“Hay una oportunidad de hacer cambios”: Sánchez y Vivaldi y los diálogos que impulsan para analizar las causas del estallido social

A fines del año pasado, la Universidad de Chile y la Universidad Católica decidieron unir fuerzas para crear una plataforma que propiciara el diálogo entre la ciudadanía luego de las movilizaciones de octubre. En esta entrevista, los rectores de las dos casas de estudios explican la iniciativa "Tenemos que hablar de Chile" y muestran sus expectativas de los resultados a los que se pueda llegar.


Entre noviembre y diciembre del año pasado, los rectores de la Universidad de Chile y la Universidad Católica, Ignacio Sánchez y Ennio Vivaldi, se sentaron a conversar. Los dos habían visto de cerca las manifestaciones que comenzaron en octubre y en sus casas de estudios ambos habían propiciado encuentros y conversaciones para analizar las causas de la crisis.

“Surge la idea de decir que esto que hemos hecho al interior de cada una de las instituciones con nuestro entorno y abiertos a la comunidad pareciera que, en un año 2020 en donde viene un plebiscito y un análisis del ordenamiento que nos vamos a dar como país, es muy importante expandirlo y tratar de hacer un proyecto que permita la comunicación entre todos los habitantes de este país”, comenta Sánchez.

Pero vino la pandemia y el proyecto se dilató. Sin embargo, lo tomaron como una oportunidad. El rector Vivaldi ocupa una analogía médica para explicarlo: lo califica como un “test de esfuerzo”. “Estás viendo cómo reacciona la población, las personas, ante una situación en que están extremadas. Y a lo mejor el test de esfuerzo te muestra ciertos problemas en el ritmo cardíaco u otras cosas que no lo hubieras visto de otra forma. Es cuando tienes tan estresada a la población en un momento en el cual surgen más nítidamente problemas que antes no estaban develados”, comenta.

Así se origina “Tenemos que hablar de Chile”, una plataforma de colaboración ciudadana en la que tanto universidades, organizaciones civiles, fundaciones y grupos empresariales buscan generar encuentros y conversaciones para reflexionar sobre el presente y el futuro de nuestro país. Cerca de 5 mil personas han contestado una encuesta online y se espera que 1 de cada 1000 personas participen a través de encuentros virtuales.

¿Qué temas creen se deben abordar y que durante el estallido y ahora con la pandemia se han puesto como más urgentes?

Sánchez: Van a haber grandes temas que se han discutido en los últimos meses. Y en esos grandes temas está, por supuesto, el constitucional, el trato entre los habitantes de nuestro país, de la dignidad de la persona, salud, pensiones, viviendas, salarios, precariedad del empleo. Todos están muy sobre la mesa y están agudizados por la pandemia. Qué duda cabe que si había precariedad del empleo desde el 18 de octubre, hoy día es muchísimo más grave y más difícil. Los temas de salud, lo mismo. Por lo tanto, nosotros sabemos que hay cinco, seis aspectos, que han estado en las encuestas, que han estado en la exposición pública, persistentemente. Lo que quiere este programa es que tengamos una encuesta real, amplia, activa y que esos temas que tienen que surgir, efectivamente, salgan de la comunidad para priorizarlos. Porque, podría ser, que tuviéramos nosotros en el país una falsa idea de que algunos temas son más prioritarios que otros. Podría ser que no hemos escuchado lo suficiente a la población, que no le hemos dado el calibre de importancia a algunos temas y que, a través de esta metodología, puedan salir.

Vivaldi: Creo lo mismo. Y esto lo quiero decir en un tono neutro, sin ningún prejuicio. Es evidente que en Chile se impuso un modelo de sociedad que yo llamaría muy extremo. Como si en alguna parte, por usar algo contrario, se llegara a un tipo de estatización donde se llegara a estatizar cosas que en ninguna otra parte del mundo se habían estatizado. Y aquí, al revés, se aplicó un modelo que sinceramente tiendo a no llamarlo modelo neoliberal porque éste es mucho más suave en otras partes, es mucho más atenuado. Entonces, es intrínsecamente interesante que un modelo de ese tipo, tan extremo, se haya aceptado. Y lo ha aceptado, en gran medida, como un hecho de realidad, el ámbito político. Pero, la gran pregunta es: ¿hasta qué punto y por qué razón?

¿Cómo se debe relacionar “Tenemos que Hablar de Chile” con la discusión constitucional?

Vivaldi: Evidentemente, cualquier cosa que nosotros digamos no es vinculante para el Estado chileno ni para el país. Pero creo que va a ser imposible no considerarlo cuando se fundamente la forma en cómo se hizo y la representatividad que esto tiene del sentir de los chilenos. Por lo tanto, va a ser lo más importante y donde quizá más hemos fallado. En vez de suponer que la gente piensa esto, que hay consenso respecto a esto otro, que esto es inamovible y un largo etcétera, vamos a saber qué es lo que la gente realmente está pensando, habiéndose preguntado de una manera que científicamente nos da garantías de que es una opinión honesta.

Sánchez: Estoy de acuerdo con el rector Vivaldi. Esto tiene la importancia de ser un gran insumo y no va a ser el único, por supuesto, ni pretende serlo. Va a ser un gran insumo para la discusión, para el mundo político, para el mundo social, para las comunicaciones y para poner sobre la mesa temas reales que han surgido de una metodología bien hecha, bien lograda, amplia, transversal y con un tiempo muy vigente.

