De perdedor a ganador y en tono de sátira: Cómo es Sergio Jadue en la serie de Amazon

El presidente, que se estrena en el streaming el próximo viernes 5, parte en La Calera y muestra el ascenso al poder del exdirigente del fútbol, dubitativo en un inicio y luego empoderado en su rol. Si antes fue Pablo Escobar y Hugo Chávez, el actor Andrés Parra imita sus gestos y acento chileno. Luis Gnecco encarna al colombiano Luis Bedoya y Alejandro Trejo a un dirigente del fútbol brasileño.


“¡Mierdaaa!”, grita el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional en Luque, Paraguay. Los veteranos dueños del fútbol sudamericano están reunidos y él, un treintañero sin experiencia en las grandes ligas, sufrió su primer revés. No será el único que vivirá en su mandato en la ANFP, donde llegó en 2011 como el presidente más joven en la historia de la institución y se fue cuatro años después como el más controvertido, en su rol de colaborador del FBI en la trama que implica lavado de dinero y crimen organizado, el FIFA Gate destapado en 2015.

A El presidente, la serie de ocho episodios que Amazon Prime Video estrena el próximo viernes 5, le interesa ese escándalo, que terminó con la mayoría de los dirigentes de la Conmebol procesados, tanto como la transformación que vive Jadue en su salto a la esfera pública, encarnado por el colombiano Andrés Parra (Pablo Escobar, el patrón del mal), primero con una prótesis en su estómago y luego delgado, para revivir cómo fueron sus cambios físicos durante esos años.

La historia muestra desde el ascenso de Unión La Calera en diciembre de 2010, donde la institución logró por primera vez en 24 años regresar a primera división, al vínculo del exdirigente con Julio Grondona, el eterno mandamás del fútbol argentino, aquí el narrador de la historia (el argentino Luis Margani). Un viaje de lo público a lo más íntimo, donde se ve a un Jadue dubitativo en un inicio, pero estimulado –al menos en la ficción– a conseguir más poder por la influencia de su esposa de entonces, María Inés Facuse, “Nené”, interpretada por la mexicana Paulina Gaitán (Narcos). De la vida simple en La Calera rápidamente se pasa a los lujos, los viajes en primera clase y los días de relajo en Miami, aunque todo sea una burbuja.

Dominada por los elementos de humor que le inyecta su showrunner, Armando Bó, la serie creada por Fábula se asume como una sátira sobre mafiosos que, en general, se apega a los hechos reales. Parra se acerca a los gestos y expresiones del calerano, mientras que en las jerarquías dentro de la Conmebol se ve cómo hay otros que le llevan la delantera: hay tipos que conocen el negocio desde mucho antes, como el colombiano Luis Bedoya (Luis Gnecco), el paraguayo Juan Ángel Napout (Agustín Moya) y el brasileño Ricardo Teixeira (Ricardo Merkin), además de por supuesto el mismo Grondona, que en su rol de narrador desde el más allá –su fallecimiento, en julio de 2014, abre el primer episodio– revela que al final el entramado en el que Jadue cayó es más amplio y tiene larga data.

“Es mejor que el Vaticano, lo que pasa acá dentro es sagrado”, relata quien fuera vicepresidente de la FIFA sobre el mundo de los dirigentes del balompié, plagado en la pantalla de figuras chilenas encarnando a extranjeros, como Alejandro Trejo, Gonzalo Robles y Sergio Hernández.

Sergio Jadue en la Conmebol junto a los dirigentes de Ecuador y Bolivia.

Pero esa mafia se desbarató en mayo de 2015, cuando la casi la totalidad de la plana directiva de la Conmebol fue arrestada en Zúrich, Suiza, en medio de la investigación del FBI. Jadue terminó viajando un par de meses después a Estados Unidos como testigo protegido. El plan no funcionó. Ante eso que ocurrió en la realidad, El presidente mezcla pasado y presente. En los años previos, Jadue logra sus fines, se deshace de Marcelo Bielsa como le encargaron los que lo pusieron en el cargo, gana poder en la ANFP, empieza a ser escuchado en la Conmebol y su cuenta se llena de millones.

En el presente, en la parte de la ficción que parece tomarse más licencias, una detective del FBI (la mexicana Karla Souza) lo presiona para que sea el “soplón” y le proporcione información que ayude a que el escándalo se destape. Esa misma figura es una camarera en la sede de la Conmebol, en Paraguay, por lo que conoce perfecto a todos los sospechosos. La sátira carga sus tintas, pero es el modo que encuentra la serie para hacer ágil y delirante una historia que parece irreal, la de un tipo de un club menor implicado en uno de los mayores escándalos del fútbol.

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