De “un gran pacto tributario” a “reordenar prioridades”: el brusco golpe de timón de Boric entre sus dos primeras cuentas públicas

El Presidente Gabriel Boric en su primera y segunda cuenta pública (2022 y 2023).

Tras un primer mensaje con un marcado acento y estilo frenteamplista, el Presidente debió ajustar fuertemente sus expectativas en su segundo discurso. La derrota en el plebiscito constitucional de 2022 y el rechazo de su reforma tributaria en 2023 fueron duros golpes que lo hicieron modificar su agenda y tono. “Los cambios han sido el reflejo del choque con la realidad y expresan las dificultades para cumplir con sus promesas”, señala la historiadora Josefina Araos.


El miércoles 1 de junio de 2022, Gabriel Boric subió al estrado del Congreso pleno con la confianza y seguridad de haber obtenido, hacía menos de tres meses, un contundente triunfo en la segunda vuelta presidencial, con el 55,87% de los votos. Ese factor marcó el tono de su primera cuenta pública.

En poco más de dos horas, el Presidente llamó a sus ministros y parlamentarios a ejecutar el programa que los había llevado al poder en tiempo récord, señalándoles que el estallido social de 2019 no había sido un evento aislado, sino “una explosión de múltiples malestares y descontentos” de los que había que hacerse cargo.

“Quiero que construyamos un país en donde la educación, la salud, la vivienda y la seguridad social no estén determinadas por cuánta plata tiene una familia”, dijo el gobernante más joven de la historia de Chile, llamando al Congreso a “no pasar de la triste frase ‘no lo vimos venir’ a ‘aquí no ha pasado nada’”.

Para ello, trazó en su relato una ambiciosa hoja de ruta para sus cuatro años de gobierno, donde el Estado sería el protagonista y una reforma tributaria -con la que se esperaba recaudar unos cuatro puntos del PIB en cuatro años- su sustento. Corría en paralelo, además, el primer proceso constituyente, a cuyo éxito el gobierno había ceñido el futuro de su propuesta programática, según el entonces ministro Giorgio Jackson había planteado poco antes de que Apruebo Dignidad entrara a La Moneda.

“Hoy los quiero invitar a que juntos, trabajadores, empresarios, Congreso y gobierno avancemos hacia un gran pacto tributario y productivo, que permita llevarnos al camino de un crecimiento justo, inclusivo y sustentable”, planteó, haciendo recordar a los más experimentados el primer mensaje de Patricio Aylwin en 1990, tras el retorno de la democracia.

“La primera fue una cuenta esencialmente ideológica, en que el Presidente venía con el viento de cola de su triunfo y en que reafirmó su programa, en la expectativa de que el proceso constituyente -el primero- podía ser un triunfo de la izquierda, lo que finalmente no ocurrió”, recuerda Cristián Valdivieso, director de Criteria.

Otro guiño a su electorado más duro fue el homenaje que esa mañana Boric hizo a quienes murieron o fueron heridos en el contexto de las protestas del 18-O por acciones de las Fuerzas Armadas o de las policías. “Nos obligaron a recordar que en nuestro país hay ocasiones en que protestar se termina pagando con la vida”, dijo, para luego anunciar una “agenda integral de verdad, justicia y reparación a víctimas en el contexto del estallido social”, que se iría desvaneciendo en el camino.

También tuvo gestos al movimiento feminista. “¡Democracia en el país y en la casa!”, dijo en alusión a las labores domésticas; al medioambientalismo, hablando de una política exterior “turquesa”; dejando para el final los temas relativos a seguridad pública y a la economía, que denominó como “crecimiento inclusivo”.

Una de las postales de esa jornada fue el afectuoso saludo del exdiputado a la senadora Fabiola Campillai, cuando abandonaba el Salón de Honor. Otra, fue la selfie en Cerro Castillo con su entonces ministra del Interior, Izkia Siches, que por esos días ya enfrentaba varias polémicas que finalmente sellarían su salida de La Moneda.

“Aunque ya habían ocurrido fracasos y problemas importantes, como la frustrada ida de la ministra Siches a Temucuicui, su discurso podía estar nutrido de esperanza”, comenta la historiadora Josefina Araos (IES).

“La cuenta 2022 fue una especie de introducción al programa, que por un lado situaba los problemas sociales marcados por la desigualdad y la concentración del poder y de ahí, la noción de cambio. Por el otro, situaba el momento país: la pandemia, las guerras, y el proceso constitucional que estaba en curso. Denotaba, en suma, un escenario político del país bien diferente al que hoy tenemos”, afirma Camila Miranda, directora de la Fundación Nodo XXI.

Giro al centro y cambio en el equipo

Un año después, Boric llegó a su cuenta pública con tres duras derrotas en el cuerpo. El aplastante triunfo del Rechazo a la propuesta constitucional por un 62% en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022; el rechazo de la Cámara de Diputados a la reforma tributaria, el 8 de marzo de 2023, y la victoria del Partido Republicano en el nuevo Consejo Constitucional, el 7 de mayo del mismo año.

Estos tres golpes al corazón del programa lo obligaron a dar un brusco giro de timón hacia la moderación, alentada por el ingreso del Socialismo Democrático a su gabinete, que se cristalizó en el tono y en la puesta en escena de su segunda rendición. También repercutió la crisis en seguridad que se instaló en el país, redoblando la demanda por acciones concretas, con la cual además el gobierno debió respaldar una y otra vez a Carabineros, de los cuales eran duros críticos.

