Guillermo Lorca
Con solo 30 años, este talentoso artista chileno ha demostrado la fuerza y virtuosismo de su pintura. El 2014 es un gran año para él, no en vano su exposición individual en el MNBA La Vida Eterna, se alargó un mes más. A través de relatos visuales que mezclan realidad y ficción, sus obras nos transportan a un mundo de ensueño donde todo puede pasar.


Debe ser uno de los artistas chilenos más jóvenes que entra al Bellas Artes por la puerta ancha, con una impresionante exposición individual. Este año ha sido muy importante en su carrera, ya que esta exposición muestra a un Lorca mucho más maduro pictóricamente, situándolo como referente de su generación. No le gusta encasillarse en estilos, pero sí reconoce que su trazo está muy ligado técnicamente a la pintura barroca del siglo XIX. Su obra, que logra un realismo impresionante, tiene un cruce que incluye la influencia de los grandes maestros como Rembrandt o Velázquez y su nutrido imaginario donde encontramos desde los hermanos Grimm hasta el animé japonés, por lo que la ficción y fantasía juegan también un rol fundamental en su obra.
Con 10 años de trayectoria, La Vida Eterna es su cuarta exposición individual. Comenzó su formación a los 16 años con el pintor chileno Sergio Montero, y tras estudiar Licenciatura en Artes en la PUC -y luego dejarla, buscando su propia formación- pasó una temporada como aprendiz y asistente en el taller del artista Odd Nerdrum, en Noruega.
El 2012 sería el comienzo de una nueva etapa para Guillermo, y su exposición individual en la galería Hilario Galguera en México, marcaría el inicio de de esta nueva fase que llega a su punto álgido con esta exposición en el MNBA, visible hasta el 29 de junio con 24 impresionantes óleos .
¿Cuáles han sido los mayores cambios y etapas en el desarrollo de tu carrera? En estos últimos años he tenido cambios importantes con los cuales he logrado romper ciertas represiones estéticas que tenía. Han estado marcados por dos exposiciones individuales que han sido importantes en mi carrera. La primera, a principios del 2012 en la galería Hilario Galgera de Ciudad de México, donde comencé a madurar pictóricamente soltando la imaginación de una forma que antes no podía hacer. México fue un punto de inflexión que me permitió atreverme más, dar rienda suelta a mi creatividad y la posibilidad de plasmarla. La segunda, la actual exposición en el Museo de Bellas Artes, muestra mi tránsito hacia algo más onírico, que demuestra una maduración en mi propuesta estética, dándole mucha más identidad, más cercana a algo que andaba buscando.
¿Qué ha significado para ti, siendo tan joven, tener una exposición individual en el MNBA? Sin duda un honor, me tiene muy contento, en especial que sea en un museo, y lo que ello implica, o sea, la idea de generar cultura y que sea pública.
¿Cuáles son las temáticas que hoy estás tratando en tu obra? Por una parte está lo obvio que se puede ver a simple vista, los personajes como niños y animales, en donde no hay presencia de adultos, donde es un mundo todavía amoral, donde me gusta tratar bajo una cierta estética la idea de la muerte, la violencia, lo erótico, la voracidad y la belleza.
¿Cómo definirías tu estilo pictórico? Bueno, es un realismo pictórico, muy ligado técnicamente a la pintura barroca del siglo XIX en lo formal. Pero mi estética está muy influenciada también por el cine, la animación y algunos artistas contemporáneos.
¿Qué proyectos tienes a futuro? Tengo pensado asistir a algunas ferias en Estados Unidos como Art Miami y otros proyectos muy interesantes aún por concretar.
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