ves cómo está la tabla, que cualquiera le gana a cualquiera. Nos pasó a nosotros, que el otro día estábamos bien y viene La Calera y nos empata. Con Huachipato perdimos. Cuando los dejas jugar, son 11 contra 11.

¿Y la organización? ¿Las canchas?

Las canchas no están todas buenas. Me ha tocado ver pocas, pero no están todas buenas. Si estuvieran un poco mejor, sería mucho más vistoso y habría mucha más competitividad, porque también se lastiman muchos jugadores. Hay que ir puliéndolo, exigirles a los clubes que tengan las canchas bien, para que se pueda ver un buen espectáculo.

¿Y el arbitraje?

Al principio, como que dejaban jugar mucho, pero ahora como que las chiquitas las cobran. Es la normativa que tienen. Soy una persona a la que le gusta hablarles a los árbitros, y acá no les gustan que les hablen, pero ya me van a ir conociendo y van a ir sabiendo cómo soy.

¿Está a favor del “siga, siga”?

Y está bueno, muy bueno, pero que sea parejo. Tuvimos “siga, siga” las primeras siete fechas, pero en la octava, todas las chiquititas eran falta. Son cosas que van a pasar. Nosotros tenemos que estar preparados, el árbitro se puede equivocar, así como nosotros también.

¿Qué le pareció el arbitraje del Superclásico?

Me pareció que manejó bastante bien el partido. Por ahí, tenía que haber parado cuando comenzaron los incidentes. Nosotros le fuimos a recriminar que estaba la familia y todo. Como que él no quería terminar el partido, pero para mí estuvo bastante bien, salvo alguna que otra chiquita que fue cobrando, o tarjetas que nos sacó en algunas faltas, pero manejó bastante bien el partido.

Está a una amarilla de la suspensión, ¿por qué es tan tarjetero?

Es mi personalidad. Soy así. A veces tengo que parar y cerrar un poco la boca, porque no son por faltas, son más que nada por la forma de ser que tengo. Creo que eso es algo que tengo que mejorar, pero vivo así los partidos, a full, intensamente.

¿Siempre ha sido así?

Siempre.

Y en la vida diaria, ¿también es así?

No, en mi vida soy más tranquilo, pero adentro de la cancha me transformo.

¿Por qué?

Porque no me gusta perder, no me gusta la injusticia. Cuando veo que de un lado sí, pero del otro no, lo hago saber. Hay que ver cómo lo toman, pero siempre fui así, y es lo que me mantuvo tanto tiempo en el fútbol.

¿Cuál es la diferencia de esta U con la de años anteriores?

Por lo que yo veo -y por lo que escuché y fui hablando con los chicos-, como que la mochila que tenían se dejó ahí y comenzó un año nuevo, con gente nueva y caras nuevas. Tratando de dejar todas las cosas negativas afuera. Hay un lindo grupo. Estamos todos juntos. Seremos 50 ahí todos los días, entre jugadores, staff, cuerpo técnico, utilería, cocina. Hay una buena comunión, una buena armonía. Y eso, quieras o no, lleva. El triunfo lleva buena cara, lleva un buen estar. Y eso es lo que veo este año. Se ve un lindo grupo. Hay competitividad en los entrenamientos; el que no juega está ahí atrás, metiéndole para adelante, para cuando le toque.

Leandro Fernández acumula tres tantos en el torneo. Foto: Andrés Pérez.

¿La U está para pelear el título?

Van muy pocas fechas. Tenemos que seguir siendo competitivos. Después que termine esta mitad del torneo, vamos a ver para qué estamos. Uno siempre quiere ser campeón. Yo llegué en diciembre, pero ya en enero quería ganar la primera, segunda, tercera y la cuarta, pero esto es fútbol. Uno siempre quiere ser campeón, y más en nuestra institución, que lo exige. Es un club muy grande, que siempre tiene que estar arriba, pero en la mitad del campeonato veremos para qué estamos. Tenemos que seguir compitiendo como venimos y tratar de sumar la mayor cantidad de puntos.