Si en 2022 Boric había llegado al Parlamento escoltado por Siches; el ministro de la Segpres, Giorgio Jackson (RD), y la canciller Antonia Urrejola, el año siguiente lo hizo con los exministros concertacionistas Carolina Tohá (PPD), Álvaro Elizalde (PS) y Alberto van Klaveren en esos mismos cargos.

En el equipo de asesores también hubo cambios. En 2022, Boric llegó al Palacio de Viña del Mar con su jefa de asesores Lucía Dammert, y su jefe de gabinete, Matías Meza-Lopehandía, entre otros colaboradores. Un año después –así como también este año- el jefe del Segundo Piso de Miguel Crispi, fue quien coordinó a los asesores y a los speechwriters.

De forma explícita, el Mandatario se refirió a las causas que lo llevaron a “reordenar” sus prioridades. Criticó el trabajo de la ya extinta Convención Constitucional: ”Lamentablemente, no hizo suya la necesidad de encuentro, unidad y entendimiento que esperaban las chilenas y chilenos, generando un clima de intolerancias recíprocas y enfrentamientos que terminaron finalmente en el rechazo a la propuesta que de ella emanó”, dijo. Y se hizo cargo del adverso escenario económico y de inseguridad, tras lo cual afirmó: “¿Acaso estas constataciones han hecho modificar nuestros principios? Mi respuesta es no”.

“Si alguien a renglón inmediato me preguntara ¿acaso el constatar el grado de tensiones que presenta nuestra sociedad chilena, los miedos y las incertidumbres, y el retraso del Estado para darles respuesta oportuna, te ha hecho cambiar tus prioridades? Mi respuesta es sí; tajantemente sí.

“No tengo complejos en declarar aquí, ante ustedes, que, al ver la situación de discordia en la que estaban nuestras relaciones sociales, nuestra seguridad y nuestro aparato estatal, hemos reordenado nuestras prioridades y seguiremos haciendo todo lo que sea necesario. Porque las urgencias del pueblo deben ser también las urgencias del gobierno”, confesó al inicio de un discurso de tres horas y 36 minutos.

“Esa cuenta estuvo nutrida de renuncias y autocríticas: a cómo no se tomaron en serio las críticas levantadas sobre la Convención, a cómo las circunstancias iban haciendo difícil cumplir con la condonación del CAE... Los cambios han sido reflejo del choque con la realidad y expresan las dificultades del Presidente para cumplir con sus promesas”, dice Araos.

El dirigente comunista Marcos Barraza desdramatiza el ajuste realizado por Boric entre ambas cuentas, señalando que a varios de sus antecesores les pasó lo mismo: “La autoridad debe tender siempre a conjugar el cumplimiento de sus compromisos programáticos con las nuevas circunstancias que emergen y condiciones que impone el contexto”, señala.

Y cita lo ocurrido al expresidente Sebastián Piñera en sus dos gobiernos (2010-2014 y 2018-2022): “En el primero debió asumir sobre la marcha la reconstrucción del país luego del terremoto de 2010, y en su segundo, se vio compelido a aceptar un camino de salida a la crisis política y social del 2019 que claramente no tenía visualizado”.

Sin embargo, en su discurso Boric aprovechó la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado de 1973 para enviar un mensaje de unidad a la izquierda, señalando que es “una ocasión propicia para que reafirmemos que ninguna diferencia entre nosotros nos llevará a descuidar y dejar de defender la democracia y los derechos humanos”. Y, junto con ello, anunció la puesta en marcha de un Plan Nacional de Búsqueda, porque “no vamos a claudicar en el deber moral que representa para nuestra patria y también para nuestra generación agotar todos los recursos necesarios para que los familiares de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos que no se han encontrado conozcan la verdad de lo sucedido”.

El mensaje de mañana y la última foto del actual gabinete

A diferencia de las anteriores, en su cuenta de mañana sábado, Boric destacará varios logros de su gestión, señalan fuentes de gobierno, entre ellos, los proyectos en seguridad, el reciente acuerdo en torno a las isapres y la implementación de la Estrategia Nacional del Litio. También habrá sorpresas y un “horizonte” hacia adelante, agregan.

“El Presidente se enfocará en destacar los logros, con una mayor impronta del Socialismo Democrático por sobre Apruebo Dignidad”, señala Valdivieso.

Barraza, en tanto, pone presión: “Las circunstancias hacen necesaria una serie de anuncios que le permitan al Presidente Boric mantener la iniciativa en materia social. Que el buen momento en cifras macroeconómicas tenga un correlato en la economía de la sociedad y de miles de familias y hogares en Chile”.

La expectativa ante este último mensaje ha provocado fuertes tensiones entre las fuerzas oficialistas. Por un lado, tanto el PC como el Frente Amplio han empujado que el Presidente dé una clara señal en torno a la condonación de las deudas educativas, un promesa clave de su campaña presidencial y punto emblemático de la agenda original de Apruebo Dignidad. Esto fue criticado por sectores del Socialismo Democrático, desde donde han defendido que las prioridades deben ser los frentes que hoy son más urgentes: la crisis de inseguridad -sector a cargo de la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD)- y el crecimiento económico, donde el titular de Hacienda, Mario Marcel, es la pieza clave.

En todo caso, desde La Moneda han planteado que un mensaje central de la alocución de Boric será el concepto de “normalización”. Este ya lo intentaron instalar para su segundo aniversario en La Moneda, argumentando que el gobierno había logrado estabilizar al país post estallido y pandemia.

Hoy será también será la última foto -en los prados de Cerro Castillo- de un gabinete donde varios podrían salir para ser candidatos en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2025.

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