El día después de Ávila: el llamado de Boric y lo que espera la alianza de gobierno tras zafar del libelo

Temprano por la mañana, el titular de Educación reapareció -tras sortear el libelo acusatorio de la derecha- junto a la ministra vocera, Camila Vallejo. El fracaso de la acusación en su contra le anotó un triunfo a La Moneda en medio de su peor crisis política, derivada del Caso Convenios. Sin embargo, y para él mismo -afirman en el oficialismo-, abre el espacio para mejorar su gestión y abordarla de un modo más "ejecutivo".


A solo horas del rechazo de la acusación constitucional en su contra, y evidentemente de buen humor, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, hizo una aparición en el Liceo Santiago Bueras y Avaria de Maipú, junto a la vocera de gobierno Camila Vallejo. Ahí, reiteró su convencimiento en “no haber faltado nunca ni a la Constitución ni a las leyes”.

La calidad de la política debemos elevarla. Las naturales diferencias ideológicas, profundas, que tengamos sobre distintas miradas, en particular en educación (...), tienen que ser discutidas democráticamente, en un espacio de diálogo y de respeto. En ningún caso le hace bien a la política caer en las denostaciones personales”, agregó.

Ayer por la tarde, la Cámara desestimó la acusación con 69 votos a favor y 78 en contra, por lo que se entiende como no interpuesta. El libelo acusatorio fue impulsado por las diputadas Francesca Muñoz y Sara Concha, del Partido Social Cristiano. Entre sus principales argumentos, estaba la agenda de educación sexual integral (ESI) impulsada por el secretario de Estado.

Apenas finalizó la votación en la Cámara, los equipos de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) esperaban al titular de Educación. Primero salió su abogado, Francisco Cox, quien fue felicitado por los funcionarios apostados en la puerta del hemiciclo. De fondo, en las graderías, se oían los gritos enfrentados entre activistas de la diversidad sexual que acudieron en apoyo a Ávila y grupos que respaldaban la ofensiva de la derecha. Entre abrazos y selfies con parlamentarios oficialistas, Ávila abandonó la testera contento, y acompañado en todo momento por la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, caminó hasta la oficina de la Segpres. Ahí la ministra Orellana, al ingresar, hizo un gesto de celebración triunfante con sus brazos.

Al rato, el celular del jefe de la cartera sonó. Era el Presidente Gabriel Boric, quien felicitó al ministro, en una llamada -aseguran presentes- no se extendió por muchos minutos.

Luego de eso, acudió hasta el podio en el Hall El Pensador y dio algunas palabras, acompañado por los diputados de gobierno y principales dirigentes de los partidos del Frente Amplio como el diputado Diego Ibáñez (Convergencia Social) y Marco Velarde (Comunes). ¿El gran ausente? El timonel de su partido y senador, Juan Ignacio Latorre (RD), quien se habría excusado pues permanecía en medio de una larga sesión en la Cámara Alta.

Algunos de los parlamentarios presentes ayer en la sala recuerdan que Ávila se topó con el diputado Jorge Guzmán (Evópoli) -uno de los que votaron en contra- en los pasillos de la Cámara. El parlamentario le hizo saber que, pese a su voto, consideraba que se debía enmendar el rumbo de la cartera. El ministro, según quienes estuvieron ahí, se limitó a responder asintiendo con la cabeza.

Tras regresar de Valparaíso a la capital, Ávila compartió en una instancia más distendida con su equipo más cercano del ministerio. La calma tras sortear el libelo acusatorio se ha mantenido hasta esta jornada: tras la actividad matutina, llegó hasta las dependencias del ministerio. Fue saludado por los distintos funcionarios que trabajan junto a él, en ánimo de respaldo.

Ajustes en la gestión

El fracaso del libelo en contra el secretario de Estado le anotó un triunfo a La Moneda en medio de su peor crisis política, derivada del Caso Convenios. Un punto no menor si se considera que la militancia del titular de Educación -Revolución Democrática, el principal partido involucrado en el lío de platas políticas- podría haber sido un aliciente para removerlo. A pesar de este “respiro”, en el oficialismo -particularmente en el FA- reconocen que, de aquí en adelante, Ávila debe dar un giro en su forma de trabajo. Una noción similar existe en el Socialismo Democrático.

En privado, afirman que su gestión debe ser mucho más ejecutiva o dinámica, y que haber sorteado la acusación no lo exime de ser evaluado por el Mandatario si es que se pensara en un nuevo ajuste de las piezas del gabinete. De todas formas, allí valoran que el resultado abre un espacio para iniciar una nueva era en su administración, mucho más receptiva a los partidos.

La acusación estuvo marcada por declaraciones polémicas en contra de Ávila protagonizadas por la activista Marcela Aranda y la diputada María Luisa Cordero (de la bancada de Renovación Nacional), las que fueron tildadas de homofóbicas por el oficialismo, y que terminaron por ‘desinflar’ la acusación.

Así, por goteo, algunos de los parlamentarios que no pertenecen al oficialismo se descolgaron. Primero fueron la DC y los diputados de Demócratas y Andrés Jouannet, el único diputado de Amarillos por Chile. Pero incluso hubo diputados de Evópoli -y uno de la UDI- que también se opusieron.

Dentro de los parlamentarios de oposición que votaron en contra de la acusación, comentan que el secretario de Estado no se ha acercado a ellos directamente para hablar o agradecer su decisión.

Sin embargo, el ministro sí publicó en redes sociales que “agradezco a cada uno de las y los parlamentarios, tanto del oficialismo como de la oposición, que con su voto rechazaron esta injusta acusación”.

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