Ennio Vivaldi y el retorno a clases: “Mucha gente va a procurar usar la presencialidad como factor de marketing”

Entrevista a Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile. Foto: Andrés Pérez, octubre 2021.

El rector de la Universidad de Chile, que ya anunció presencialidad total para 2022, entra al debate por la modalidad en que se entregan los conocimientos y desdramatiza la educación a distancia. Además, se adentra en el proceso constituyente, en el que tiene depositada su confianza. Y sobre las dudas de la mesa de la Convención respecto de sesionar en la U. de Concepción, afirma que confía en las medidas que ha tomado esa casa de estudios, pero que "más bien me pareciera un acto de prudencia".


Ennio Vivaldi (71) vive la recta final de su segundo período consecutivo como rector de la Universidad de Chile. En esta última etapa convivió con un estallido social, primero, y la pandemia del coronavirus, después, lo que cambió radicalmente la vida universitaria. Ahí asomaron las clases telemáticas, la modalidad híbrida y, con el correr de los meses, el debate para retomar la presencialidad, que en el caso de la Casa de Bello se aseguró íntegramente para 2022.

“Creo válido decir que en la conversación sobre la presencialidad aparece un poquitito de marketing, decir ‘esta universidad es capaz de ofrecer más presencialidad que esta otra’. Por eso lo rechazo de plano: nadie está con menos presencialidad por mero espurio”, señala en conversación con La Tercera.

¿Las universidades y la de Chile se demoraron en tener mayor presencialidad?

No. En primer lugar, para todo recinto educacional que trata con jóvenes la seguridad en salud es clave. Cualquier institución responsable va a procurar garantizar la salud de estudiantes y funcionarios. Lo segundo es tener presente que la Universidad de Chile hizo una gran labor en la década del 80 por informatizar el país. Por lo tanto, la capacidad que tenemos de dar educación utilizando tecnología remota es impresionante.

Pero no es lo mismo...

La experiencia universitaria, que se basa de interacción con los pares y la relación entre académico y estudiante, y en la idea de comunidad, ahí la presencialidad es absolutamente insustituible. Y más que deseable, es necesaria. Pero lo que procuramos es asumir que hay nuevas tecnologías a nuestra disposición, velar por la total seguridad de los estudiantes y sus familias, y eso compatibilizarlo con lo deseable, que es el máximo de presencialidad posible y de vida con el mínimo de riesgo. Y para ser justos agregaría otra dimensión, que depende de la situación de los estudiantes. Es distinto en una universidad privada, con un estudiantado de alto nivel socioeconómico que llega cada uno en auto, a, por ejemplo, lo que enfrenta el rector de la U. de Talca, que gran parte de sus estudiantes tienen que arrendar una pensión o viajar permanentemente. Ese es el Chile real, por si a alguien todavía no le interesa.

¿Descarta falta de proactividad?

Absolutamente. Nunca lo hemos hecho por falta de proactividad. Todo lo hicimos ciñéndonos a la normativa. Estamos obligados a obedecer las leyes salvaguardando el interés de los estudiantes, dándole la mejor educación y procurando que ellos estén seguros y tranquilos. Creo que nadie puede dudar de eso.

¿Asegurar presencialidad será factor de marketing ahora?

Hay muchas declaraciones que pueden considerarse que apuntan a eso, que de alguna manera ayudan a un sector. No cabe duda que mucha gente va a procurar usar la presencialidad como factor de marketing, pero hasta aquí no ha resultado tanto, tampoco es como para tenerle miedo. Yo esperaría que no fuera un factor.

¿No fue una dualidad ofrecer la universidad para la Convención y no tener clases presenciales?

En absoluto. No hay nada que se le haya ofrecido a la Convención que no se le haya ofrecido en los mismos términos al resto, en la medida que la normativa lo permitía, que además eran especiales para el sistema universitario. Nosotros ofrecemos tiempo a 155 personas, dos patios enteros, el auditorio entero, para distribuir sillas para que se cumpla todo cabalmente, 100% seguro. Ahora, repito: cambiar sobre la marcha el tema de los estudiantes de un día para otro no es fácil. Por eso se ha procurado lo híbrido. Lo que le ofrecimos a la Convención fue porque ellos nos lo pidieron y conforme a la normativa era perfectamente factible. Ahí podría aprovechar de criticar algo...

¿Qué cosa?

