Las mujeres afganas pierden su “última esperanza”: Talibanes ordenan apagón nacional de internet
El régimen cortó la red de fibra óptica y los servicios móviles en todo Afganistán, dejando a millones incomunicados, sin acceso a educación ni trabajo. Para las mujeres, que ya viven bajo casi 100 edictos restrictivos, internet era el único vínculo con el mundo exterior.
Antes de agosto de 2021, una mujer afgana podría haberse postulado a la presidencia, aunque ninguna lo hizo. En 2025, tras cuatro años de gobierno talibán, ni siquiera pueden hablar en público, debido a un mandato del régimen que tipifica como violación moral el hecho de que se escuchen sus voces afuera. Internet era su último recurso para vincularse con el mundo exterior, pero ahora también eso les fue arrebatado por el grupo fundamentalista.
Fahima Noori es una de las mujeres afectadas por la última decisión de los talibanes. Tenía grandes sueños cuando se graduó de la universidad en Afganistán: había estudiado Derecho, se había graduado en un programa de obstetricia e incluso había trabajado en una clínica de salud mental. Pero todo eso desapareció cuando los talibanes llegaron al poder en 2021.
Prohibieron que las niñas mayores de 12 años recibieran educación, restringieron severamente las opciones laborales para las mujeres y recientemente eliminaron de las universidades los libros escritos por mujeres. Para Fahima, internet fue su último vínculo con el mundo exterior. “Recientemente me inscribí en una universidad en línea y esperaba terminar mis estudios y encontrar un trabajo en línea”, dijo a la cadena BBC.
Este martes, ese salvavidas se cortó por segundo día cuando el régimen talibán impuso un cierre nacional de internet que durará indefinidamente, como parte de una represión sin precedentes en todo el país. “Nuestra última esperanza era el aprendizaje en línea. Ahora, incluso ese sueño se ha visto destruido”, afirmó Fahima.
“Prevenir la inmoralidad”
El régimen encabezado por el líder supremo Hibatullah Akhundzada ha impuesto restricciones estrictas a las mujeres y a la libertad de expresión, incluyendo la purga de libros escritos por mujeres de las universidades del país, impidiendo que las niñas estudien y las mujeres trabajen, e incluso prohibiendo el ajedrez, que según afirma fomenta el juego.
Los fundamentalistas, que retomaron el control de Afganistán en 2021 tras su anterior paso por el gobierno (1996-2001), comenzaron a aplicar restricciones graduales al acceso a internet a principios de este mes. Las medidas también afectan a las líneas telefónicas, ya que suelen conectarse a internet. Las conexiones de alta velocidad con algunas provincias fueron cortadas a mediados de septiembre para “prevenir la inmoralidad”, por orden de Akhundzada.
El lunes por la noche, la señal de telefonía móvil y el servicio de internet se debilitaron gradualmente en todo el país hasta alcanzar una conectividad inferior al 1% de los niveles normales, según NetBlocks, el organismo de control de internet. El martes, los servicios de internet y telefonía continuaron sin servicio.
“Sin teléfonos ni internet, estamos ciegos”, dijo a la agencia France-Presse (AFP) Najibullah, un comerciante de 42 años de Kabul. “Todo nuestro negocio depende de los móviles. Los envíos se hacen por móvil. Es como estar de vacaciones; todos están en casa. El mercado está totalmente paralizado”.
Si bien anteriormente los funcionarios habían bloqueado el acceso a las redes sociales o restringido el acceso a internet, fue la primera vez que el gobierno talibán cortó las comunicaciones en todo el país.
El gobierno no ofreció ninguna explicación inmediata sobre el apagón, aunque en las últimas semanas ha expresado su preocupación por la pornografía en línea. Grupos de derechos humanos afirman que el régimen, en cambio, intenta aislar a los afganos del mundo para reprimir a la población.
Los mandatos contra las mujeres
En total, desde 2021, se han promulgado y aplicado casi 100 edictos que restringen la movilidad social de mujeres y niñas. En cuatro años, ninguno ha sido revocado. En educación, la purga de libros escritos por mujeres de las universidades del país fue ordenada a principios de este mes, cuando alrededor de 140 libros escritos por mujeres, incluidos títulos como “Seguridad en el laboratorio químico”, fueron considerados “preocupantes” debido a “políticas anti-Sharia y anti-Talibán”, dijo el régimen.
Actualmente, no solo es funcionalmente imposible para las mujeres obtener títulos educativos, sino que también les resulta excesivamente difícil conseguir empleo y acceder a programas de formación. Como resultado, más del 78% de las mujeres afganas no reciben educación, empleo ni capacitación, según Amnistía Internacional.
Esto significa que casi la mitad de la fuerza laboral no está contribuyendo a la economía de manera mensurable, un enorme problema para un país cuya economía ha sido devastada por las sanciones y los shocks climáticos. Pero no es solo la economía la que sufre. En algunos casos, estos edictos pueden ser literalmente una cuestión de vida o muerte.
“Los resultados son devastadores. Las mujeres viven vidas más cortas y menos saludables”, afirmó la agencia ONU Mujeres, que estima que los impedimentos para que las mujeres reciban atención médica en Afganistán aumentarán la mortalidad materna en un 50% para 2026.
El matrimonio infantil también es cada vez más común, y las mujeres sufren cada vez más violencia, tanto dentro como fuera del hogar. En algunos casos, las autoridades de facto fueron las que llevaron a cabo o impusieron matrimonios forzados.
Otros edictos son la prohibición de salir de casa sin un mahram (tutor masculino), participar en deportes o compartir el transporte público con hombres. No pueden elegir con quién se casan, cuántos hijos quieren tener o cuándo tener relaciones.