¿Siente la responsabilidad de ser un referente en el camarín de la U?

No la siento. Hay otros chicos que son referentes. Si bien trato de aportar lo mío, vine para ayudar al equipo. Si puedo ayudarlo en otras cosas más, por mi experiencia, estoy predispuesto a todo, pero tenemos varios referentes que ya son del club y algunos más que están ahí.

El hincha se identifica con usted, por su estilo, como un líder que contagia al resto, ¿lo ve así?

Siempre trato de contagiar al equipo. Voy hasta lo último, hasta que ya no puedo más. Siempre. Y cometo errores, a veces no me salen las cosas, pero siempre lo intento. Siempre. El hincha se puede quedar tranquilo de que siempre lo voy a intentar. Y me va a putear a veces; aunque otras veces sí me va a salir, pero siempre voy a intentarlo para darle lo mejor al equipo.

¿Qué les falta a Darío Osorio y Lucas Assadi para dar el salto definitivo? ¿Cómo los ve?

Los veo bien. Ellos tienen que estar tranquilos, dejar las luces afuera… que joyas, que diamantes, que esto otro. Ellos tienen que venir, entrenar y tratar de consolidarse en el equipo. Eso les irá dando todo lo demás. Son dos grandísimos jugadores que hacen la diferencia, Si están bien, cuando los necesitamos pueden hacer la diferencia en el futbol chileno. Tienen que estar tranquilos y tratar de tener continuidad para ir agarrando más experiencia. Van a tener momentos malos, como Lucas ahora, que no le está tocando jugar. El otro día le dije que tiene que aprovechar esos 10, 15 o 20 minutos que le toque jugar; tratar de decirle al entrenador “acá estoy, mira”, para que el entrenador diga “uh, tengo un problema, qué hago”. A Darío le está tocando jugar. Y a Renato Huerta, que arrancó jugando, ahora no, pero así va a pasar, porque así es el fútbol. Siempre cuento esto: cuando yo era chico, arrancaba de tercer o cuarto delantero, pero en las últimas cuatro o cinco fechas terminaba jugando. No es cómo se empieza, es siempre cómo se termina. No hay que rendirse. Hay que seguir.

¿Tiene relación con su hermano Brian?

Sí, tengo relación.

¿Cómo está Brian de su problema? ¿Lo ha tratado de ayudar?

Sí, siempre lo tratamos de ayudar. Siempre estamos ahí. Cuando tiene esas recaídas, tratamos de ayudarlo constantemente. Mi mamá, mis hermanos, mi representante, la familia de él, siempre están ahí ayudándolo. Es un problema social, que hoy nos afecta tanto a los deportistas como en la vida cotidiana. Es algo que se instaló y parece que no se va a ir, porque sigue propagándose por todos lados. Él es un excelente futbolista, es una buena persona. Ojalá que este año pueda aprovechar esta nueva oportunidad que está teniendo en Colón de Santa Fe. Tiene que aprovecharla, porque el tren pasa, y una vez que pasa, ya no vuelve a pasar. Así que tiene que aprovechar eso y tratar de hacer lo que sabe hacer, que es jugar a la pelota, porque es muy bueno.

¿Me explica su peinado?

(Ríe) Es mío. Soy descifrable. Me sacan la ficha en cualquier lado. No me puedo esconder de nada, porque el que me ve sabe que soy yo. Es el único corte que tengo y que me gusta. Lo vengo manteniendo hace tiempo y por ahora no lo voy a cambiar, mientras me siga creciendo el pelo. Yo me corto el pelo y me queda así. Me baño, me peino y me quedo así. Me acuesto, me levanto y me queda así.

¿Le hacen bromas? ¿Tiene apodos?

Me clavan todo el tiempo. Me vuelven loco. Me dicen cepillo, escobillón, pájaro loco, todas esas boludeces. Lo tomo con calma. Es mi corte. Si un día me ven pelado, me van a decir “¡qué te hiciste en la cabeza, Lea, si te venia bien!”. Ya como que viene conmigo, es parte de mi estilo.

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