Jaime Bayly: “Si Castillo jura como Presidente de Perú, instalará una Constituyente y se convertirá en dictador”

Jaime Bayly, escritor, periodista y presentador peruano.

Aunque había jurado no sufragar más en elecciones de su país, el escritor, periodista y presentador peruano asegura que sí lo hará en la segunda vuelta presidencial de mañana entre el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori. “Está en juego la libertad. Si gana Castillo y no voy a votar, no me lo perdonaría”, comenta a La Tercera. Pero Jaime Bayly dice sentirse “muy pesimista, incluso si gana Keiko”. “La izquierda no será democrática en el gobierno y menos todavía en la oposición”, advierte.


En las últimas ediciones de su programa en Mega TV, que transmite desde Miami, el escritor, periodista y presentador peruano Jaime Bayly se ha manifestado preocupado por la segunda vuelta presidencial de mañana en Perú, que enfrenta al candidato de Perú Libre, el izquierdista Pedro Castillo, y a la abanderada de Fuerza Popular, la derechista Keiko Fujimori. “Estoy casi angustiado y no exagero”, dijo a mediados de mayo. Y esta semana reveló que se encuentra “aterrado” ante un posible triunfo de Castillo, el líder en las encuestas. “Me temo lo peor, estoy pesimista, estoy resignado”, aseguró.

En esta entrevista por escrito con La Tercera, Bayly ratifica sus temores frente a unas elecciones que son consideradas como las más inciertas y polarizadas del último tiempo en el país vecino. “Soy muy pesimista, incluso si gana Keiko”, se lamenta.

En marzo incomodó a Keiko Fujimori en una entrevista tras llamar dictador a su padre y compararlo con Nicolás Maduro. Esta semana la candidata de Fuerza Popular firmó el “Juramento por la democracia”. “Les pido una oportunidad para reivindicarme”, dijo. ¿Descarta que Keiko pueda seguir los pasos de su padre si llega al poder?

Keiko Fujimori y yo tenemos una larga historia de entrevistas en televisión, algunas tensas y aguerridas, yo diciéndole que su padre fue un dictador que cometió crímenes, ella negándolo, yo diciéndole que su padre conocía los crímenes de su jefe de inteligencia (Vladimiro) Montesinos, ella negándolo, y otras menos inamistosas y más amigables, como la última que le hice. Creo que si gana las elecciones no se atreverá a cerrar el Congreso, como hicieron torpe y abusivamente su padre en 1992 y Vizcarra en 2019, este último con el aplauso de los Vargas Llosa. Está obligada a gobernar no como su padre, sino, en cierto modo, en oposición a su padre, al menos respecto de las formas democráticas.

Keiko Fujimori se dirige a sus partidarios en un acto de cierre de campaña en Lima, el jueves. Foto: Reuters

En la primera vuelta no votó, pero este domingo sí lo hará y por Keiko Fujimori. Sin embargo, el año pasado dijo sentirse “decepcionado” de la líder de Fuerza Popular por haber recibido de manera “clandestina” millonarios aportes de empresarios peruanos para sus campañas de 2011 y 2016. ¿Por qué ahora está dispuesto a transar su apoyo a Keiko, pese a estas acusaciones de corrupción? ¿La ve como el mal menor?

Me había jurado no votar más en elecciones peruanas. Siempre termino decepcionado. Siendo de derechas liberales, me he resignado a votar por la derecha conservadora, religiosa, antiliberal: por Lourdes Flores en 2001 y 2006, y por Keiko en 2011 y 2016. En esas cuatro elecciones presidenciales voté por una mujer de derecha y perdí siempre. En efecto, estaba decepcionado de Keiko por su relación promiscua con el dinero de sus donantes, y así se lo dije en televisión, y anuncié que esta vez no votaría por ella ni por nadie, y no fui a votar en la primera vuelta. Ahora, sin embargo, debemos elegir no entre dos candidatos razonablemente democráticos, sino entre dos sistemas, dos modelos opuestos: Castillo es el modelo autoritario chavista y Keiko, el modelo que, con todos sus vicios y defectos, y con sus previsibles corruptelas, al menos garantiza la supervivencia de las libertades. No puedo cruzarme de brazos, declararme neutral y no votar. Está en juego la libertad. Si gana Castillo y no voy a votar, no me lo perdonaría.

Pedro Castillo se dirige a sus partidarios en un acto de cierre de campaña en Lima, el jueves. Foto: Reuters

“La democracia tiene sus días contados si gana Pedro Castillo”, ha justificado. ¿Por qué teme a un gobierno del candidato de Perú Libre?

Porque he leído el plan de gobierno y el ideario del partido Perú Libre. Se declara un partido marxista-leninista. Anuncia la nacionalización, es decir la estatización, “de los yacimientos mineros, gasíferos, petroleros y centros energéticos”. Anuncia la nacionalización, o sea la confiscación, “de puertos, aeropuertos, ferrocarriles, carreteras, servicios de pensiones”. En tono de glorificación, cita a Lenin: “Gran razón tenía Lenin cuando manifestó que la verdadera libertad de prensa en una sociedad sólo es posible cuando esta se libere del yugo del capital”. Cita a Fidel Castro, exaltándolo: “Los medios de divulgación masiva están en manos de los que amenazan la supervivencia humana con sus inmensos recursos económicos, tecnológicos y militares”. El fundador de Perú Libre, excandidato presidencial en 2016 y jefe ideológico del candidato Pedro Castillo es Vladimir Cerrón, comunista ortodoxo, educado en La Habana. Fue invitado a Caracas por Maduro en 2019 y cubrió de loas y alabanzas al dictador venezolano. Si Castillo jura como presidente de Perú en julio, cerrará el Congreso (“no lo voy a cerrar yo, lo va a cerrar el pueblo”), convocará a un referéndum e instalará una Asamblea Constituyente “con representación de obreros, campesinos y estudiantes del pueblo organizado” y se convertirá en dictador.