Tampoco pueden ser vistas en espacios públicos, pues hay restricciones para aparecer en fotografías. Por ejemplo, deben evitar asomarse a los balcones o ventanas de sus domicilios. Y para evitar que cualquier extraño pueda verlas, es obligatorio que las ventanas sean opacas. No pueden protestar pacíficamente, pues han sido reprimidas con violencia.
Y tampoco pueden ir al salón de belleza, pues una orden de los talibanes en 2023 forzó a miles de esos centros a ser cerrados permanente. Estos lugares no solo eran una fuente esencial de ingresos para las economías familiares, sino que también desempeñaban un papel fundamental como espacios seguros de encuentro y unión para las mujeres, según ONU Mujeres.
La justificación del régimen
Los talibanes niegan las denuncias de discriminación de género, argumentando que ellos respetan los derechos de las mujeres de acuerdo con su interpretación de la “cultura afgana” y la sharia (ley islámica).
Según el régimen talibán, el Ministerio de Moralidad, formalmente conocido como el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, es el encargado de hacerlas cumplir todas estas reglas, basándose en un decreto de 2022 del líder supremo que en 2024 se publicó oficialmente como ley.
A pesar de que los decretos restrictivos e impositivos implementados al inicio de su gobierno se presentaron como medidas provisionales para proteger a la población (particularmente a mujeres y niñas), estas regulaciones siguen vigentes tres años después.
“Nos dijeron que los talibanes habían cambiado. Nos dijeron que no estropeáramos los esfuerzos por lograr la paz. Nos dijeron que el mundo nos apoyaría. (Sin embargo,) hoy en día vivimos nuestra desgracia solas”, dijo Nazifa, profesora de la provincia afgana de Mazar-e-sharif, a Amnistía Internacional.
Fereshta Abbasi, investigadora de Human Rights Watch especializada en Afganistán, afirmó al diario The Guardian que cortar el acceso a internet privó a millones de afganos de sus medios de vida y de sus derechos fundamentales a la educación, la atención médica y el acceso a la información. “Los talibanes”, afirmó, “deberían dejar de lado sus excusas morales y centrarse en cómo estos bloqueos están causando daños irreversibles”.
La misión de la ONU en Afganistán, Unama, advirtió que la desconexión “corre el riesgo de infligir un daño significativo al pueblo afgano, incluso amenazando la estabilidad económica y exacerbando una de las peores crisis humanitarias del mundo”.
La paralización de Afganistán
Minutos antes del primer apagón del lunes, un funcionario del gobierno advirtió a la AFP que la red de fibra óptica se cortaría, lo que afectaría también a los servicios de telefonía móvil. “De ocho a nueve mil puntos de telecomunicaciones” serán cerrados, dijo, añadiendo que el apagón durará “hasta nuevo aviso”.
“No hay otra forma ni sistema de comunicación… El sector bancario, las aduanas, todo en el país se verá afectado”, dijo el funcionario a The Guardian, que pidió no ser identificado.
Según se informó, el líder talibán ignoró las advertencias de algunos funcionarios a principios de este mes sobre las consecuencias económicas de cortar internet y ordenó a las autoridades que siguieran adelante con una prohibición a nivel nacional.
Las agencias de noticias internacionales informan que han perdido contacto con sus oficinas en la capital, Kabul. El internet móvil y la televisión por satélite también se han visto gravemente interrumpidos en todo Afganistán.
Los vuelos desde el aeropuerto de Kabul también se han visto interrumpidos, según informes de medios locales. El servicio de seguimiento de vuelos Flightradar24 mostró que varios vuelos de llegada y salida el martes fueron cancelados. Muchos más simplemente tenían su estado marcado como “desconocido”.
Una fuente de la ONU dijo al diario británico: “Las operaciones se han visto gravemente afectadas y han tenido que recurrir a comunicaciones por radio y enlaces satelitales limitados”.
El 16 de septiembre, el portavoz provincial de Balkh, Attaullah Zaid, declaró que la prohibición se debía a órdenes del líder talibán. “Esta medida se tomó para prevenir el mal, y se implementarán alternativas en todo el país para satisfacer las necesidades de conectividad”, escribió en redes sociales.
En ese momento, se aplicaron las mismas restricciones en las provincias septentrionales de Badakhshan y Takhar, así como en las provincias meridionales de Kandahar y Helmand, Nangarhar en el este y la provincia central de Uruzgan. NetBlocks, que monitorea la ciberseguridad y la gobernanza de internet, dijo que el apagón parecía “coherente con la desconexión intencional del servicio”.
Los servicios telefónicos a menudo se enrutan a través de internet, compartiendo las mismas líneas de fibra óptica, especialmente en países con una infraestructura de telecomunicaciones limitada. En 2024, Kabul había promocionado la red nacional de fibra óptica de 9.350 km, construida en gran parte por antiguos gobiernos respaldados por Estados Unidos, como una “prioridad” para acercar al país al resto del mundo y sacarlo de la pobreza.
Antes del cierre de las conexiones, muchos de los entrevistados afirmaron que aún existía la opción de conectarse a datos móviles, pero que era demasiado caro para la mayoría y que la conexión era irregular. Un plan mensual con 100 GB de datos cuesta 3.500 afganis, o unos 50 dólares. En cambio, el wifi solía costar unos 1.000 afganis al mes, cantidad que podía dividirse entre varios estudiantes.
Los talibanes retomaron el control de Afganistán en 2021 con un avance relámpago, semanas después de la retirada de las fuerzas estadounidenses y de otros países.
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