Cambiaron la vida agitada y urbana de su natal Estados Unidos por una más sencilla y en completa unión con el hábitat de los alrededores de Pucón, con vistas al paisaje lejano del valle de Caburgua.

Dennis Viner y Cynthia Sidore viajaron desde California para recorrer junto a un amigo chileno estas localidades del sur y decidirse, finalmente, por el sitio donde se levantaría su nueva casa, cuya arquitectura fue diseñada por Andrés Cortés.

Aquí residen solos los dos hace más de tres años, pero con la compañía de cinco gatos, un perro y varias gallinas que alimentar. Sus días giran en torno al cuidado de la huerta, el trekking y el club de lectura que han formado con otros extranjeros que habitan la zona. “Nos reunimos para leer libros en español y practicar el idioma. Nos gustan escritores chilenos como Isabel Allende”, cuenta Dennis, quien siempre se desempeñó como ejecutivo del área informática, una ocupación tan opuesta a la actual, donde sólo rige convivir con la naturaleza.

Sobre una pradera y junto a un bosque de pinos se construyó este volumen sencillo pero con el encanto, según explica el arquitecto Andrés Cortés (45-442509), de saber aparecer y ocultarse entre suaves lomajes.

“Sólo recibí una foto de una casa construida por el arquitecto norteamericano Philip Johnson”, cuenta Andrés, y partiendo de esa referencia se lanzó con una composición horizontal de madera de oregón.

Sustentable en parte, este lugar cuenta con un manejo climático y energético por su orientación norte que se abre al recorrido del sol, permitiendo captar la luz por horas y transmitir calor a través de losa radiante. Esta misma conciencia ecológica es la que viven a diario Dennis y Cynthia en torno al cuidado de gallinas y el cultivo de la huerta e invernadero, que los abastece de frescos vegetales. “Es un trabajo queme ocupa varias horas al día”, afirma este californiano de 55 años, a quien vimos todo el tiempo profesionalmente con pala y rastrillo en mano, fiel reflejo de un granjero norteamericano.