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¿Hay espacio para un programa único opositor? Chile 21 establece 10 mínimos comunes, llama a mejorar el lenguaje y evidencia discrepancias

Los partidos de la oposición coinciden en la necesidad de terminar con el estado subsidiario y en la profundización democrática. Las principales discrepancias en el sector se encuentran en la profundidad de los cambios y la velocidad con que debieran hacerse. Así lo asegura un informe preparado por el centro de pensamiento en base a una serie de entrevistas realizadas a los presidentes de partido.

Banderazo de la oposición frente a La Moneda. Foto: Agencia Uno.

“A pesar de la inexistencia de espacios formales para encontrar los mínimos comunes programáticos, los puntos nos unen son significativamente mayores que las diferencias”. Esa es una de las ideas centrales que cruza el diagnóstico realizado por la Fundación Chile 21 a los partidos políticos de la oposición de cara al objetivo de levantar un programa común del sector.

Con miras a la elaboración de una hoja de ruta común opositora, el think tank entrevistó a 50 figuras del sector, incluyendo a los presidente de partido y diferentes líderes ciudadanos, sociales y económicos, a quienes se les hizo un consulta principal: “¿qué nos separa y qué nos une?”.

En base a las respuesta entregadas por Guillermo Teillier (PC), Fuad Chahin (DC), Alvaro Elizalde (PS), Ignacia Gómez (Ciudadanos), Heraldo Muñoz (PPD), Catalina Pérez (RD), Carlos Maldonado (PR), Luis Felipe Rámos (PL), Jorge Ramírez (Comunes), Tomás Hirsh (Acción Humanista) Guillermo Gonzalez (Igualdad) y Jaime Mulet (PRVS) Chile 21 elaboró un informe que plantea la existencia de acuerdos y mínimos comunes que no se tocan, desacuerdos donde hay espacio para trabajar en convergencias y desacuerdos sobre los cuales hay menos posibilidades de llegar a consenso en el corto plazo.

El informe, que llegará a los timoneles del sector durante la próxima semana, se da a conocer en medio de un proceso de negociación electoral de los partidos de oposición y luego de que el FA y Unidad Constituyente fracasaran en la búsqueda de un acuerdo para ir primarias. Y en un escenario presidencial incierto en el sector donde las figuras mejor evaluadas siguen siendo Daniel Jadue (PC) y Pamela Jiles.

Chile 21 plantea que, más allá de los matices, desde el FA a la DC hay diagnóstico compartido sobre la necesidad de cambiar el modelo de desarrollo, de modo que se impidan los abusos y reduzcan las desigualdades. Y que esos cambios deben hacerse en el marco de la reforma a la Constitución. “Muchas de las ideas propuestas, mencionan que deben ser profundizadas y fortalecidas a través de la “nueva Constitución” y la necesidad de tener “una alta presencia” en esta para lograr los cambios. Incluso se llega a mencionar que la dispersión de la oposición en varias listas para competir por llegar a la Convención Constitucional puede “resultar en una catástrofe”, dice el informe al que tuvo acceso La Tercera PM.

Bajo el paraguas de la reforma constitucional, los partidos de oposición coinciden en 10 mínimos comunes que van desde la profundización democrática, la reformas al sistema de pensiones y tributario hasta la descentralización y el reconocimiento a los pueblo indígenas (ver infografía).

La oposición coincide en la noción de un Estado de Derecho (en reemplazo del Estado Subsidiario), que “cuente con un amplio y vigoroso sistema de protección social”. Hay coincidencias también en que “se debe desconcentrar el poder, desde el presidencial (Ejecutivo) hacia los otros poderes del Estado y también terminar con la concentración de poder en Santiago por sobre las regiones”.

“Desacuerdos con los que podemos convivir”

Pero después de los puntos de encuentro, quedan en evidencia los matices al interior de la oposición, muchos de ellos dados por la forma en que los propios partidos se autodefinen.

“Se puede convivir con diferencias y que esto depende de la “voluntad política”, dice el texto elaborado por Chile 21.

Así, según dice el documento en sus conclusiones, “las principales discrepancias y diferencias se encuentran en la profundidad de los cambios y su velocidad, no en los cambios mismos”.

En las respuestas de los entrevistados se habla de “la gradualidad para implementar los cambios”, o como “algunos están dispuestos a sacrificar corto plazo, por gradualidad, pero no porque no se quiera el cambio en el presente inmediato, sino porque muchas veces, una mejor implementación sostenible en el tiempo requiere gradualidad”.

A lo largo del informe también quedaron en evidencia diferencias sobre cómo condenar la violencia. Todos los encuestados aseguraron estar en contra de estos hechos, no obstante, algunos recalcaron que debe ser de forma “categórica” y “tajante” y otros no. El informe de Chile 21 no detalla las respuestas individuales de los presidentes de partido.

Otros desacuerdos mencionados con los que sí se puede convivir, son el aborto, la ley de rentas regionales, etc.

“Dentro de lo no negociable, se mencionó el respeto a la institucionalidad; el respeto a mínimas democráticas en construcción; y el mismo veto a debatir los temas sobre los que no hay consensos. Esto último es de especial interés, ya que presupone una agenda abierta de debate”, dice el informe.

Todos los encuestados por el centro de pensamiento concordaron en que antes de hablar de diferencias es necesario reconocer que no han existido los espacios para una discusión programática amplia y menos institucionalizada entre los partidos.

Búsqueda de un lenguaje común”

Chile 21 afirma en su análisis que “muchos de los elementos que se perciben como desacuerdos, son realmente diferencias de forma (lenguaje) y no de fondo (idea”. Cita como ejemplo que, “mientras hay quienes manifiestan querer “superar el modelo neoliberal” hay otros que abogan por un “estado de Derechos” al mismo tiempo que perciben que hay desacuerdos en el modelo económico y las definiciones de cada uno resultan similares (forma y fondo). No obstante, ambos conceptos son a todas luces complementarios”.

El centro de pensamiento plantea que “un debate de buena fe podría limar muchas de las aparentes asperezas. Unificar los discursos es un elemento central que obliga a una estrategia de comunicación política uniforme, o al menos que permita “hablar de los mismo”, de una “forma similar”.

“Pareciera que el incentivo está puesto en crear nuevos conceptos para adquirir propiedad sobre ellos, más que unificarlos para hablar el mismo lenguaje. De cierta manera hacer historia con conceptos y cuñas únicas. Esto genera una sensación de faltas de acuerdo o de agendas particulares, a pesar que en el fondo los contenidos son lo mismo y hay coincidencias”, asegura el centro de pensamiento de oposición en su informe.

El director ejecutivo de Chile 21, Eduardo Vergara, asegura más allá de las discrepancias discursivas, existen elementos en común en la oposición que hacen viable trabajar un programa común.

“Nuestro principal hallazgo es que cuando la discusión es programática respecto de un proyecto futuro, hay acuerdo transversal en temas claves para el desarrollo de Chile bajo una visión conjunta”, recalca.

“Desde Chile 21 ya estamos en la segunda etapa del proyecto Mínimos Comunes donde están participando decenas de líderes políticos, sociales y ciudadanos que se definen como oposición. Con los resultados de esta nueva etapa, podremos comparar, entregar una visión amplia y representativa de lo que nos une de cara a los procesos que parten con el constituyente y terminan con la elección presidencial. Nuestra contribución, como el centro de estudios que reúne a la más amplia diversidad de actores de oposición, es el de contribuir a abrir los caminos de unidad facilitando la identificación de espacios comunes y la elaboración de programas”. añadió.

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