La gente prefiere dedicarle el tiempo a la agresividad y no a aplaudir lo muy bueno. Por ejemplo: destaco a nuestra Facultad de Odontología, que es un lugar donde realmente hay un peligro muy grande de contagio, el tremendo esfuerzo que hicieron por normalizar las prácticas. Y nadie dice, por ejemplo, que gran parte de los problemas que tuvimos con las carreras de salud, por normativa, provenían del sistema asistencial, no de las universidades.

¿Cómo evalúa el manejo de la pandemia de la universidad y cuál es la autocrítica?

Todo es perfectible en la vida, pero creo que en pocas universidades hubo el contacto o la llegada que ha habido con los estudiantes acá, los esfuerzos por estar presentes con ellos. Aquí hay una vicerrectoría con gente extraordinariamente idónea, con psiquiatras, psicólogos, abocados por entero a mejorar las condiciones en que trabajan los estudiantes.

Internamente, ¿hubo visiones distintas sobre el retorno?

Sí, o sea, no lo diría así. Hay órganos y había mucha preocupación e intercambio de ideas. Uno no puede pedir homogeneidad. Pero también aprovecho de destacar que esta universidad tuvo un rol tremendamente proactivo en la aplicación de modelos matemáticos para anticipar situaciones.

¿Habrá un descenso en la calidad del aprendizaje?

Es difícil contestar, porque también hay que reconocer que hay distintas disciplinas en que la sensibilidad juega un rol más o menos claro, pero diría que también uno puede argumentar una experiencia de vida única. Estudiar Medicina en pandemia probablemente te hace un médico distinto. Estoy seguro que no va a haber un déficit importante.

¿Se ofrecerán nivelaciones, prórrogas de carreras o similares?

Por supuesto. Pero ahí entra al debate de nuevo la Ley de Presupuesto o también esta cosa tan absurda de que la gratuidad es por el tiempo justo de la carrera.

La discusión sobre la gratuidad cobra más relevancia por este contexto...

Por supuesto, nosotros dijimos una cosa obvia: dennos por lo menos un año más. Es bien fuerte, pero es la palabra: mercantilización. Esto de ver todo con plata, la salud como plata, la educación como plata, sin duda que conspira.

La U. de Chile ha dicho ‘total presencialidad en 2022′, pero si la pandemia rebrota, ¿aguantaría la educación otro año a distancia?

Es que estaríamos obligados a hacerlo. Y creo que debería haber racionalidad. ¿Qué pasó en las guerras mundiales o en la Guerra Civil Española? Uno tiene que vivir la vida que le toca vivir, y a lo mejor lo que hay que hacer es invertir más en educación, en ciencia y tecnología, en el entendido de que no nos podemos dar el lujo de dejar generaciones falentes.

La Convención y las elecciones

Como cabeza de la universidad más antigua del país, Vivaldi ha asumido también otros roles, como lo ya expuesto en cuanto a que se pudieran usar las dependencias de su universidad para que la Mesa Constituyente sesionara. Por eso toma el guante del proceso en curso, y lo venidero en las elecciones presidenciales.

En ese contexto, se refirió a las dudas que manifestó Elisa Loncon, presidente de la Convención, en torno a sesionar en la U. de Concepción por las querellas que la casa de estudios mantiene contra de 12 jóvenes por destrozos durante el estallido social. “A lo mejor lo que está tratando de decir es que no quiere un conflicto que envuelva a la Convención, a mí tampoco me gustaría”, asegura.

¿Cuál ha sido su rol y el de la U. de Chile en el proceso constituyente?

El mío de servidor público. Y la U. de Chile como una institución que ha estado siempre al servicio del país, como todas las universidades estatales. Consideramos que es de una irresponsabilidad infinita quedarse en las críticas banales, en la descalificación entre gente que fue elegida. Y quiero ser muy categórico: no ha habido ni en la universidad ni en mí nunca una suerte de decir ‘aquí estamos para decir por dónde deben ir las cosas’. Todo lo contrario.

Esas críticas que menciona han existido entre propios constituyentes...

Esta es la herramienta que tenemos para que pacíficamente podamos resolver los problemas muy graves que tiene nuestra sociedad, evidenciado en el estallido social.

En instancias que propició la U. de Chile (Tenemos que hablar de Chile o Las y Los 400) se vio mucho diálogo, ¿ve ese mismo ánimo en la Convención?

Nunca he visto una palabra, un gesto o una actitud de ningún integrante que pudiera interpretar como malintencionado o que está buscando saltarse las reglas. Hasta aquí no tengo evidencia de que vaya a ocurrir y eso me da confianza. No tengo ningún motivo para pensar mal de ningún constitucional.

¿Y a nivel país, ve ánimo de diálogo?

