Paulo Contreras, jefe nacional Contra el Crimen Organizado de la PDI: “No existen antecedentes de que las maras estén insertándose en Chile”

Jefe Nacional Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado, prefecto inspector Paulo Contreras.

Pese a que la última semana causó alarma la supuesta presencia en el país de dicha estructura criminal salvadoreña, la autoridad de la PDI es tajante en asegurar que no existen indicios de que estén operando en suelo chileno.


Revuelo causó que en medio de la Comisión Investigadora sobre Criminalidad en la Macrozona Norte, efectivos de la PDI solicitaran una sesión secreta para analizar la eventual presencia de las maras en Chile. Y es que se trata de una estructura criminal originaria de Estados Unidos y establecida en El Salvador que se caracteriza por emplear altos niveles de violencia al cometer sus ilícitos, por lo que su sola mención causó impacto.

Pero pese al ruido generado, el prefecto inspector Paulo Contreras, jefe nacional Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado de la PDI, descartó rotundamente que este tipo de bandas estén en Chile.

¿Se ha detectado la presencia de esta organización en territorio nacional?

Hasta el momento lo que nosotros tenemos en materia de investigativa -eso significa un trabajo en conjunto con las diferentes fiscalías-, no existen antecedentes para decir que como estructura este grupo se encuentre insertándose en el país o instalándose con alguna mirada de iniciar operaciones criminales determinadas.

¿Tampoco se ha detectado el intento de ingreso de eventuales miembros?

No hemos tenido la posibilidad de detectar por los pasos de controles oficiales que haya ingresado alguien que tenga esas características. Pero de ser verificable el ingreso, tenemos la capacidad de reacción de poder instalar, previa comunicación al Ministerio Público, los sistemas de monitoreo oportuno para controlar su desplazamiento en territorio nacional. Ahora, si esa persona registra algún encargo internacional, independiente que pertenezca a una u otra organización criminal, esa persona va a ser detenida.

¿Se requieren mayores acciones a fin de evitar su ingreso irregular?

En general, nosotros como país estamos operando en función de lo que significa gestionar adecuadamente flujos migratorios irregulares como nunca antes se habían visto. Nuestro país ha sido especialmente presionado, sobre todo en el norte. Considerando eso, estamos trabajando junto al gobierno para satisfacer esa demanda de instalar estrategias que sean adecuadas para manejar la situación.

¿Hay antecedentes que hagan pensar que somos un país de interés para ellos?

Efectivamente. Existe una posibilidad permanente en nuestro país de ser objeto de interés por parte de las organizaciones criminales transnacionales para instalar diferentes niveles de operaciones en nuestro territorio. Esas posibilidades siempre van a estar, porque por doctrina -y esto no es un tema de alarma- Chile tiene las condiciones de país ordenado, donde funcionan los tres poderes del Estado, donde existen garantías a la inversión privada y a la operación pública. Claro que va a ser un país atractivo para las organizaciones que quieran instalar diferentes niveles de operación.

¿Pero ha ocurrido algo puntual que haga necesario analizar su eventual ingreso en una sesión secreta de la Cámara?

No. No hay nada puntual que haya sucedido, sino más bien hay un legítimo interés de nuestros legisladores de querer conocer en detalle información que muchas veces está subsumida en el ámbito de la inteligencia criminal, que como tal, se podrá esperar que pueda no ser comunicada públicamente, porque se trata de información que constituye parámetros de riesgo y no necesariamente información concreta de delitos que estén ocurriendo.

¿En qué características radica la peligrosidad de esta organización?

Son organizaciones que responden más bien a la lógica cultural de la región en la cual se están insertando. Son organizaciones que están acostumbradas a un nivel de violencia que desafortunadamente la literatura indica es muy alto. Son niveles a los que la región completa ha estado sometida durante décadas. No hay que olvidar que las maras comienzan a instalarse en El Salvador a partir de la década de los años 80, precisamente producto del enfrentamiento social que experimentan las diversas facciones que estaban enfrentándose en la guerra civil de ese país. Eso, más el aumento de la migración irregular, les jugó a favor. En todo caso, es una organización que culturalmente está bastante alejada de la idiosincrasia criminal que tenemos acá, lo que no quiere decir que vamos a bajar la guardia.

¿Se ha observado que alguna banda que esté en Chile les haya “copiado” conductas o estén en contacto con ellos?

No hemos observado que exista un contacto directo entre los componentes de este tipo de estructuras con la delincuencia criolla. Pero tampoco podemos negar que hoy día existe una transculturización importante que se da por medio de las redes sociales y ahí las bandas nacionales pueden estar atentas y eventualmente pueden imitar conductas.

¿Están realizando algún tipo de coordinación con autoridades de El Salvador a fin de estar preparados?

Más que con El Salvador, estamos manejando coordinaciones con Interpol, que para nosotros es el órgano rector en materia de la cooperación internacional. Tenemos agregados policiales en el continente para agilizar la entrega de información de inteligencia, por lo que ellos están estratégicamente instalados en capitales de países de la región.

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