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Cachemira, el disputado territorio que eleva el peligro de guerra entre India y Pakistán

Los dos países asiáticos, con arsenales nucleares, reclaman la zona como perteneciente a sus territorios, y a casi tres semanas de un atentado en la parte controlada por India, las respuestas van escalando y ya se cuentan en decenas los civiles muertos.

Policías indios montan guardia mientras una mujer camina por una calle en Srinagar, el 9 de mayo de 2025. Foto: AFP SAJJAD HUSSAIN

Ya no es solo una tensión diplomática, sino cientos de ataques que se están intercambiando día a día a los dos lados de la “Línea de Control”, la frontera de facto en Cachemira que separa a Pakistán de India. Luego de un atentado del 22 de abril pasado en Pahalgam, en la zona administrada por Nueva Delhi, que mató a 26 civiles, las Fuerzas Armadas de ambos países envían drones y se amenazan mutuamente.

El riesgo podría llegar a magnitudes no vistas antes, ya que ambos países cuentan con arsenales nucleares, y por eso mismo, la comunidad internacional monitorea la tensión, mientras actores como Irán se muestran dispuestos a mediar entre Islamabad y Nueva Delhi. El portavoz del Ejército paquistaní, Ahmad Sharif, informó que sus defensas habían conseguido neutralizar una “docena de drones” que habían cruzado a su país: “Se siguen enviando drones indios al espacio aéreo de Pakistán… India seguirá pagando cara esta agresión desnuda”.

Las fatalidades aumentan día a día: Islamabad aseguró haber matado a entre 40 y 50 soldados indios, mientras que Nueva Delhi acusa la muerte de 16 personas en su lado de la frontera. Por su parte, el Ejército paquistaní indicó que al menos 31 civiles han perdido la vida en su lado.

India y Pakistán poseen arsenales nucleares. Foto: Archivo

La región de Cachemira siempre ha estado en disputa entre Islamabad y Nueva Delhi, pero la paz relativa que se estaba viviendo en la zona se rompió el 22 de abril, cuando un grupo de militantes extremistas mató a 26 civiles en el pueblo turístico de Pahalgam. El ataque ocurrió en la zona controlada por India, y tomó como objetivo particularmente a los hombres hindúes que estaban en la zona, siendo el peor ataque contra civiles en la región en los últimos 20 años.

A partir de eso, el primer ministro de India, el nacionalista hindú Narendra Modi dio luz verde a una respuesta por parte de su ministerio de Defensa, que este miércoles empezó su “Operación Sindoor”, bombardeos que buscan “hacer responsables” a las personas que cometieron el ataque. Según India, los militantes extremistas fueron apoyados por Pakistán, mientras que Islamabad niega la acusación.

Se trata de dos poderosas organizaciones islamistas: Lashkar-e-Taiba (LeT), el Ejército de los Puros, y de Jaish-e-Mohammad (JeM), el Ejército del Profeta Mahoma, ambos con sede en el Punjab, la región más poblada de Pakistán y una de las que limitan con India y con fronteras compartidas con Cachemira. Las dos figuran en el listado de organizaciones terroristas de Naciones Unidas, Estados Unidos y la UE. La ONU las vincula también con Al Qaida y el Estado Islámico.

El Ejército indio aseguró que nueve posiciones en Pakistán y su “parte” de Cachemira fueron blanco de ataques aéreos, indicando que se trata de “infraestructura terrorista”. Aunque Islamabad indica que no ha respondido aún, y una fuente de alto rango declaró a CNN que están “dando margen a la diplomacia”, funcionarios indios indicaron que su país había sido atacado en 15 diferentes lugares.

Cachemira, la región que se disputan India y Pakistán en la que un ataque mató a decenas de turistas.

La historia del conflicto empieza en 1947, cuando India y Pakistán se independizaron de Gran Bretaña. Desde entonces, ambos tienen posturas distintas sobre la zona: según Nueva Delhi, Cachemira es “parte integrante” del país, y Pakistán considera que se trata de un “territorio en disputa”, cuyo estatus solo puede ser determinado por el pueblo de Cachemira.

Conocida por su lana, sus lagos y sus montañas, Cachemira es una región diversa étnicamente, ubicada en los Himalayas. Situada al noroeste del subcontinente indio, la región abarca 222 mil kilómetros cuadrados, una extensión similar a la de Rumania. Cerca de cuatro millones de personas viven en la Cachemira administrada por Pakistán y 13 millones en Jammu y la Cachemira bajo control de India.

