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El deformar para transformar

Arte, arquitectura y diseño son las disciplinas que convergen en la muestra Arquitectura para Piano, de Alfredo Da Venezia. El artista reinterpreta la arquitectura moderna internacional, las utopías históricas y la mediagua nacional a través de pequeñas esculturas digitales.

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Hace un año Alfredo Da Venezia encontró una máquina de impresión tridimensional en oferta. La compró y se encerró en su taller a experimentar. De un ensayo incansable y las ganas de conocer los límites que alcanzaba este instrumento en 3D llegó a la exposición que estará hasta el 14 de mayo en Galería Bicentenario del Centro Cultural Estación Mapocho: Arquitectura para Piano.

Tal como lo define el curador del Pabellón de Chile en la 15a Bienal de Arquitectura de Venecia y docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca, José Luis Uribe Ortiz, "Da Venezia compone a partir de elementos de otros, una suerte de 'cut & paste' realizado a partir de archivos tridimensionales de edificios que derivan en la web y que el artista se apropia".

Con una clara filiación con la gente de diseño y con colectivos de arquitectura, Alfredo, licenciado en arte de Arcis, hoy reparte su día entre su arte y las clases en la Escuela de Diseño de la UNIACC, además de haber enseñado en cine de la UDD, en arquitectura de la UDLA y en la misma universidad de la que se tituló.

Tu trabajo ha estado siempre muy vinculado a la arquitectura, ¿cómo partes en ello? Mi primer trabajo en 2002 consistió en hacer un recorrido desde mi casa a la universidad por la imposibilidad de llevar unas telas. El hecho de haber realizado un mapa con las páginas amarillas antiguas hizo que me diera cuenta de que el caminar arma un retrato, un recorrido por la ciudad cotidiano, y construí la ciudad a partir de ese retrato, de esa idea. Por eso muchas veces no nos gusta nuestra ciudad, porque no sabemos recorrerla y vamos siempre al mall. Para retratar esto yo quemaba con ácido las calles y de esta manera quedaba un desplazamiento grabado.

Cuando hice este trabajo se estaba editando paralelamente el libro "Walkscapes", de Francesco Careri, que daba cuenta del origen de la arquitectura con el simple hecho del caminar, donde el primer gesto de arquitectura es el mapeo. No es el hecho de levantar la choza o el muro de piedra. El nomadismo es el que mezcla esta idea de crear el paisaje y luego volver a la casa. De esta manera se carga la ciudad de emoción.

En 'Arquitectura para Piano' hay una reinterpretación de clásicos de la arquitectura y la vivienda social chilena, ¿cómo nace esta intención? Del ejercicio de la docencia y esa relación romántica que uno hace en la escuela del arte con la vida. Después se convierte en lo concreto con un trabajo que me llevó al computador, no fue una estrategia.

La parte visual viene de una obra que hice el 2013 llamada 'Limbo', donde tomé objetos de diseño que están en esta situación, como la típica tetera Fantuzzi que está en un limbo. Ya todos tenemos tetera eléctrica y la Fantuzzi por su diseño no es tan vieja. El terremoto hizo que objetos como estos nos salvaran y ese rescate fue el que me llevó a buscar objetos que estuvieran en la misma situación y los cubrí con vidrio cuadro a cuadro. Ahí comencé a trabajar con el programa Sketchup para levantar espacios y empecé a trabajar con las barricadas desde la arquitectura y el diseño. La barricada es un diseño social y su arquitectura está en el ADN social, no te lo enseñan, es algo que sale espontáneamente, de manera intuitiva para guarecernos. Es de economía doméstica que se construye según el lugar, la época, etc., porque son los objetos los que obstruyen o protegen. Fue en este proceso cuando compré una máquina 3D en oferta.

Desde entonces hasta ahora he estado un año encerrado imprimiendo en metacrilato. Al parecer soy el único artista que está trabajando con esta materialidad porque esta herramienta la ocupan los diseñadores solo para hacer prototipos o arquitectos para hacer maquetas con una función muy estricta. Las piezas salen con muchos errores que yo no limpio, y eso te lo da el arte, la observación.

También hice una serie de Cristos que se llama Black Metal, con figuras que laco y parecen de ébano.

¿Cuál fue tu objeto de estudio y cómo lo cuestionas? Tomé cinco casas del movimiento moderno como la Villa Savoye o la Casa Schröder, entre otras, para mostrar cómo la metodología del habitar de la modernidad fracasa con la posmodernidad. Para ello quemé el modelo.

Para mí el fuego tiene esa cosa que donde está hay atención y las revoluciones siempre están marcadas por fuego; no hay vuelta atrás con él porque borra todo. Al quemar cualquier elemento lo pongo en crisis.

No hay que entender el código de cada una de las casas ni entender la arquitectura como tal, pero esta estructura está en tu ADN, y es como ir a quemar Vitacura. Aunque es una maqueta el poder de la imagen hace que te lo imagines. Por lo mismo el arquitecto se relegó al arte y funciona desde ahí.

¿Cómo reinterpretas la vivienda social chilena? Como trabajo en diseño y hago clases, está siempre la sospecha. El arte no es decorativo y el diseño está integrado a todo nuestro quehacer. Para mí Un Techo para Chile hace lucro de la miseria y de la pobreza más terrible que es una casa, la misma que es un derecho universal. Y en un país como este, donde cada una de las zonas tiene condiciones muy diferentes entre sí, hay que tener en cuenta materialidades y usos. Un trabajo bien hecho es lo notable que hace Elemental, que entrega espacios vacíos para que las personas vean cómo habitar según sus usos. Las políticas públicas siempre quedan atrás porque está la idea de caridad mal pensada.

Por lo mismo, tomo la mediagua y la distorsiono para tratar de asimilarla a la arquitectura contemporánea. La organicé con camas y al distorsionarla multipliqué la misma imagen y la cama se dobló y la persona se atrapó reproduciendo así el hacinamiento. La mediagua es una solución parche que se eterniza porque la promesa nunca se cumple. Antes los edificios sociales, como la Villa Frei, inspiraban dignidad, la lógica constructiva era impresionante, ahora eso se perdió.

¿Por qué el título? Al principio se llamaba Mutechon, por lo del Techo, pero no me calzaba con las otras piezas; entonces me puse a ver un documental de Dalí y su relación con García Lorca cuando hacen una performance donde nombra en un poema de Lorca "arquitectura para piano". Es un nombre que habla de la escala y la relaciona con un piano que es una pieza de diseño.

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adavenezia.com 

En Galería Bicentenario, Centro Cultural Estación Mapocho, hasta el 14 de mayo.

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