Trabaja como Chino: la clave del éxito de Esteban González, el líder de Coquimbo Unido
Con una campaña notable, el entrenador se gana el corazón coquimbano. La consecución del título va de la mano de un trámite ineludible: el inicio de las negociaciones para su permanencia en la banca pirata.
Por Esteban González pueden hablar, perfectamente, los resultados. Bajo su dirección, Coquimbo Unido se transformó en un equipo virtualmente invencible. De hecho, en su camino hacia el título de la Liga de Primera, inédito para las vidrieras de la institución nortina, solo una salvedad impide que el concepto sea una certeza numérica: la caída frente a Colo Colo Colo, en el Monumental. Fue a fines de abril.
Sin embargo, lo que mejor refleja al conductor del flamante campeón del fútbol chileno son las referencias que recibe su labor. “Es trabajólico a morir, estamos muchas horas en el complejo”, lo describió, hace un tiempo, su ayudante, Miguel Pinto.
Respeto y predicciones
González se hizo cargo del equipo en abril de 2024, cuando Fernando Díaz, de quien era ayudante, sufrió una neumonía que obligó incluso a internarlo. Su permanencia en el club después de la partida del Nano, a mediados de octubre, rompió el vínculo entre ambos.
Hoy, en el puerto dicen que en ese tiempo se forjaron la convicción de que estaban frente a un estratega que no podían dejar pasar. “Ya nos llamaba la atención su trabajo como ayudante. Cuando tuvo que reemplazar a Fernando Díaz, obtuvo buenos resultados. Después, Fernando se va y en el club nadie tenía dudas de que Esteban era el indicado para asumir”, explica una fuente directiva.
Un poco por el éxito que ha acumulado y otro tanto por su personalidad, el Chino se ganó el corazón coquimbano. En el club, como plantea su escudero Pinto, le elogian por su método de trabajo, que no descuida detalles. También, por su capacidad para estudiar a los rivales y predecir el trámite de los encuentros que afrontará y su profundo conocimiento de los rivales. “Dedica mucho tiempo al análisis, analiza, estudia. Adelanta los partidos, comenta lo que cree que va a suceder y, generalmente, tiene razón en lo que termina pasando”, valoran en la intimidad del club nortino.
La otra faceta que en el club le destacan es la personalidad. Primero, traducida en disposición para participar en cuanta actividad le pidan y para adaptarse a las condiciones que la entidad se prodiga en ofrecerles a él y a sus dirigidos. Sin embargo, en el puerto también describen de esa forma un carácter fuerte, pero respetuoso. “De todo lo que se le consulte entrega una opinión bien pensada. Habla de frente y con tranquilidad. Es un tipo mesurado, pero si tiene algo que decir, lo dice. Se hace sentir”, describen.
La importancia del grupo
González tuvo que lidiar con un temor. El año pasado, Coquimbo Unido también había cumplido una notable primera rueda. Sin embargo, la partida de Luciano Cabral, literalmente, desarmó al equipo pirata. Que se repitiera el fenómeno era el principal temor en el puerto. De hecho, aunque el sentido común permitía aventurar el feliz desenlace de la campaña, el entrenador siempre evitó hablar de la opción del título.
En esta campaña, al margen de los rendimientos individuales de figuras como Diego Sánchez, Juan Cornejo, Matías Palavecino y Cecilio Waterman, primaba un principio. "El fútbol es multifactorial para conseguir resultados, por lo que decía anteriormente, no queremos depender solamente de un jugador. Les digo a los jugadores que no queremos tener el goleador del torneo, ojalá se dé, pero queremos depender de todo el equipo en la fase ofensiva y hasta este minuto prácticamente todos los jugadores han hecho goles", esgrimió en junio, en una entrevista a El Deportivo.
El otro milagro
El Chino, como es conocido desde su infancia, en el sur, sabe de milagros. Protagonizó uno cuando se hizo parte activa de la resurrección de Deportes Concepción, el club que lo formó y que catapultó una carrera como jugador que incluyó pasos por Cobreloa, Palestino, Puerto Montt, Rangers, Ñublense, Unión Española, Universidad de Concepción, Antofagasta, Huachipato y O’Higgins.
La profunda vinculación con los lilas lo llevó, en 2017, a sumarse como futbolista al equipo que participó en un hexagonal regional a modo de reactivación, después de la desafiliación decretada en calendario anterior. En 2018, asumió la dirección técnica de los penquistas y consiguió dos ascensos consecutivos: desde Tercera B a Tercera División y, luego, el retorno al profesionalismo, en Segunda. Una magra campaña en 2020 (un triunfo y siete puntos en 10 partidos) le costó la salida, aunque no pudo con la estrecha relación: en septiembre de 2021 volvió al club, como ayudante de Óscar del Solar.
“Deportes Concepción es un equipo importante a nivel nacional, entonces yo nunca lo vi como que hubiese estado en el fútbol amateur. Pero, sí, me tocó estar en esa división difícil, muy complicada. Teníamos un apoyo importante también, de nuestra gente. Pasé por Tercera B, Tercera A, Segunda División, fui ayudante técnico en Primera y, ahora, entrenador principal en Primera. Prácticamente he estado en todas las divisiones, aparte de la escuela de fútbol que tuve en Concepción”, resaltó en el mismo diálogo, a modo de repaso de una carrera que no tiene techo.
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