Bajo el plan de partición de la declaración de independencia india, la mayoría musulmana de Cachemira era libre de elegir entre India o Pakistán. En ese sentido, el Maharaja Hari Singh, que gobernaba la región, quería que esta fuera independiente. Sin embargo, luego de la invasión de tribus venidas de Pakistán, eligió en octubre de 1947 el sumarse a India.

A causa de esto empezó la Primera Guerra de Cachemira, que terminó con un alto el fuego en 1949, y con India pidiendo la intervención de la ONU. Esta última recomendó un plebiscito en la región, pero ninguno de los dos países aceptó desmilitarizar la zona antes de que el referéndum tuviera lugar.

Después vendría un acuerdo entre ambos países para establecer una línea de alto el fuego, y así se dividió oficialmente la región, pero eso no traería paz. Una segunda guerra estalló en 1965, y en 1999, India combatió en un conflicto con milicias apoyadas por Islamabad.

Cachemira, la región que se disputan India y Pakistán en la que un ataque mató a decenas de turistas.

Uno de los factores importantes de esta guerra tiene que ver con la religión: ya desde la independencia de ambos países, Pakistán se proponía como una República Islámica, mientras que India se concibe como un Estado secular, aunque casi el 80% de la población practica el hinduismo. La parte “india” de Cachemira tiene una población musulmana del 60%, volviéndola la única región del país donde los musulmanes son mayoría.

Atravesada en toda esta historia aparece China, que controla y reclama el noreste de Cachemira, en lo que se considera la región de Aksai Chin: con una elevación de cinco mil metros, es un territorio históricamente deshabitado e “ignorado”, pero que hoy también está en disputa.

Luego de 1947, Nueva Delhi consideraba Aksai Chin como parte de su territorio, pero en la década del 50, China construyó ahí 1.200 kilómetros de carretera, conectando así el Tíbet y Xinjiang. India fue tomada por sorpresa: la desolada región no había sido una prioridad, y en 1954, Nueva Delhi exigió que se formalizara la frontera según la anterior Línea Ardagh-Johnson, reconociendo así a Aksai Chin como parte de India. Sin embargo, una guerra en 1962 dio una victoria rápida a Beijing, que hasta hoy administra la zona.

El principal temor en este contexto es que, dado que ambos tienen arsenales nucleares, haya un intercambio del este tipo. El Bulletin of the Atomic Scientist declara al respecto: “Pakistán continúa expandiendo gradualmente su arsenal nuclear con más cabezas de guerra, más sistemas de despliegue y una creciente industria de producción de material fisible”. Los expertos estiman en 170 cabezas nucleares el arsenal de ese tipo en Islamabad, además de un “amplio abanico de armamento compatible”.

Mapa de la región fronteriza de Cachemira entre Pakistán, India y China, con las zonas disputadas entre los tres países y las reivindicaciones de cada uno. Foto: AFP VALENTIN RAKOVSKY VALENTINA BRESCHI

Por su parte, ya en 1974 India había realizado su primera prueba nuclear, bajo el nombre de “Smiling Buddha”. Asimismo, tiene una doctrina oficial conocida como la No First Use (NFU): una promesa de no usar armas nucleares a menos que haya un ataque previo con ellas.

Ahora bien, a partir de 2019, luego de un ataque parecido al reciente en Pahalgam, algunas voces en el gobierno indio han sugerido una revisión de esta política. Hoy por hoy, se estima que India posee 172 ojivas nucleares.

De hecho, señala The New York Times, en esa oportunidad las autoridades estadounidenses detectaron suficientes movimientos en los arsenales nucleares de ambos países como para alarmarse. Despertaron al secretario de Estado Mike Pompeo en mitad de la noche. Pompeo, al teléfono, se encargó de “convencer a cada una de las partes de que la otra no se estaba preparando para una guerra nuclear”, según escribió en sus memorias.

Pero esta vez, apunta el periódico, hay un nuevo elemento de incertidumbre, pues las alianzas militares más importantes de la región han sido redefinidas.

India, un país tradicionalmente no alineado que ha dejado atrás su historial de vacilación frente a Estados Unidos, ha estado comprando miles de millones de dólares en equipos a Washington y a otros proveedores occidentales. Al mismo tiempo, India ha reducido de manera drástica las compras de armas de bajo costo a Rusia, su aliado de la época de la Guerra Fría.

Pakistán, cuya relevancia para Estados Unidos ha disminuido desde el final de la guerra de Afganistán, ya no compra el equipo que Estados Unidos antes le exhortaba a adquirir. En lugar de eso, Pakistán ha recurrido a China para la gran mayoría de sus compras militares.

“Estas conexiones han introducido la política de las superpotencias en el conflicto más antiguo e intrincado de Asia del Sur”, comentó el Times.

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