Keiko Fujimori en el cierre de su campaña para la segunda vuelta de la elección presidencial en Perú. Foto: AP

Pese a que anunció su voto por Keiko, esta semana declaró que “estoy resignado, ganará Castillo”. ¿Qué lo hace pensar eso? ¿Qué cree que ve el elector peruano en el candidato de izquierda?

Todas las encuestas confiables predicen que ganará Castillo, a menos que Keiko tenga un porcentaje elevado de voto escondido. La irrupción de Castillo no es difícil de explicar. El Perú tiene más de 180 mil muertos de coronavirus, las peores cifras per cápita del mundo. ¿Cómo pedirle a una persona que ha visto morir de coronavirus a un familiar cercano por falta de un balón de oxígeno o de una cama de cuidados intensivos que vote para preservar el modelo? Debido a la pandemia, la pobreza en el Perú ha crecido de 20% a 30%: hay tres millones de nuevos pobres, que habían ascendido a la clase media y ahora se han hundido en la miseria y el desempleo. ¿Cómo pedirles que confíen en el modelo, que voten por el modelo imperante? Los presidentes peruanos de los últimos 30 años (Fujimori, Toledo, García, Humala, Kuczynski, Vizcarra) se han visto salpicados por escándalos de corrupción (Vizcarra hasta se vacunó a escondidas, siendo presidente). ¿Cómo pedirle a un peruano promedio que confíe en la clase política, cuando todos resultan ladrones y felones? No es raro entonces que tantos peruanos quieran patear el tablero, romper el sistema, dinamitar el modelo.

Partidarios de Pedro Castillo se manifiestan el jueves, en el último día de los eventos de campaña en Lima. Foto: Reuters

Si efectivamente gana Castillo, ¿cómo visualiza la reacción de la derecha política y los empresarios en Perú? ¿Ve difícil la gobernabilidad?

Si gana Castillo, el primer pulso o forcejeo será en el Congreso, y allí se definirá el rumbo institucional del país: Castillo intentará cerrarlo para imponer su referéndum y su Constituyente, y el Congreso tratará de destituirlo, de vacarlo: necesita 87 votos y en el mejor de los casos las fuerzas democráticas podrían sumar 88. Una vez cerrado el Congreso, está por verse si la Constituyente será elegida limpiamente por el pueblo o nominada a dedo, “representando al pueblo organizado”, por Castillo y Cerrón: los dichos de ambos apuntan al segundo escenario. Escrita y promulgada la nueva Constitución, aprobada a buen seguro la reelección presidencial, descabezados el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, Castillo tendrá que asegurarse la lealtad de los militares, porque ya entonces será un dictador y su legitimidad será cuestionada.

Varios analistas consideran estas elecciones como una pugna entre el temor al fujimorismo y al comunismo. ¿Cómo observa esta polarización en el electorado peruano? ¿Cree que los partidos tradicionales serán capaces de reformularse tras la inestabilidad política de los últimos años y convertirse otra vez en una alternativa atractiva para los votantes?

Soy muy pesimista, incluso si gana Keiko. Quiero decir: si gana Castillo, van a dinamitar la democracia desde adentro y consolidar una dictadura chavista. Y si gana Keiko, la izquierda de Castillo y Cerrón va a incendiar el país, gritando fraude.

Keiko Fujimori y Pedro Castillo saludan al final de su debate en Arequipa, el 30 de mayo. Foto: Reuters

Las últimas elecciones constituyentes en Chile dejaron a los partidos tradicionales como los grandes perdedores y a los candidatos independientes como los ganadores. ¿Piensa que esta tendencia puede incidir en las votaciones del domingo en Perú?

Sí. Castillo se presenta como un candidato independiente, antisistema, de protesta y ruptura. No ha ocupado un cargo público. Dice que es maestro, profesor de escuela primaria. En realidad, no dicta clases hace años. Es líder sindical de los maestros. Pero no es un político tradicional, no pertenece al elenco estable de la clase política, es un outsider (a pesar de que militó 12 años en el partido de derechas de Toledo). En los pueblos pobres, le da prestigio y credibilidad decir que es un maestro. Termina sus discursos diciendo: “Palabra de maestro”. La gente que está harta y asqueada de la corrupción, de la pandemia, del desempleo, de tantas muertes que pudieron evitarse, vota a ciegas por él.

Chile y ahora Colombia, ambos países bajo gobiernos de derecha, han sido escenario de fuertes estallidos sociales. ¿Teme que Perú pueda encaminarse a un escenario similar en el futuro próximo? ¿Un eventual gobierno de Keiko podría estimular más el descontento social?

Sí, sin duda. Si gana Keiko, que es el escenario menos probable, la izquierda radical saldrá a las calles y hará todo lo posible para sabotear su gobierno, incendiar el país y removerla del poder con una agenda golpista. La izquierda de Castillo y Cerrón no será democrática en el gobierno y menos todavía en la oposición.

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