¿Sabías que el Porsche 911 Targa nació por una mera cuestión de necesidad?

El modelo semidescapotable surgió en 1965 ante la inminente prohibición de los coches convertibles en Estados Unidos.




Porsche es protagonista de innumerables historias, pero probablemente no imagines que el 911 Targa -con su peculiar silueta a medio camino entre un roadster y un coupé, y del que se acaba de presentar su nueva generación- debe su origen a una creciente tendencia en los 60 en Estados Unidos por prohibir los autos sin techo. ¿Cómo así?

Pues es la misma firma alemana la que se ha encargado de confirmar esta versión en un comunicado, señalando que el original Porsche 911 Targa que debutó en 1965 en el Salón de Frankfurt, vino para dejar fuera de juego a los críticos que quisieran amagar los impulsos del 911 cabrio, que por el mismo motivo llegó tardíamente en 1982, como una lejana continuación del 356 descapotable. En simple, con la inclusión de una barra antivuelco, los alemanes se ahorrarían cualquier tipo de crítica.

¿Y el nombre?

La denominación Targa es algo que los fanáticos del motorsport ya podrán adivinar. Proviene de los éxitos de Porsche en la década del 50 en la carrera siciliana Targa Florio. “Se discutió sobre la denominación ’911 Flori’, hasta que el responsable de ventas, Harald Wagner, dio con la respuesta: simplemente Targa. El término italiano también significa ‘número de patente’ y la leyenda dice que solo se le dio luz verde cuando se estaba trabajando en los catálogos. En agosto de 1965, Porsche presentó la propuesta de inscripción para el concepto Targa y, a partir de 1966, el modelo complementó al 911 coupé con un éxito arrollador”, detalla la marca de Stuttgart.

Para 1967, el 911 Targa podía ordenarse con luneta trasera fija y calefaccionada, hecha en cristal de alta resistencia (en lugar de una lona transparente). Esta idea se adoptó como elemento de serie un año después y se mantuvo sin cambios hasta 1993.

El primer 911 Targa estuvo impulsado por un motor bóxer de seis cilindros y 2.0 litros, que produjo 130 Hp y se gestionó mediante una caja manual de cinco relaciones, encargada de enviar la fuerza al eje trasero. Iba hasta los 100 km/h en nueve segundos y con el acelerador a fondo llegaba a los 210 km/h.

Porsche y el 911 Targa bien representan el eslogan de que la necesidad es la madre de todos los inventos. Coupé, cabriolet o Targa, ¿Tú cómo prefieres a la leyenda alemana de los deportivos?

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