¡Bloqueemos todo!: una jornada de protestas con inédito despliegue policial en Francia
Las manifestaciones de este miércoles se convirtieron en el primer desafío del nuevo primer ministro francés, Sébastien Lecornu.
En un día de huelga nacional largamente anunciado en Francia, los detenidos este miércoles ya ascendían a cerca de 500 al final de la jornada: “el 10 de septiembre lo bloqueamos todo” era el llamado que ya se escuchaba y leía en las paredes en las últimas semanas, en miras a una vuelta de vacaciones que venía con voto de confianza y caída de gobierno incluida. Al final, coincidieron con las primeras 24 horas del nuevo gobierno francés, liderado por el exministro de Defensa Sébastien Lecornu, que reemplazaba así a François Bayrou, nueve meses después de que, a su vez, sustituyera en el cargo a Michel Barnier.
A sus 39 años, el joven aliado de Emmanuel Macron proviene de Renacimiento, el partido centro liberal que dirige el presidente. La transición fue cortísima: un intento muy rápido de Macron para llenar el vacío de poder que dejaba Bayrou, y sofocar el clima de insurrección que se anunciaba en el país.
Sin embargo, la fecha ya estaba apuntada, y decenas de actos de sabotaje y manifestaciones en ciudades grandes y medianas marcaron la tónica del día. Ya a mediodía, con 200 detenidos, el ministro del Interior en funciones, Bruno Retailleau, alababa “la Francia del coraje frente a la Francia del sabotaje”, refiriéndose a los 80 mil agentes y gendarmes que desplegó su cartera para enfrentar la jornada.
Durante la mañana de este miércoles en el Palacio de Matignon, sin mayor ceremonial, la transición de Bayrou a Lecornu fue corta. El nuevo primer ministro francés prometió una “ruptura profunda” con el pasado, enfrentándose a la difícil tarea de intentar formar un gobierno con el apoyo parlamentario suficiente para evitar una derrota prematura: apenas tiene los votos para mantenerse en pie, dependiendo de la voluntad, o de la coalición de izquierda o de Agrupación Nacional, el partido de extrema derecha de Marine Le Pen.
Lecornu afirmó que se dirigiría a la nación “en los próximos días” para explicar su enfoque, que sería diferente al del pasado, y “no solo en el método”. “Debe haber cambios, no solo en la forma o el método, sino en el fondo”, declaró en la ceremonia. “Hoy no habrá un gran discurso. A partir de esta tarde, me reuniré con miembros de los principales partidos políticos y, en los próximos días, con otros partidos políticos, sindicatos y yo mismo, tendré la oportunidad de explicarme ante el pueblo francés”, detalló.
Mientras que la izquierda afirmó que intentaría derrocar a Lecornu con una moción de censura inmediata, desde la ultraderecha Agrupación Nacional manifestó su disposición a colaborar con él en el presupuesto, siempre y cuando se cumplan sus exigencias presupuestarias, según informa Reuters. Jordan Bardella, el presidente del partido, afirmó que el nuevo primer ministro “se encuentra en una situación muy precaria”.
Mientras en Matignon todo era ceremonia, terno y corbatas, al otro lado de París la ciudad estaba encendida, en medio de enfrentamientos callejeros con la policía, quema de contenedores, barricadas y operaciones para detener el tránsito en todo el país. Los trenes, sin estar completamente detenidos, estaban parcialmente interrumpidos, y los aeropuertos también tuvieron suspensiones.
La convocatoria, organizada en línea durante el verano y sin líder claro, se llamaba “Bloquons tout!” (Bloqueemos todo), e invitaba a un paro generalizado para el 10 de septiembre, protestando contra los cortes de presupuesto, sobre todo en medio de un aumento sostenido en el gasto militar. De a poco, se fueron sumando partidos de izquierda, y se esperaba que el movimiento creciera como los chalecos amarillos en 2018.
Retailleau, sin embargo, acusó lo inorgánico del movimiento. “No estamos ante una movilización ciudadana, sino ante un movimiento confiscado por la extrema izquierda”, dijo, acusando al líder izquierdista de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, de “soplar sobre las brasas de la exasperación” e instigar un “clima de insurrección” en todo el país. Además, el ministro denunció la presencia de “grupúsculos de encapuchados que fomentan el odio a la policía a la menor ocasión”.
Los analistas se mostraron cautos a la hora de establecer comparaciones directas con los chalecos amarillos. “El perfil ideológico y sociológico del movimiento es difícil de establecer”, declaró Pierre Purseigle, profesor de historia europea moderna en la Universidad de Warwick. “La situación política está evolucionando y podríamos saber en cuestión de semanas si Bloquons Tout! es una moda pasajera o el precursor de un movimiento social de masas”, comentó.
La policía parisina reportó 183 arrestos a media tarde, y más de 100 personas fueron puestas bajo custodia policial en otras partes de Francia, según el recuento del Ministerio del Interior. Ese número subió a 473 detenidos a fines de la tarde, de ellos más de 200 en París.
El balance, actualizado a las 17.45 horas, indicó que de los arrestados, 339 fueron puestos bajo custodia (de ellos, 106 en París). La cartera ministerial señaló también que 13 miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos, todos ellos de carácter leve, según la cadena BFM TV.
El Ministerio del Interior ha cifró en 75.000 los participantes de la jornada de movilizaciones a nivel nacional, que contó con 550 concentraciones y más de 260 bloqueos. Sin embargo, la Confederación General de Sindicatos (CGT) ha aseguró que 250.000 personas participaron en las protestas.
Los bloqueos de carreteras, las retenciones de tráfico y otras protestas se extendieron ampliamente, desde la ciudad portuaria de Marsella, al sur, hasta Lille y Caen en el norte. Nantes, Rennes, Grenoble, Lyon, Montpellier y casi todas las ciudades medianas del país tuvieron sus cortejos de manifestantes, tanto en la mañana como en la tarde.
“Las concentraciones vespertinas de miles de personas en el centro de París fueron pacíficas y de buen humor, con pancartas dirigidas contra Macron y su nuevo primer ministro”, apuntó al respecto The Guardian.
Cabe destacar que el despliegue policial fue importante: cerca de 80 mil agentes movilizados en todo el país, es decir, el doble de los que integraron el dispositivo antiterrorista que cuidó la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en París 2024.
Francia vivirá el 18 de septiembre una jornada que tensionará aún más su clima social y político. Para ese día está programada una huelga “masiva”, esta vez convocada por los sindicatos.
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