El país tiene que hacer un gran esfuerzo para salirse del enrielamiento en que estamos, de mala onda, de pesimismo, de la crítica. Veamos un poco también nuestros logros, hemos sido un país muy amargado, muy duro y crítico.

No todo es malo...

Por supuesto. Valoremos lo que tenemos. En un momento dado teníamos un estallido social que generó una violencia brutal. Es cierto que eso no se ha corregido en la medida en que hubiéramos querido, pero no es menos cierto que tenemos una Convención Constitucional, que estamos en un camino.

Convención y U. de Concepción: “Me parece un acto de prudencia”

El miércoles Elisa Loncon puso en duda que la Convención sesione en la U. de Concepción por las querellas de parte de la casa de estudios contra 12 jóvenes....

Yo confío en las medidas de la U. de Concepción, que han sido las que hoy le han parecido adecuadas. No me pareciera que eso implique un juicio a la U. de Concepción, más bien me pareciera un acto de prudencia, pero estoy especulando.

¿Qué espera de las elecciones presidenciales?

Que se imponga un ambiente de conversación, de diálogo. Tiene que haber una instancia en la que converse la academia con el futuro gobierno y los distintos sectores del país, con los más postergados, los pueblos originarios, la equidad de género, la sustentabilidad. Y con los empresarios, todas las universidades, las instituciones públicas, con quienes son responsables de mantener el orden. Tenemos que generar un ambiente que permita constructivamente proyectarnos a futuro. No veo por qué va a ser tan difícil.

¿Avizora una segunda vuelta entre dos extremos?

No dispongo de datos, es bien incierto. El presidente o presidenta es patrono o patrona de esta universidad, que está obligada a colaborar con los planes de cualquier gobierno que haya. No es una situación cómoda opinar, porque sea quien sea el presidente, esta universidad tiene que tener la mejor disposición de contribuir al desarrollo del país colaborando con ese gobierno, sin perjuicio de la actitud crítica, de las propuestas alternativas.

¿Se ha extremado el debate en Chile?

Lo que hemos sufrido mucho es una pérdida de un sentido de establecer relaciones basadas en la decencia. Eso es llamativo. Es lo más normal que alguien insulte, descalifique o mienta abiertamente. De los extremos, dentro de lo que uno puede especular es una suerte de rabia y la rabia te lleva a cosas más emocionales y extremas. Nosotros hemos tenido mucho cuidado de no descalificar a nadie del mundo político, aunque me he tenido que aguantar muchas veces, porque de que hay gente que odia esta universidad, no te quepa ninguna duda.

¿Por qué lo cree así?

Porque es la demostración más palmaria de que el extremismo que se impuso en Chile con una dictadura fracasó, porque no deberíamos estar ni en el mapa. Basta con eso para demostrar que el sistema fracasó.

¿Qué opina de las propuestas de educación de parte de los candidatos?

Diría que esperaba mucho más del debate en torno a educación; esperemos que se corrija. Pero creo que hay, por una parte, un afán, a veces del periodismo, de llamar la atención por una descalificación infundada e insultante. Y por parte de la política, un acostumbramiento a esas llamadas emocionales que se basan en las acusaciones destempladas.

¿Alguien en particular?

No, no hago referencia a ninguna persona.

Junto con el periodo presidencial se acaba el de este Ministerio de Educación. ¿Cómo valora su trabajo?

Esta universidad es parte del Estado, por lo tanto tenemos que tener una actitud de estar disponibles para trabajar en conjunto con cualquier ministerio, incluyendo el Mineduc. Probablemente habríamos estado más contentos si muchas de las veces en que llamamos la atención de temas muy importantes, que debieron haberse conversado con las universidades, se hubiese hecho, eso es muy definitivo. Son muchos los ejemplos. Pienso que, teniendo un interlocutor que se supone que es bueno para argumentar y que sabe mucho, como son las universidades, eso se pudo haber hecho mucho mejor. Si de alguna manera, consciente o inconscientemente hubo cierto favoritismo para ciertas universidades, se podrá juzgar después, pero es una duda que uno siempre tiene.

¿Las universidades privadas?

Claro, pero no quiero hacer tampoco una acusación de esto. Lo que sí valoro es que en algunos aspectos técnicos trabajamos bien con el ministerio. En cuanto a avanzar en las pruebas de selección y rescato que hubo un plan de fortalecimiento de las universidades estatales desde el punto de vista de soporte técnico. Pero contrario a eso había un consejo coordinador de universidades estatales y ahí teníamos tremendas expectativas que no se cumplieron en absoluto. Era un método subutilizado, minimizado.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.