¿Y cómo se dialoga cuando post estallido social se evidenciaron altos niveles de polarización en la población?

Sánchez: El diálogo se favorece y esa confianza se pone sobre la mesa cuando se establecen reuniones de grupo pequeño, reuniones en donde quede claro que aquí hay una actitud generosa de escucha, de no decirle al otro lo que tiene que pensar o decir, sino que de preguntar lo que cada uno de los habitantes de este país está pensando. Esto es lo mismo que cuando se habla de la falta de confianza en las instituciones, que es muy evidente en nuestro país. Pero la falta de confianza en las instituciones es mucho más alta que la falta de confianza de las personas individuales que trabajan en las instituciones. Y también cuando la universidad está comprometida en un proyecto hay un ambiente en donde se suavizan algunas tensiones. Las universidades, los foros, los seminarios en nuestras casas de estudio tienen otro cariz, otra lógica que cuando se realizan a nivel político o cuando se realizan a nivel de foros televisivos, etc. En nuestras instituciones siento que las personas que dialogan en el ambiente universitario siempre están buscando encontrar el aspecto de verdad del otro que yo no lo he visto en mí.

Vivaldi: Creo que hoy día la gente está más tranquila de lo que lo que alguna vez estuvo. Por decirlo en otras palabras, si uno pide en cualquier cosa que se ubique en una escala del 1 al 10, a lo mejor encontrabas mucha más gente en los extremos en tiempos del estallido. O sea, gente que estaba muy convencida de una posición de crítica y otros que reaccionaban muy fuertemente en contra de desmanes, independientemente de cuál sea el porcentaje en cada lado. Y la lección que nos deja la pandemia es de reflexión sobre la vida, de la sociedad que inevitablemente acompaña una situación como la que estamos viviendo. Creo que la gente va a ser más reflexiva, más tranquila y más sincera. Espero que las respuestas que obtengamos sean producto de una reflexión tranquila, más que de una impulsividad emocional.

¿De qué manera creen que se pueda garantizar que estas conversaciones y estos diálogos no queden olvidados en algún cajón y que finalmente sean tomados en cuenta?

Sánchez: La seriedad que hay detrás de la organización y los equipos amplios de ambas instituciones que están trabajando va a aportar a eso. Ahora, cómo se desarrolle, cómo se finaliza, cómo entregamos la información, por supuesto ahí tenemos que creativamente poner las mejores plataformas para favorecer el diálogo. Esto va a ser hacía final de año. Estoy pensando en buenos seminarios en ambas universidades, en buenas discusiones públicas y, por ejemplo, en el Congreso Nacional cuando se pueda hacerlo. Nosotros tenemos que entregar de la forma más republicana y amplia posible estos resultados. Y cuando se muestran estos resultados, generar el debate. Porque en el fondo estos resultados no es para decir aquí está el libro, aquí están los datos, ustedes vean lo que hacen con ellos. Le vamos a preguntar a sociólogos, políticos, científicos, artistas, comunicadores, qué opinan de estos datos y de ahí vamos a generar la sana discusión para que esta metodología y estos hallazgos puedan alimentar el nuevo debate público que surja.

Vivaldi: Lo que marca la diferencia es el momento que vivimos y que pareciera que hay una oportunidad de hacer cambios, de hacer propuestas. Y en ese sentido sí que es distinto cuando te dicen mira, ya que vamos a hacer un cambio, ¿por qué no nos fijamos en lo que la gente está pensando respecto a esto? Y esto es lo que sería el aporte fundamental de este trabajo.

Si pudieran resumirlo en pocas palabras, ¿por qué creen que dialogar es tan importante hoy?

Vivaldi: Estamos asumiendo una responsabilidad. Pienso que se ha expresado, por una parte, un descontento social insospechado a raíz del estallido y se ha puesto al país en una situación extrema a raíz de la pandemia. Ambos fenómenos han permitido vivenciar, en una experiencia muy directa, las cuestiones de la sociedad chilena. En mi opinión, por ejemplo, la idea del ser social, más allá del individualismo o los intereses de grupo. Es un gran tema de reflexión por nombrar uno de muchos y que tiene clara implicancia en áreas tan diversas como la educación, la salud, las pensiones y muchas otras. Lo más importante, es que en Chile ha operado un modelo de sociedad muy extremo. En muchos aspectos inédito. Nunca en el mundo se había hecho un experimento, por ejemplo, con el sistema universitario como el que se hizo acá y necesitamos saber lo que la gente está pensando de eso. No podemos dar por subentendido que a la gente le gusta, más o menos, que acepta más o menos. Además de cómo es percibido un modelo de sociedad.

Sánchez: Siento que lo que queremos es escuchar, lo que queremos es empatizar y ponernos en el lugar del otro. Eso es el resumen de la propuesta. Crear las confianzas, hacer sentir al otro y a cada uno de estos 16, 17 mil chilenos, que su opinión es muy válida, que son representativos. Que cada uno se representa a sí mismo. Hay un déficit de escucha y de poder expresarse en Chile que es bastante evidente.

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